11.

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Jungkook suspiró, revisando su teléfono por segunda vez en dos minutos. Su mochila pesaba sobre sus hombros y el viento frío que venía del norte le hacía temblar ligeramente. Su capucha estaba levantada, tapando la mayor parte de su cabello, y sus jeans cubrían sus piernas. No estaba acostumbrado a usar mucha ropa durante el verano. Se pasaba el día usando una camiseta y un traje de baño. En realidad no le importaba lo que llevaba puesto, ni el tiempo. O hacía frío o calor, pero nunca le importó.

Volvió a suspirar, moviéndose sobre sus dos pies mientras unos cuantas piedras rodaban bajo ellos. La luna se hallaba en lo alto y el cielo estaba sorprendentemente despejado de cualquier contaminación. Las estrellas se veían un poco, a pesar de que estaba demasiado cerca de la ciudad para apreciar plenamente la belleza de la noche.

Escuchó un crujido que le hizo mirar hacia delante. Una sombra se movía a pocos metros de distancia, escondida bajo la oscuridad de la noche. La pequeña sombra se acercó, hasta que el cabello rubio de Jimin, que brillaba bajo los rayos de la luna, estuvo frente a él. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Jimin con una hilera de dientes blancos y rectos iluminándola. 

—Llegas tarde —exhaló Jungkook en el silencio de la noche.

Jimin se encogió de hombros, metiendo sus manos en los bolsillos y sonriendo.

Probablemente era cerca de la medianoche. La ciudad dormía, el viento era frío y los dos adolescentes estaban de pie uno frente al otro. Jimin sonreía ligeramente y los ojos de Jungkook se posaban sobre sus zapatos.

Había pasado casi una semana desde la última vez que se habían visto en la playa. Jungkook había evitado a Jimin al principio, una extraña sensación de vergüenza le quemaba por dentro después de lo que había pasado con el pequeño rubio. Había ignorado sus mensajes de texto, sus llamadas, y como Jimin había decidido no salir más con Sunghyun y el resto, no había ninguna posibilidad de que se encontraran. Realmente no sabía por qué. Se sintió avergonzado después de todo lo que dijo, era eso todo lo que sabía.

Jungkook había pensado mucho en su conversación, en lo que pasó con Jimin, en cómo se sentía con él. Había pasado noches sin dormir, repitiendo cada escena en su cabeza, analizando cada movimiento que había hecho, cada emoción y sentimiento que había sentido en ese momento. Se sentía frustrado consigo mismo, asustado y enojado con sus propias emociones, y finalmente llegó a la conclusión de que Jimin era un problema en su vida.

Jimin estaba jodiendo su mente. Había encontrado estabilidad en su infelicidad, pero Jimin había puesto su mundo patas arriba y eso le asustaba. Estaba acostumbrado a los insultos de su madre y a la actitud de mierda de Sunghyun y sus amigos. Estaba acostumbrado. Pero Jimin tuvo que aparecer, como una flor floreciendo en su corazón y su mente, esparciéndose en sus venas como veneno.

Pero una pequeña parte de él se había encontrado corriendo hacia Jimin, hacia su calidez y consuelo, así que le había enviado un mensaje de texto.

Jimin no estaba enfadado. Ni siquiera mencionó el hecho de que Jungkook lo había ignorado durante casi una semana. Sorprendentemente, habían hablado de muchas cosas al azar, de sus preferencias, de comida, animales, colores, animes... Jimin le había hablado un poco de sus amigos de Seúl, de cómo llegarían a Busan en unos días y de cómo deberían pasar el tiempo juntos. La conversación fue fluida y para nada incómoda.

Así es como se encontró con la nariz casi pegada a su teléfono y una pequeña sonrisa amenazando con estallar en su cara, ignorando el mundo que le rodeaba. Sus amigos tuvieron que llamarlo repetidamente, y eso lo hizo sonrojarse como una colegiala.

Al principio se asustó. Esperando las respuestas de Jimin, riéndose de las estupideces que diría el rubio. Tenía miedo de sus reacciones, de cómo estaba cambiando, de cómo su visión de las cosas estaba cambiando. Cómo se sentía cada vez más distante con su antiguo grupo de amigos, lo equivocado que estaba al estar con ellos. Trató de salir con Sunghyun y el resto lo más posible, incluso más de lo habitual para ser parte de la conversación, ir a fiestas y emborracharse con ellos como de costumbre.

Pink Lemonades, Tattoos and I Love You's - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora