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Entré en la clase y en el escritorio pude ver que se encontraba allí Olimpia con las piernas cruzadas y la cara apoyada en su mano. Miró de reojo hacia la puerta y revoleó los ojos al darse cuenta que era yo el que había entrado.

Empecé a caminar hacia ella pero alguien me lo impidió, Fede uno de mis compañeros de clase, iba en dirección a la hija de mí profesor y para ello me chocó el hombro.

Una vez llego hasta la castaña se apoyó en el filo de la mesa, haciendo la chica alzará la vista y sonriera. Inevitablemente me acerque hasta ellos haciendo que la chica pusiera su vista en mi.

—Después hablamos Fede—dijo haciendole entender al rubio que se fuera para que pudiera hablar conmigo más tranquila—¿Qué?

—Quiero hablar lo del otro día...—solté, vi como su pecho se hincho y después soltó todo el aire que contenía allí.

Se levantó de su sitio y me agarró de la mano para salir del aula y dirigirnos hacia la cafetería que había allí.

Me senté y espere a que Olimpia hiciera el pedido, la observé desde lejos, iba con un jean, remera cortita blanca y unas zapatillas además de un rodete enorme que más que eso parecía una palmera.

La castaña se acercó con una bandeja en la mano, la cual contenía dos tazas y alguna que otra factura.

—¿Te gusta la leche?—preguntó la ojimarrón, la miré directamente a los ojos intentado que no se me salieran de las órbitas al malinterpretar aquello—Ay Manuel, no iba con ese sentido.

—Prefiero un té o un café—aclaré jugando con los manos y haciéndola rodar los ojos.

—Bueno, entonces me tomo tu leche—soltó y no dude en malinterpretar ese comentario aún más, llegando al punto en el que mis mejillas se pusieron rojas como un tomate causando la risa de la castaña—Esta rica tu leche, me gusta.

—¡Oli!—llamé, esta no tardó en soltar una gran carcajada y me tiro un beso.

—Me encanta cuando te pones colorado—soltó mirándome con una sonrisa, para evitar contestarle me levanté y me dirigí hacia el mostrador para pedir lo que antes le había informado a la castaña.

—Bueno, ¿podemos hablar lo del otro dia?—pregunté cuando llegue a la mesa con la taza de café, está levantó la vista de su celular y alzó una ceja.

—¿De que querés hablar? ¿de cómo me cortaste el rostro?—contrapreguntó dejando su celular a un lado para prestarme toda la atención del mundo—Ya fue Manu, me comporté como una pendeja y no tuve en cuenta que sos tímido, perdón.

—Pero yo...

—Dejá, está todo bien en serio, no te disculpés—intervino y agarró la cuchara para darle vueltas a su chocolatada—Perdon yo, pero hacerte sentir incómodo y ser un densa pero es que sos muy lindo y es inevitable no querer besarte todo el tiempo.

Y como si fuera por arte de magia, mis mejillas empezaron a arder por segunda vez en el día en menos de diez minutos, la castaña se percató de eso y no dudó en soltar una risa. Se levantó y se estiró un poco hacia mí para plantar un pico en la comisura de mis labios.

—Sos un bebé, me encantas en serio.

• • •

no podía hacer que estén peleados, son muy lindos los dos :((

amenme porque les estoy actualizando cuando en realidad tendría que estudiar.

tengo una novela nueva de ecko por si les interesa❣️.

perpetuo ; replikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora