¿CELOSO?

634 50 15
                                    

Pronto llegó el día en el que mi hermano se iría para siempre de casa. No quise salir a despedirlo, no quería estar más triste de lo que ya estaba. Freddie no se despidió de mí, él sabía que de haberlo hecho, habría sido peor, así que optó por dejar pasar muchos días antes de volverme a hablar.

La navidad también llegó, mamá decoraba la casa con luces de muchos colores y sembraba en la sala un árbol enorme. Yo estaba terminando mi desayuno para marcaharme al que sería mi ultimo día de escuela de ese año.

Mi novio falso pasó ese día a recogerme, tenía que hablarme de algo importante.

-Buen día, querida (tu nombre)-

-Buen día, Christopher-

-Este es mi último día de escuela, el próximo año me marcharé a la universidad. Iré a EEUU. He participado para una beca y la he ganado en Harvard. Quería que lo supieras, también quería comentarte que te he inscrito en un concurso de becas para que tú puedas hacer lo mismo, estudiarías Psicología como tanto deseas, sé que podrás ganartela, eres muy inteligente. Espero que no te moleste que me haya tomado tal atrevimiento-

Detuvimos nuestros pasos en lo que Christopher terminó de hablar. Mi mente estaba en blanco, no sabía qué decir, el chico ni siquiera había solicitado mi permiso para hacer semejante cosa y aunque no lo había hecho de mala fe, en el fondo si estaba molesta por haberse tomado atribuciones que no le correspondían.

-Sabes, Chris, la próxima vez que quieras decidir sobre mi futuro, ¿podrías consultarme? digo... es que me puede gustar otra carrera, o tal vez si me quiera quedar estudiando en Inglaterra-

Me alejé de él rápidamente, él me siguió para tratar de explicarme que esa sería una gran oportunidad para mí y no sé que cosas más, pero estaba tan molesta, que sus palabras en mi cabeza eran todas bla, bla y bla.

No quise saber más nada de Christpher por lo que quedaba del día, así que traté de salirme de la escuela sin que él me viera, no quería que me acompañara a casa, quería pensar yo sola en todo lo que me había dicho. Fue inútil, el pito de un auto me distrajo mientras caminaba. Era Roger con el genio más acido que jamás hubiese imaginado en él.

-¡SUBE! me ordenó

-¿Por qué lo haría?

Seguí mi camino como si nunca lo hubiera visto

-¡Que subas ya, o no respondo de mí!

En serio, jamás lo había visto de ese modo. De verdad estaba molesto. Algunas personas que pasaban a nuestro alrededor podían notar lo que pasaba, así que no quise que se armara un escándalo y decidí subir.

-Ponte el cinturón, (tu nombre)

No cruzamos palabra en todo el recorrido, no me miró ni una sola vez en todo el trayecto, el hombre estaba furioso, se notaba en todas las expresiones de su cara, ni siquiera sus lentes de sol podían cubrir el enojo en su mirada. Pronto llegaríamos a un lugar muy apartado de casa, la brisa era fuerte, estábamos cerca de la playa. Nos bajamos del auto, él primero, yo después.

-¿Me puedes decir qué carajos te pasa para que me hayas traído aquí en contra de mi voluntad?-

Él me miró con cara de pocos amigos, pero tardó en responder.

-Tú no tienes ningún derecho de estar paseándote por ahí con un chico estúpido, tú eres mía solamente y así me toque enfrentar al mundo entero por ti, lo haré, ¿me entendiste?

¡Dios! sus palabras en ese momento fueron todo para mí. La expresión de su cara y su tono dominante, el hombre estaba hirviendo de celos, celos del pobre Christopher.

-¡No puedo creerlo! ¿tú tienes todo el derecho de estar con dos o tres chicas al mismo tiempo cuando te place y ahora tienes el descaro de reclamarme porque un chico está conmigo? ¡Increible Roger! ¡Increible! tengo 14 años, ve y buscate a alguien que te de todo lo que yo no te puedo dar-

Roger estaba parado frente a mí, después de escuchar mis palabras, suavizó el tono amargo de su cara y se echó a reír descaradamente. 

-Así que crees que todos mis cumplidos hacía ti, son porque estoy interesado en algo "que no me puedes dar"-

-Sí. Deberías buscar a alguien de tu edad, con experiencia, que te haga sentir cosas de verdad. No una puberta como yo-

-No, no te equivoques. Tú me gustas no solo porque seas virgen, mi querida (tu nombre), me gustas porque eres una muchacha dulce, madura, podrás tener 14 años, pero ese solo es un numero insignificante, me gustas tanto, que esperaría el tiempo que fuese necesario para estar contigo, no te forzaría a hacer nada que no quisieras-

-Claro, si puedes estar con dos mujeres una noche, ¿por qué te interesaría forzarme?

Roger me alzó  y me acostó en el capó del auto, sus piernas apresaban las mías y sus manos sujetaban mis brazos, extendidos en el capó. Ahora estábamos cara a cara.

-Mira como soy capaz de forzarte, podría hacerte mía en este mismo instante, el latido de tu corazón me está dando su aprobación. ¿Pero sabes por qué no lo hago? porque quiero que contigo todo sea diferente, porque quiero que te entregues por voluntad propia, cuando tu mente y tu corazón se sincronicen y no sientas que debes hacerlo solo para complacerme a mí, sino que lo hagas porque lo sientes de verdad-

Aunque ya había fantaseado sexualmente muchas veces con él, Roger tenía razón, aún no estaba preparada totalmente para entregarme a él, y me encantaba que él lo pudiera entender.

-Tuve que dejar que todos creyeran que Christopher era mi novio, el tema con el abrigo se me iba saliendo de las manos, no podía permitir que todos pensaran que era de alguien más, ¡nos descubrirían!-

-¡Ya sé que fue por el abrigo, lo supe desde el mismo día que estuve en tu casa, lo que me hirvió la sangre, fue cuando vi que el tal Christopher te besó, no lo podía soportar, ¡comprendes!

-Entiende que debo aparentar, aparte, él me tomó por sorpresa-

-No, nadie tiene derecho a besarte, solo yo-

Roger aún sostenía mis brazos, podía sentir parte de su cuerpo sobre el mío, ahí, tirados en el capó de su auto.

-Quiero que me beses- le dije

Y así fue, otra vez estábamos ahí, uniéndonos en un gran beso apasionado. Roger me soltó y me sentó en el capó sin separarse de mi boca, ahora mis piernas hacían un circulo sobre las suyas, para atraerlo más hacia mí. Yo sentada y él de pie, besándonos como si no hubiera un mañana, sus brazos rodeaban mi cintura y los míos su cuello. Fue un gran momento, como todos los que pasaba cuando estaba junto a él.



Tiempo Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora