Destellos verdes

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La Señora Malfoy camina apresuradamente a donde estaban y dijo rápido: Ha llegado tu padre.

En ese momento, interrumpe en la habitación donde se encontraban todos, un hombre que parecía mayor que su esposa y parecía un poco testarudo. Tenía el cabello sedoso largo y blanco, como el de Draco pero más largo. Su entrada fue demasiado dramática para tu parecer pues al abrir la puerta principal y entrar la persona, descubrieron que su llegada fue repentinamente -pues no avisó que llegaría esa noche- y estaba lloviendo mucho.

No sabías si ir a saludarlo o esperar a que Draco te presentara, así que aún con la mano entrelazada con la de Draco, giraste un poco tu cuello donde se encontraba tu pareja, al lado tuyo, para poder divisar la cara del rubio. Éste tenía los ojos como platos. Sabías que le encantaba pasar los días con su padre y ahora que te lo iba a presentar, estaba demasiado feliz.
Pera juzgar por la cara del señor Malfoy, éste no esperaba Ttu presencia esa anoche, lo que te desconcertó poco y no alentó a Draco presentarte ante él.

¿La Señora Malfoy le habrá contado a su esposo que tendrían una invitada en la casa esa noche? ¿Acaso le habrá dicho al Señor Malfoy que no llegará esa noche para poder decírselo con calma por la mañana? No conocías mucho al Señor, pero, podrías presentir que él explota un poco rápido ya que ambos familiares se quedaron petrificados y tú aún más que ellos -si es que se podía-.

Apretaste ligeramente la mano que sostenías de Draco, haciéndole notar que aún seguías ahí y que saliera poco de su trance para ver qué iba a continuar en ese momento.

Giró su cabeza para poder mirarte directamente a los ojos, notaste su mirada que estaba perdida. Y no perdida en el significado de que estaba en un centenar de pensamientos más, si no que en realidad era una perdición.

¿Tan mal reaccionaría el padre? Ni siquiera había abierto la boca.

Y entonces la abrió. Y te lamentaste un poco haber pensado que ojalá dijera algún lar de palabras.

Creo que tenemos una invitada especial -dijo con tono malicioso y acercándose más a ti. Notaste que la Señora Malfoy también se fue acercando a ti, pero con la vista fija en su marido. Draco te estaba apretando tanto la mano que empezaba a doler- ¿Cuál es tu nombre, niña? -dijo ahora con desgano y con indiferencia-.

Draco te empujó hacia atrás de él, poniéndose cara a cara con su padre, no entendías nada, ¿Por qué reaccionaban así? ¿Por qué Draco estaba encarando a su padre, siendo que admira muchísimo? No querías ser parte de ésto. Querías salir corriendo de ahí en ese mismo instante y que tus pies te llevaran a donde sea. No querías tener en esa situación a Draco ni a su madre.

El Señor Malfoy tomó su largo bastón e hizo a un lado a Draco para quedar frente a ti, entre todos tus pensamientos, emociones y de lo cansada que ya estabas, empezaste a ver borroso y después de sobrepasar un dolor de cabeza intenso, te desmayaste.

Despertaste en la cama de Draco, con éste dormido a un lado tuyo, quedado frente a frente. ¿Había sido todo una pesadilla? Qué extraño. Exploraste con tus manos el lindo rostro de Draco y éste abrió los ojos y te sonrió. No querías quedarte con la duda si el encuentro con su padre fue un sueño o si en verdad pasó.

Draco -dijiste y el tomó tu mano y le empezó a depositar pequeños besitos- ¿A casi tu padre ya ha llegado?

Draco puso una cara de confusión. Dejándote aún más confundida.

No, linda -dijo Draco- ¿No recuerdas que mi madre ha dicho que llegaría mañana?

¿Qué te había pasado? -pensaste para tus adentros- pues no recordabas nada de lo sucedido después de terminar la cena y que Draco te encaminaba hacia la habitación donde dormirías.

Sólo que -continuó Draco- te has desmayado cuando veníamos de camino a dejarte en la habitación donde te quedarías. Mi madre me ha ordenado que sería mejor que durmieras conmigo esta noche. Para asegurarme de que no te pase algo más grave. -mientras Draco relataba lo sucedido, fue colocando su mano en tu mejilla, haciéndote ruborizar-.

¿Y no sabes por qué me desmayé? -le preguntaste con curiosidad al rubio-.

No logramos detectarlo -dice muy sincero- pero mi mamá dice que las únicas veces que se ha desmayado es cuando estaba embarazada de mí.

Quedaste paralizada, ¿A caso tenías algún Malfoy formándose dentro de ti? No lo veías como algo malo, pero les iba a costar la confianza de Dumbledore en el Colegio, y la de tus padres.

Draco endureció la mirada.

Mi madre ha dicho que quisiera que te hicieras una prueba de embarazo para poder descartarlo... -dice Draco muy serio-.

Después de tu gran silencio, Draco añadió: "fue la conversación más incómoda que he tenido con mi madre".

Después de otro silencio, añadiste tú:

¿Existe alguna prueba entre los magos con la que se pueda saber? -preguntaste a Draco, haciendo que éste riera un poco-.

Sí existen, linda -dijo Draco- mi madre se ha ofrecido a probar ella misma mañana por la mañana, antes de que llegue mi padre.

Asentiste.

Le diste la espalda a Draco, no porque ya quisieras dar la conversación por terminada, si no porque te apetecía dormir un poco más antes de lo que fuera que te vaya a hacer la Señora Malfoy. Draco pegó su cuerpo al tuyo y colocó un brazo alrededor de tu cintura. Una vez así de protegida, estabas lista para tomar una larga siesta.

Muy temprano en mañana siguiente, la Señora Malfoy fue la que tocó a la puerta de la habitación y despertaron ambos.

Hola, ______ -dice relajada y cariñosa Narcissa- como Draco te ha comentado, te haré una pequeña prueba -dice y termina con una sonrisa-.

Te paraste de la cama y la Señora susurra algo mientras agita su varita por encima tuyo. Cuando terminó de mormurar, preguntaste.

Si aparecen unos destellos verdes encima de tu cabeza -dice Narcissa, más seria que antes- tendremos una larga charla.

Inmediatamente, volteaste hacia el techo, esperando el color de los destellos.

Seremos inseparables (Draco y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora