Especial de navidad

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Hoy era la mañana de noche buena, todos los que iban a regresar con sus familias, ya lo habían hecho.

La mayoría de los Slytherin, al ser de Sangre Pura y de una familia con mucho dinero de respaldo, los alumnos se habían de vuelto a sus respectivos hogares con sus respectivas familias.

Menos dos Slytherin. Draco y tú. Tú no pudiste ir a casa de tus padres, ya que ellos salieron fuera del país en un viaje de negocios de tu padre, por lo que no podías acompañarlos y decidiste mejor quedarte en el Colegio. Le habías rogado a Draco que por favor se fuera con su familia, ya que no querías ser un impedimento de que Draco fuera a estar en casa, con sus padres. De igual manera, en todas las ocasiones en las que les decías que por favor fuera, fueron las mismas veces que él te contestaba que no lo haría.

Ya que era el día en el que se tenían que ir todos, no seguiste insistiendo, ya que de cualquier forma ya no tendría manera de volver a casa. Decidiste aceptar su decisión final.

Draco dijo que le iba a escribir una carta a sus padres inventándoles algún castigo que le mandaron hacer y que tenía que cumplirlo. Estabas un poco enojada con él. Era la primera vez que no te hacía caso al momento de tomar una decisión, pero, decidiste mejor dejarte llevar, al día siguiente sería navidad y tendrían toda la Sala Común para ustedes solos esa noche y lo que quedaba de las vacaciones decembrinas.

*** Ese día por la noche ***

Estuvieron todo el día juntos, pero ya iba a ser la hora del toque de queda (sí, hasta a ti te sorprendía que siendo vacaciones tendrían que respetar el toque de queda). En fin, caminaron juntos de las manos hasta la Sala Común y se sentaron en el mismo sillón de aquella vez en la que probaron la piel del otro en una Noche de diario.

Draco te miró con picardía. Claramente te estaba mandando un mensaje subliminal de que se volviera a repetir aquella noche que disfrutaron tanto los dos. Te tomaste tu tiempo para tomar una decisión. Claramente que sí querías, y esta vez estaba especial para volver a intentarlo, ya que ningún otro alumno de Slytherin se había quedado. Sólo había un inconveniente: si al Profesor Snape se le ocurriera entrar a darles un vistazo.
¡Listo! Tenías una decisión, pero tomaste también tus precauciones.

Draco, tendremos otra vez una noche mágica -dijiste ésto y Draco rápidamente estuvo en total acuerdo contigo y dibujó una enorme sonrisa juguetona en su rostro- pero -contestaste y se le borró un poco la sonrisa- tengo mis condiciones.

Pues dímelas -dijo Draco sin más-.

Estaremos en tu habitación, no en la Sala Común -dijiste eso y Draco se alegró de nuevo-.

Pues acepto, princesa -dijo Draco y tú sonreíste y le tomaste la mano, la cual te había acercado para que fueran hacia su habitación-.

Al llegar a su habitación, Draco soltó tu mano y así pudiste notar que, Draco en sí, era un chico muy ordenado e impecable, pero, toda esa visión de él se te borró de la mente cuando te sentaste en su cama y él se sentó a un lado tuyo, demasiado serio. Ahí, supiste que tenías que ser tú la que le diera un empujoncito para que se animara a tener otra experiencia como la del otro día. Giraste tu cuerpo un poco a tu lado derecho -donde se encontraba él- le tomaste la mandíbula con tu mano derecha y la colocaste de tal forma que se miraban fijamente a los ojos y le dijiste:

Draco -dices tú- si no quieres hacer ésto, de verdad que no te voy a obligar.

Es que -ahora habló Draco- sí quiero, pero tal vez lo que te quiero hacer no quisieras que te lo haga y no me quiero pasar de la raya a algo que tú no quieras hacer y que estés haciéndolo solamente porque te daría pena decir que parara y... -Draco habló demasiado rápido y sólo entendiste lo más importante así que trataste de tranquilizarlo, tomando está vez con tus dos manos ambos extremos de su mandíbula-.

Seremos inseparables (Draco y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora