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Olimpia

Tragué grueso al oír aquellas palabras además de sentir mí estómago revuelto y un gusto amargo en mí garganta, impidiéndome hablar.

—Soy un chico que me cuesta mucho abrirme, soy todo lo contrario a vos Oli, vos sos muy directa y sin pelos en la lengua en cambio a mí me cuesta relacionarme y soy tímido—comentó jugando con sus manos.

Me limité a mirarlo, no sabía que decirle, estaba desconcertada y todavía no había procesado lo que me había dicho antes.

Salí de mí ensoñación cuando sentí el colchón hundirse y su mano en mí cachete, acariciándolo. Conecté mis ojos con los suyos e inconscientemente cerré los ojos ante su tacto.

—Me gustas mucho Oli—susurró el castaño y abrí los ojos para mirarlo.

Tenía los ojos brillosos y una sonrisa ladeada, bajó su mano hasta mí pierna y empezo a hacer caricias con el pulgar. En un acto rápido lleve mis dos manos hasta su cara para acunarla haciéndolo sonreír un poco más.

Terminé acortando la distancia de una vez por todas, al principio sus labios estaban estáticos dando a entender que no espera aquello pero después empezó a mover los labios al compás de los mios.

Con un poco de timidez me pidio permiso para ingresar su lengua en mí cavidad bucal, lo cual acepte y sonreí en medio del beso. Subió sus manos hasta mí cintura para afianzar el agarre y hacer caricias allí.

Sentí mil mariposas en el aire al igual que en mí panza además de otras sensaciones lindas, y más por las palabras que habían salido de la boca del castaño, sonreí al recordarlas y después me separe un poco para mirarlo, acaricie su cachete, sonrió apenas y me agarró del mentón para dejar un beso chiquito en las comisuras de mis labios.

—Sos hermosa—acoto, sonreí y me levanté para sentarme arriba de él y abrazarlo.

—Te quiero mucho—susurré contra su cuello y dejé un casto beso allí.

El me separó un poco para volver a unir nuestros labios en un cálido beso, rodeo mí cintura con sus brazos y comenzó a hacer caricias en mí espalda causandome un cosquilleo.

Noté que sus manos bajaban con bastante timidez, y cuando llegaba al punto volvía a subirlas, agarre sus manos y las pose en mí orto haciéndolo reír y volví a acunar su cara.

Cuando se separó en busca de aire, me lleno de besos la cara haciendome reír y luego le dí un pico para finalizar aquello.

—Yo también te quiero mucho Oli.

Sonreí como forma de respuesta y pase mis brazos alrededor de su cuello para abrazarlo fuertemente, me sentía bien. Este gustoso lo acepto y subió sus manos hasta mí espalda para hacer caricias y trazar algunos dibujos en esta.

Después de estar un rato así en silencio, me separé para mirarlo y aún continuaba con una sonrisa contagiandome a mí.

—¿Que?—reí un poco y le toque la cabeza ya que me encantaba la sensación del pelo rapado.

—¿Me puedo quedar a dormir con vos?

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son más chuuu

perpetuo ; replikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora