4.

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—Entonces, ¿qué pasó?

—Ya te lo he dicho, Tae, ni siquiera sé cómo llegué a casa —suspiró Jimin, removiéndose entre las sábanas. Su hombro izquierdo dolía por la quemadura del sol en la playa, así que trató de encontrar una posición cómoda, a pesar de la extraña sensación de calor/frío que sentía.

—Jimin, la fiesta debe haber sido realmente buena.

—Sí, supongo que sí. Había mucha gente, y la hierba que me dio ese tipo era muy buena.

—Sí, apuesto a que sí. Necesito ir a Busan, pero el billete de tren es muy caro.

—Sí, dímelo a mí —Taehyung suspiró pesadamente desde el otro lado del teléfono y Jimin cerró los ojos, sintiéndose cansado.

—¿Cómo están todos y todo en Seúl?

—Oh, ya sabes, como siempre. Mis padres están detrás de mí porque todavía no he enviado las solicitudes para la universidad, y hyung está de viaje con sus amigos en Japón. Debería estar de vuelta en una semana, creo. Sí, de todos modos, Seúl es lo mismo de siempre, ocupado e inquieto.

—¿Cómo está Hoseok?

—Bien.

—Tae... —dijo Jimin, volviéndose hacia atrás. Las sábanas se calentaron un poco más, -aunque el aire de afuera era sofocante- y Jimin sentía frío, así que se acurrucó en la fuente de calor, teniendo cuidado con su hombro.

—¿Qué quieres que diga? —preguntó su amigo.

—No lo sé. ¿Cambió algo?

—Pues claro que no.

—Tae, han pasado años desde que andáis así. Ya es hora de que os juntéis, ¿no crees?

—Jimin... Sabes que es complicado. Hoseok dijo que no quería salir con nadie durante el verano, que sólo quería divertirse un poco. Y, por cierto, nos conocemos desde hace doce años. Es sólo que.... es complicado. Lo sabes —Jimin suspiró, poniendo los ojos en blanco.

—¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? Primero mis padres y luego tú.

—Jimin, no te enfades —suspiró Taehyung, y Jimin volvió a rodar los ojos. A veces se sentía como un niño pequeño, siendo regañado por sus amigos y lo odiaba—. Como sea, cambiemos de tema. ¿Hay algún chico guapo en Busan?

—No lo sé. Está el imbécil del que te hablé, pero es demasiado idiota para que me acerque a él. En serio, es un imbécil grosero. Si no fuese por eso, supongo que estaría bien. Pero todos parecen ser heterosexuales, aunque supongo que tú nunca lo sabrás.

—¿Tanto? ¿Por qué?

—No lo sé, el tipo se ofende por todo lo que digo. Pero de todos modos, creo que por el momento todo va bien, a pesar de ese gilipollas.

—¿Cómo se llama?

—Jungkook, ¿por qué?

—Trataré de encontrarlo en Facebook o Twitter y le enviaré spam —Jimin puso los ojos en blanco, una vez más, con una pequeña sonrisa en su rostro. Frotó sus ojos en silencio, la luminosidad de su habitación se oscurecía cuando el sol se ponía. Miró la hora de la alarma, los números rojos brillando en su cara. 09:54.

—No tienes que hacerlo.

—Y tú no tienes que soportar su mierda.

—No te preocupes, puedo manejarlo.

—Jimin, si ese tipo te pone ansioso, o te da ansiedad o cualquier otra cosa, sólo dímelo, ¿de acuerdo? Iré a Busan y lo mataré.

—No hay necesidad de ser tan dramático —rió suavemente Jimin, para después escuchar la voz de su abuela -silenciada por las paredes y la puerta cerrada- llamándolo a que bajara a comer—. Tae, voy a comer, tengo que irme. Saluda a Hoseok y los demás de mi parte.

Pink Lemonades, Tattoos and I Love You's - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora