UNA PROMESA

425 39 4
                                    

Octubre llegó a mi vida triste y vacío. Habían pasado más de treinta días sin ver a Roger y aunque odiaba lo que me había hecho, aún lo amaba; lo amaba con toda el alma. Por más que Freddie se esforzara en decirme que todo lo que hacía era por mi bien, no podía arrancarmelo de la mente y del corazón, no era tan sencillo como cambiar de ropa, o de zapatos, él era el hombre del que estaba perdidamente enamorada.

Después de muchas horas de estar viendo por la ventana el panorama, bajé a buscar un poco de agua. Fred aún no se había ido a su casa, estaba partiendo en trozos una manzana cuando entré a la cocina. 

-Supongo que la lluvia no te ha permitido marcharte- le dije

-Supones bien- me respondió, mientras se llevaba un trozo de la fruta a la boca.

Lo ignoré unos segundos mientras servía un vaso de agua, pero volví a él de inmediato porque abrió su bocota para hablarme.

-Hermana, sé que estás molesta conmigo, con Roger, contigo misma, pero ten presente siempre que no eres ni la primera, ni la última mujer a la que un hombre engaña, muchas veces te dije que tuvieras cuidado con él, Roger no le conviene a ninguna mujer que tenga aspiraciones de formar una familia-

Fred me hablaba, y nuevamente hacía caso omiso a sus palabras, mi cerebro solo procesaba un bla, bla y bla. Ya estaba harta de escuchar siempre lo mismo, y aunque sabía que mi hermano me adoraba con su alma y que todo lo que me decía era cierto, no quería que todos los días de mi vida viniera a casa a repetirmelo.

-¡FREDDIE, YA NO MÁS!- Grite exasperada. Ya no quiero que vengas todos los días a casa a repetirme lo mismo, ya yo acepté mi error y agradezco todo lo que haces por mí, pero ya no más, no me castigues más-

Freddie me miró fijamente y al cabo de un momento, se acercó y me abrazó.

-De verdad estás enamorada, él también lo está de ti, me lo repite cada vez que puede-

Mi corazón se aceleró. Inmediatamente me escapé de sus brazos para mirarlo a la cara.

-¿Qué dices, hermano?

-Lo que escuchas, Roger me ha pedido muchas veces hablar contigo, pero no se lo he permitido, he puesto vigilancia día y noche  en esta casa sin que tú te hayas percatado, todo para evitar que se acerque. Ha venido varias veces, me han informado, pero ha sido en vano, siempre frustran sus visitas los vigilantes- Vaciló un momento antes de terminar de hablar y prosiguió diciendo: -Su bebé nació el mes pasado, ha sido un varón-

Esa noticia no me sorprendía, era obvio que ya Dominique había parido a su hijo, Roger era padre de un niño de una relación con una mujer que no era yo. Lo que si me sorprendió, fue el hecho de que pusiera vigilancia, eso quería decir que no confiaba en mí, y sí, tenía motivos de sobra para hacerlo, así que no le reclamé, mi nivel de cínica no era tan grande como para hacer semejante cosa.

-Deseo que todo en su vida vaya muy bien y que sea feliz con su nueva familia- Dije, mientras trataba de ocultar unas lagrimas. Iba camino a la puerta, cuando Fred prácticamente me gritó unas palabras

-Te prometo que si Roger endereza su vida antes de que culmines tu carrera y si aún siguen interesados el uno por el otro, yo mismo los voy a juntar. No me opondré. Es una promesa-

No respondí nada, solo me dirigí a mi cuarto. No entendía por qué Fred había hecho tal promesa, si ahora Roger era padre de familia y eso hacía más complicada una relación futura con él, sin embargo, grabé sus palabras en mi corazón para recordarselas si algún día era necesario.


Tiempo Al TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora