uno

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—¿Estas terminando conmigo? –Pregunté aún incrédula con los ojos a punto de salir de su órbita.

—Lo siento Bri.  – Contestó mi pregunta. —Creo que es lo mejor.

—¿Lo mejor? – Reí. —¿Lo mejor para quien Shawn? – No podía estarme haciendo esto

—¡Para ti! ¡Para mí! – Contestó.

—¡No! – Resople. —Tú no puedes hacerme esto. –Negué con la cabeza. Me acerqué a él y acaricie su mejilla. —Tú y yo tenemos que estar juntos. – Cambie el tono de mi voz a uno más suave. —Como la hermosa pareja que somos. – Tomé sus manos y las coloque en mi cintura para después yo pasar las mías por su cuello.

Fije mi mirada en sus hermosos ojos miel. Shawn era simplemente perfecto. Ojos expresivos de un increíble color miel, cabello castaño con ondulaciones, piel blanca con unos pequeños lunares esparcidos por ella. Sonrisa de comercial y un físico delirante.

—¿Lo ves?  – Se alejó quitando sus manos de mi. —A ti solo te importa lo que los demás piensan.  – Me miraba seriamente. —Yo quiero algo más que eso Bri. – Se acercó nuevamente. —Yo quiero algo más que superficialidad y sexo. – Acarició mi mejilla. —Eres increíble. – Me sonrió. —Pero esto no nos hace bien a ninguno de los dos. – Deposito un beso en mi frente se dio la media vuelta para caminar a su auto. Entre a mi casa aún en shook.

—¿Me dejo? – Me pregunté, aún no podía creerlo. —¡No se puede quedar así! – Grité con rabia.

—¿Qué pasa? ¿Qué pasa? – Preguntó mi madre preocupada.

—Shawn terminó conmigo. – Cubrí mi rostro con desesperación.

—Ay hija. – Alargo. —Lastima, me agradaba. – Dijo sin siquiera detenerse. Mi novio había terminado conmigo y ella me decía “Lastima, me agradaba” no podía ser más fría.

—Si… lastima. – Dije a punto de subir las escaleras.

—Porque no llamas unas amigas y pasas la tarde con ellas.

—Seria genial. Si las tuviera. –Termine burlonamente la oración.

Digamos que hacer amigas no es mi fuerte. ¿Para qué hacerlo? No se necesitan en lo absoluto cuando tienes al capitán del equipo de fútbol americano en tus manos. Bueno el capitán del equipo ya no tanto en mis manos. Pero no demorara en volver.

Subí a mi habitación y lance mi bolso en uno de los sillones rosas que decoraban la habitación. Deje mis zapatillas en medio del camino hacia mi cama. Tome el teléfono inalámbrico y después me deje caer en el acolchado.

—¿Grayson? – Afirme al escuchar el ‘¿Diga?’ del otro lado de la línea. Tal vez no tenía amigas. Está bien, No tenía amigas. Pero tengo a Grayson. Es mi mejor amigo desde siempre.

—Bri. – Me contesto usando el mismo tono que yo había utilizado con él.

—Te necesito… – Le dije.

—¿Qué sucedió? – Preguntó algo preocupado.

—¿Puedes venir? – Le contesté con otra pregunta.

—Claro, en unos minutos estoy ahí.

Estuve recostada por unos momentos con la mirada perdida en el techo, de pronto escuche dos golpes en la puerta, gire y vi entrar a Grayson.

—¿Todo bien? – Me preguntó mientras caminaba hacia donde estaba yo y se dejó caer en la cama a mi lado.

—No, nada está bien. – Le contesté seria

—Cuéntame. – Dijo.

—Shawn terminó conmigo. – Le conté pero lejos de recibir ‘apoyo moral’ solo largo una fuerte carcajada.

—Ya se había tardado. – Se rió.

—¡¿Qué?! – Le grité sin entender.

—Ignórame. –Sonrió. —Sígueme contando.

—Dijo que a mí solo me importaba lo que pensaran los demás, y que quería algo más que solo superficialidad y sexo.

—¿De verdad te dijo eso? – Preguntó sorprendido. —¿Qué se siente Bri? –Rió. 

—Eres un estúpido Grayson. – Le dije molesta. —Te llame para que me apoyaras o me hicieras sentir bien y solo vienes a burlarte. – Me senté en la cama dándole la espalda.

—Bri es qué ¿qué quieres que te diga? ¿Quieres que te diga que él es un imbécil? ¿Quieres que le rompa la cara cuando solo te dijo la verdad? –Se puso de pie yo solo permanecía cruzada de brazos y con los ojos cerrados. —Bri tú solo estas molesta porque el termino contigo…

—Grayson. – Lo interrumpí.

—Eres mi mejor amiga y te quiero, solo por eso te lo digo. – Se acercó a mí y me abrazo. —La cara bonita y buen cuerpo no te durara para siempre. – Susurro en mi oído, me dio una nalgada, como era de costumbre y camino hacia la puerta.

—Gracias idiota… me ayudaste enormemente. – Le grité con notorio sarcasmo.

—Yo también te amo. – Lo escuche desde el pasillo y no pude evitar reír.

Pase toda la tarde y noche pensando en lo que el tonto de Grayson había dicho. Seguramente tenía toda la razón, seguramente solo era un capricho. Era la primera vez que un chico me dejaba. Además era verdad, una cara bonita y buen cuerpo no dura para siempre.

Pero lo aprovechare mientras dure.

bad boy 》e.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora