9.

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Jimin miró fijamente hacia afuera de la ventana, mientras sus palillos danzaban sobre su plato. Revisó el teléfono para ver si Jungkook había contestado su mensaje, pero encontró la conversación vacía de nuevas notificaciones. Suspiró, tomando un poco de arroz y llenándose la boca con él. Su abuela estuvo fuera todo el día, tenía algunas cosas que ver con unos amigos fuera de la ciudad, pero a Jimin no le importaba estar solo.

Frotó su frente, pensando en la fiesta, los policías, los labios de Jungkook presionados contra los suyos.

¿Por qué hizo eso? ¿Por qué lo besó?

Jimin suspiró una vez más, jugando con su comida en el plato, tenía la mente llena de preguntas sin respuesta. Estaba tratando de encontrar una solución, una respuesta o razones. Jungkook estaba borracho, no pensaba con claridad, estaba confundido y perdido. Esas eran las respuestas que Jimin estaba inventando, sin conocer las verdaderas.

Saltó cuando su teléfono sonó en la mesa, sacándole de sus confusos pensamientos. Miró la brillante pantalla que tenía ante él, su estómago apretando nerviosamente. Casi suspiró aliviado cuando vio el nombre de Taehyung aparecer en la pantalla. Sólo era Taehyung.

Respondió rápidamente al mensaje antes de seguir comiendo. Ni siquiera estaba hambriento, comía de forma automática, su mente se hallaba muy lejos. Trató de evitar que los pensamientos sumergieran su cerebro, de detenerse y bloquear todas las preguntas que tenía, pero se dio cuenta de que era imposible. Suspiró una vez más, pensando en los labios de Jungkook apretados contra los suyos, los labios de Jungkook mordiendo suavemente la piel de su labio inferior, la lengua de Jungkook acariciando la suya propia. Suprimió el escalofrío que amenazaba con bajar corriendo por su espalda, y se removió sobre la silla, haciéndola crujir.

—¡Ahhhh! —gruñó frustrado, agarrando algunos mechones de su cabello rubio y tirando de ellos con dureza. Necesitaba hacer algo. Necesitaba dejar de pensar en Jungkook.

Se levantó, puso las sobras de su comida en el refrigerador y subió las escaleras. Tenía que bailar.

El baile le ayudaría a despejar su mente de Jungkook.








Jungkook suspiró, rodando hacia Haeun. La chica rió y Jungkook se limpió el sudor de su frente. Volvió a torturar la piel de su labio inferior, mientras el silencio caía sobre ellos. Ambos trataban de recuperar el aliento, el aire caliente y sudoroso que los rodeaba hacía más difícil respirar.

Alargó la mano para coger un cigarrillo de su mesita de noche y lo encendió antes de dar una larga calada. Ahora estaba relajado. Se sentía bien, su mente estaba desconectada. No pensaba en nada, no le dolía la espalda y su cuerpo se sentía descansado y relajado.

Haeun alargó la mano para coger el cigarrillo, dando una larga calada antes de volver a ponerlo entre los labios de Jungkook. El sol se estaba poniendo lentamente en el cielo. Probablemente era el final de la tarde, y Jungkook suspiró. Se levantó de la cama y abrió la ventana, dejando entrar en la habitación una brisa cálida pero relajante. Apoyó los codos en el marco de la ventana, observando lentamente la tranquila calle que tenía debajo de él.

Oyó como Haeun se movía detrás de él y sintió como dos brazos pequeños se envolvían alrededor de su torso desnudo, haciéndole suspirar. Desenvolvió delicadamente aquellos brazos y se giró para mirar los ojos de la chica. Ella le sonrió con sus ojos brillando. Jungkook evitó su mirada, y se recostó en el marco de la ventana, dando otra calada al cigarrillo.

—Haeun yo-

—Sí, lo sé. Ya me voy —interrumpió ella con sus ojos cayendo sobre sus pies.

Jungkook mordió la piel interna de su mejilla, evitando mirarla. Podía sentir la vergüenza y la culpa mezclándose en su estómago, haciendo que sus manos sudaran. La oyó moverse, vistiéndose, y ella salió por la puerta con un pequeño "adiós, Oppa".

Pink Lemonades, Tattoos and I Love You's - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora