MI DÍA PERFECTO

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Esa noche recuperé todas las noches que había estado sin él. Cabalgué en su cabello hasta el cansancio, caricias iban; caricias venían, igual que la practica de muchas posiciones que jamás en mi vida hubiera imaginado. La ducha de Fred fue testigo de todas las veces que Roger besó mi cuerpo, mientras el agua nos cubría de pies a cabeza, igual que todas las esquinas de su cama presenciaron la forma como nos devoramos aquella noche, como dos leones hambrientos persiguiendo una gacela.

Aún no comprendía como un hombre como ese, con toda su experiencia, se había fijado en mí, hasta el punto de dejar a su novia y alejarse de todas las pasiones mundanas que su vida le ofrecía. Siempre estaba latente en mi corazón la primera vez que dijo que me amaba, escuchar esas palabras de una persona como Roger, era verdaderamente halagador, y lo peor, le creí desde ese mismo instante.

A la mañana siguiente, desperté con su brazo apoyado en mi pecho, cubriendome las tetas, me volteé despacio para quedar cara a cara con él, y ver su carita perfecta, toda para mí

-¿Puedo saber qué tanto me miras?- me impresioné un poco, pensé que dormía. Aclaré mi mirada y respondí

-Pensé que dormías, solo estaba contemplandote un poco- Roger estaba despierto, pero no abría los ojos.

Me retiré de la cama y fui al baño, lavé mi cara y mis dientes, Rog aún no se levantaba, me puse una bata y fui a ver el panorama tras la puerta. No había nadie, estaba completamente solo. Fui a la cocina y preparé desayuno, cuando subí, Roger aún estaba acostado.

-¡AMOR POR QUÉ NO TE LEVANTAS! ¡VAMOS, ARRIBA!-

Abrí un poco las cortinas para que entrara luz al cuarto, Roger se levantó y caminó en perfecta desnudez al baño, su cuerpo libre era hermoso, estuve tentada a irme tras él, pero me aguanté, me senté en la cama y lo esperé.

-Quitate esa bata- me ordenó, cuando salió del baño. -No es justo que yo esté como Dios me mandó al mundo, mientras tú estás cubierta, déjame disfrutarte-

Hice lo que me ordenó. Me quité la bata y me senté en la cama junto a él, mientras desayunaba.

-Sabes amor, he estado pensando, quiero que te vengas a vivir conmigo, hablaremos con tus padres para que no haya problema-

Los ojos me saltaron cuando escuché lo que dijo.

-Roger... yoo...-

-¿No quieres?- hizo una pausa en su desayuno.

-Claro que quiero, quiero estar en cualquier lugar donde tú estés, es solo que me tomas por sorpresa-

-¿Me amas?- me preguntó

-¡CON TODA EL ALMA!- Respondí

-Entonces no hay problema, vivamos juntos, como marido y mujer. (tu nombre) no quiero estar otro día sin ti, me moriría- Retiró todo lo del desayuno de la cama y empezó a besarme, al mismo tiempo sentí como su mano separó suavemente mis piernas y comenzó a subir el viejo camino que tantas veces había recorrido la noche pasada en la oscuridad. Fui suya de nuevo.

Al cabo de un rato, alguien tocó a la puerta. Era Mary. Nuestros cabellos enmarañados, la ropa tirada en el piso, la cama desordenada, eran las pruebas para que ella se mentalizara de lo que había ocurrido esa noche, y aunque era muy obvio que mi encuentro sexual con Roger había sido un hecho, no quería parecer tan obvia, así que me arreglé y me puse una bata antes de abrir la puerta. Salí y la atendí en el pasillo.

-Hola Mary, ¿qué pasa?

-Quería saber si tú y Roger van a quedarse aquí todo el día para buscarles servicio. Sabes, me da vergüenza venir a decirles esto, pero tu hermano me lo ha pedido-

-Mary tranquila, no necesitaremos nada, si en algún momento quiero algo, lo buscaré o haré por mí misma. Tranquila-

La mujer estaba muy incomoda, así que sin más preámbulo, dio media vuelta y se marchó.

-¿Qué quería Mary?

-Fred le ha ordenado que nos pregunte si necesitamos servicio y yo le he dicho que no-

-Perfecta respuesta, yo a la única que necesito, es a ti- Volví a la cama para acomodarme a su lado.

-Mañana saldremos para Manchester, volveremos para año nuevo. Voy a extrañarte- Me besó.

-Yo igual te extrañaré, te prometo que estaré contando las horas para verte de nuevo-

Así fue. Al día siguiente, Queen voló a Manchester, al llegar a casa, conté a mamá Bulsara todo lo que había pasado, recibí todos los consejos que una madre puede dar y también una cara triste de su parte, porque su niña pronto se iría de casa y esta vez para siempre.











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