SE EMPAÑÓ EL ESPEJO

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No pude dejar de pensar en todo lo que había pasado. Cuando Roger se fue, me di un baño largo, al terminar, me puse la misma bata y me acosté en la cama desordenada, la misma que me había permitido incursionar en el glorioso mundo del sexo. ¡Dios! su olor estaba impregnado en aquellas sabanas, igual que la sangre, prueba de mi virginidad perdida.

-¡Por Jesús!- exclamé, al darme cuenta de las manchas rojas. Volví a entrar al baño y me deshice de toda la suciedad de los trapos.

Ahora si, ya acostada sobre sábanas limpias, no paraba de pensar en mi ángel. Roger Taylor se había convertido en mi obsesión, estaba enamorada de él como nunca antes nadie lo había estado, la felicidad era tanta, que fácilmente podía morir a causa de esta, aunque técnicamente no se pudiera, depronto, algo empañó mi gran momento, Paul Prenter nos había visto, ese hombre era extraño, parecía más el perro faldero de mi hermano, que su amigo. ¡Maldita sea! no tuve momento de tranquilidad por culpa de ese hombre en toda la mañana, hasta que por fin logré quedarme dormida.

-¡Toc, toc!- alguien tocó a mi puerta de forma abrupta, logrando despertarme.

Salí a atender, pero cuando abrí, no había nadie. Cerré la puerta, di media vuelta y noté que había un sobre, lo tomé inmediatamente y empecé a leer:

"Amor, necesito hablar contigo urgentemente. Te espero en diez minutos detrás de la casa, por favor sé puntual, es muy importante. Te ama, Roger"

El corazón se me aceleró de inmediato, busqué ropa en mi armario y me vestí, lavé mi cara y mis dientes, alicé mi cabello con un cepillo y salí disparada a encontrarme con Roger justo donde me había indicado. Al llegar, encontré a mi hombre más hermoso que nunca, lucía muy bien, aún con unas ojeras que adornaban perfectamente su cara pálida.

-¿Puedo saber que ha pasado? ¿Me he perdido de algo en lo que nos separamos? le dije,  mientras lo miraba a los ojos.

-Quiero que sepas que no pienso posponer más el que yo hable con Freddie, nos ha visto Paul Prenter en una situación muy comprometedora y no quiero perjudicar tu reputación, prefiero hacer las cosas bien, ese tipo no me gusta para nada; no me da buena espina- Me respondió. 

Me fui directamente hacía él en lo que terminó de hablar y lo abracé.

-No me quiero apartar nunca de ti, te amo, te amo desde que soy una niña, te pido que luches por mí y por nuestro amor-

Roger me abrazó con ternura, su corazón latía tan fuerte como el mío, él también me amaba, pude sentirlo en ese momento.

-Debo solucionar un par de cosas apenas llegue a Londres, te prometo que cuando todo esté resuelto, hablaré con todo el mundo, hasta con el papa en persona si es necesario, no me importa-

Lo miré a la cara, esbocé una sonrisa y lo besé. La dicha no duró ni medio minuto, Freddie Mercury se había aparecido de repente, llevaba consigo la nota que Roger me había escrito en la mano. Mi hermano destilaba tanta rabia, que daba miedo.

-¡QUITALE LAS MANOS DE ENCIMA A MI HERMANA, MALDITO!-

Freddie empujó a Roger al suelo con una fuerza impresionante, al ver eso, tuve que intervenir.

-¡Hermano, no más, no hagas eso, por favor!- Traté de persuadirlo, pero no me prestó atención. Tomó a Roger por la camisa y empezó a darle golpes, noté que este no se defendía.

-¿Cómo pudiste meterte con mi hermana? desde ese día que los vi en la cocina de mi casa supe que algo extraño pasaba, ¿Cómo no se me ocurrió pensar en ti seduciendo a una niña?- Fred estaba en verdad muy alterado.

-Déjame explicarte como sucedieron las cosas, yo estoy enamorado de (tu nombre), la amo con toda mi alma, iba a hablar contigo y también con tus padres apenas regresaramos- contestó Roger.

-¿En serio? ¡No me digas! ¿ya fuiste capaz de decirle a la ingenua de mi hermana que hay una chica con un embarazo riesgoso  esperándote en tu casa?-

¡Oh por Dios! las palabras de Freddie entraron como un cuchillo en mi cuerpo, destruyendome por completo. Roger me miró y trato de llegar justo donde yo estaba, pero Fred lo impidió. 

-No te le acerques- protestó Freddie.

-Debo explicarle, Freddie.
Las cosas no son como tú crees mi amor, (tu nombre) yo te amo, Dominique si está embarazada, pero yo no lo planeé, ni ella tampoco, nos habíamos dejado para año nuevo, ¿lo recuerdas?-

Era obvio que lo recordaba, tuvimos un pleito en la playa por culpa de ella ese día.

-Dominique se fue para Portugal en año nuevo, pero tuvo que regresar porque estaba embarazada, te lo iba a decir, pero no quería que sufrieras por mi culpa. Su embarazo es de alto riesgo, por lo que decidí cuidar de ella-

-¡Ya no más, no quiero saber nada más! TE ODIO ROGER TAYLOR, ME DAS ASCO, ME ARREPIENTO DE HABER ESTADO CONTIGO- Le grité a aquel hombre por el que hacía un par de minutos me estaba derritiendo de amor. 

Salí corriendo para la casa y me encontré a Mary en el camino, angustiada por no saber qué pasaba. Seguramente ella no sabía nada del embarazo de Dominique, porque de ser así, me lo habría dicho. No le presté mucha atención a la mujer, lo único que deseaba, era salir de ahí en ese preciso instante y no verle la cara a Roger nunca más.

Organicé mis maletas. Fred entró a mi habitación para tratar de hablarme pero lo persuadí de que me llevara de vuelta a casa, necesitaba un abrazo de mamá Bulsara. Roger también trató de hablarme, pero ni mi hermano, ni yo, lo permitimos. Ese mismo día volvimos a casa Freddie, Mary y yo.

 

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