Mansión Malfoy

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Desde esa posición, y con esa justa medida de ropa, Draco se miraba tan adorable, pero, ese no era el punto. ¿Por qué estaba Draco tan feliz con que leyeras la carta?  ¿Ya sabía lo que decía en ella? ¿Ya la habrá leído? ¿En serio quiere que vayas sabiendo que eres nacida de Muggles y todo lo que su familia piensa sobre "los tuyos"?

Draco... -dijiste-.

¿Sí, linda? -dijo muy emocionado Draco-.

¿Sabes lo que dice la carta? -dijiste sin más-.

Pues -empezó a hablar Draco- sí, me ha contado mi madre lo que te iba a proponer pero, no sé con qué palabras exactamente te lo habrá hecho saber.

De repente, Draco reaccionó.

¿Te ha dicho algo malo? -dijo rápidamente.

No, claro que no -dijiste un poco entre risas por la reacción de Draco- y eso es lo que me preocupa.

¿Por qué lo dices linda? -preguntó Draco-.

Draco... -dices- ¿A caso tus padres no saben que soy... Ya sabes... Nacida de Muggles?

Draco se pintó de todos los colores de rojo y trató de insinuar que no había escuchado tu pregunta volteando hacia otro lado.

Draco -dijiste con esa voz que se hace cuando haces un puchero-.

No, linda -soltó Draco al ver tu carita de puchero. Bueno, ahora sabías cuál era su debilidad para poder sacarle la sopa- no les he dicho;(

Draco, sinceramente -dijiste en un tono serio- ¿Cómo piensas que me van a recibir tus padres al saber "lo que soy"? -terminaste haciendo énfasis en las comillas.

Ellos no tienen porqué enterarse -se justificó Draco- Piénsalo, linda, podríamos pasar año nuevo juntos y mis padres nunca sabrán que eres... lo que eres. Tú sabes.

Se te hizo algo simpático cómo Draco no quería tratar de discriminarte ni hacerte menos por tu Sangre, pero tampoco sabía cómo.

Draco -dijiste dulcemente, Draco no tenía malas intenciones al respecto de llevarte a conocer a sus padres- si no es ahora, será mañana pero algún día tus padres tienen que saber que soy una Sangre Sucia -dijiste ésto último y Draco se dirigió a la ventana de la habitación.

Para ese momento pueden pasar muchísimos años -dijo Draco entre triste y molesto- sólo quería pasar estas fechas junto a ti, porque estas fiestas son importantes para mi familia y tú eres importante para mí.

Dicho ésto, Draco toma sus cosas de la mesa de noche con un movimiento de varita y sale de la habitación con disposición a ponerse ropa, hecho una furia.

Tal vez tenía razón. No es como que tus suegritos te vieran llegar y rápidamente te preguntaría si status de sangre. Si no se lo habían preguntado a Draco todavía, ¿Qué te hacía pensar que te lo preguntarían la primera vez que los vieras? En tu defensa, estabas un poco nerviosa con respecto a tus suegros y su carácter tan peculiar que se les notaba a lo lejos que tenían.

Ya pensando más las cosas, decidiste ir con Draco y sus padres. Ahora, el problema era poder decirle a Draco, ya que él estaba molesto en esos momentos.

Saliste -con la misma la pijama verde esmeralda que anoche justamente te estaba desprendiendo el platinado- en busca de Draco. No tardaste mucho en encontrarlo, pues estaba sentado en uno de los sofás de la Sala Común con ambos brazos cruzados, como haciendo un berrinche. Y si que lo estaba haciendo, pues aún no se ponía su ropa limpia, pero estaba en calzoncillos rodeado por la toalla en la cintura.

Draco -dijiste con una voz cantarina-.

Draco ni siquiera se inmutó.

¿Podrías venir un momento, por favor? -dijiste-.

Draco hizo un ademán de estar repitiendo lo que decías mientras iba hacia ti aún con su cara de puchero.

Le tomaste la mandíbula con ambas manos y le diste un beso de lleno en los labios. Draco te siguió la corriente hasta que te alejaste de él y le diste fin al beso.

Draco... -dijiste aún muy cerca de él y mirándolo a los ojos-.

Draco sólo estaba viendo detenidamente tus ojos, indicando que podías continuar con lo que fuera que ibas a decir.

Sí iré contigo y tú familia en Año Nuevo -dijiste y Draco sonrió lo más ancho que sus mejillas le permitieron y te tomó de la cintura y te alzó por los aires dando circulos.

Hasta a ti te había contagiado la alegría que llevaba. Pero no fue por mucho, pues si no creías que te lo iban a preguntar el primer día, tal vez y uno de los demás días si que lo preguntaban. Pero no te preocupa a mucho, pues Draco seguro ya tenía un plan de cómo esquivar esa pregunta por ahora.

Y fue justamente como la Señora Malfoy dijo en la carta. Al día siguiente -después de dormir cómodamente en los brazos de un platinado- un par de lo que dijo Hagrid que eran Thestrales. A toques ambos se subieran en uno solo y Draco los fue guiando hasta la mansión.

Al llegar, sólo estaba en la puerta la señora Malfoy, que los ayudó a bajarse de lo que sea que fuera ese animal, pues según Draco, tampoco lo miraba, pero la Señora Malfoy sí.

Primero ayudó a bajar el equipaje, después abrazó a Draco y después te abrazó a ti, mientras en tu oreja susurraba "bienvenida".











Seremos inseparables (Draco y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora