3.

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Jungkook suspiró pesadamente, el aire fresco rozaba sus mejillas. Todavía hacía calor afuera, pero cuando llegó la noche, el viento salado hizo que la temperatura descendiera un poco, haciendo que se le pusiera la piel de gallina. Rápidamente miró a la alarma, el número digital en un rojo neón brillante lo cegaba un poco. 5:16 am. Dio una calada a su cigarrillo antes de abrazar sus rodillas y apoyar su barbilla sobre ellas.

A lo lejos podía ver el sol asomarse detrás de los altos edificios, pintando el cielo de un suave color púrpura, casi azul claro. Suspiró, soltando el humo de sus pulmones, antes de moverse contra el borde de la ventana.





Jimin y él estuvieron unos minutos afuera, en silencio. Jungkook observaba los oscuros árboles que tenía delante, más allá del halo de luz formado por la bombilla que iluminaba la puerta principal. Jimin seguía tendido en el suelo, respirando suavemente, su pecho moviéndose de forma lenta, los ojos cerrados y una delgada capa de sudor que hacía brillar su frente. El castaño observó al chico antes de volverse hacia los árboles. Suspiró con pesadez, su espalda arqueándose un poco mientras estiraba las piernas.

Miró la hora en su teléfono y decidió que era hora de largarse. Pero un mensaje apareció en su pantalla, haciéndole fruncir un poco el ceño antes de que reconociera el número.

Eunju: hola cariño. ¿Estás despierto? Mi marido se ha ido, puedes venir si estás libre ;)

Jungkook mordió su labio inferior y se volvió hacia Jimin. Vacilando, le dio un empujoncito con los pies, pero Jimin simplemente gimió en respuesta.

—¿De verdad estás dormido?

—Cállate —murmuró el rubio y Jungkook puso los ojos en blanco. Suspiró, mirando por última vez el mensaje de texto en su teléfono, para después levantarse.


Estaré allí en un rato.

Eunju: Muy bien, ¡no tardes mucho!


Dejó a Jimin tirado en el suelo y subió las escaleras para encontrarse con la mitad de sus amigos dormidos. Suspiró, mientras Sunghyun le observaba con el ceño fruncido y Jungkook se lo quitó de encima con un gesto de mano y un "Eunju" antes de coger su caja de cigarrillos que estaba sobre la mesa, su encendedor y salir con un saludo de mano.

Salió y miró a Jimin durante unos segundos antes de suspirar.

—Jimin.

No hubo respuesta.

—Jimin despierta de una puta vez —dijo una vez más. Siguió sin obtener respuesta alguna—. Creí haberte dicho que no era tu maldita niñera —masculló Jungkook antes de agacharse, tomar a Jimin y dejarlo sentado. Luego se dio la vuelta y lo levantó de espaldas, maldiciendo en voz baja.

Jimin se quejó en su oído y Jungkook puso los ojos en blanco, tropezando un poco. Andó por el camino que conducía a las puertas de entrada, y de repente Jimin empezó a acariciar su cuello.

—Tae... —murmuró el rubio con su caliente aliento rozando su nuca.

—¿Te parezco un maldito Tae? ¿En serio, tío? —exhaló Jungkook y abrió su auto para dejar a Jimin en el asiento del copiloto. Suspirando, se sentó en el asiento del conductor, y se dirigió a su vecindario. Aparcó el coche delante de la casa del rubio, y empujó su hombro.

Pink Lemonades, Tattoos and I Love You's - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora