15 | molotov bomb - 2/3

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15 | MOLOTOV BOMB

2/3

—¡La cocina! La puerta de la cocina conduce a las escaleras.

—¡Que sólo suben!

—Estar arriba es mejor que aquí.

No se necesita una sola palabra más para salir corriendo a la puerta de la cocina, al tiempo que el estruendo tras nosotros se hace más ruidoso. Subimos las escaleras de tres en tres con los caballerosos hombres por delante y las mujeres atrás, buscando con desespero puertas abiertas hasta que llegamos al salón de química, donde Scott atranca inútilmente con una silla.

Abajo el alfa pudo con kilos y kilos de metal pesado, pero de alguna manera mi hermano cree que una silla lo detendrá.

Lydia cubre su boca con ambas manos y Allison contiene la respiración, por lo que yo cierro los ojos como si así me pudiera hacer invisible. De todos modos no se supone que el silencio funcione, pues lo que callan nuestras bocas lo gritan nuestros corazones.

La sombra del alfa pasa por la ventanilla de la puerta, irónicamente pareciéndose a la cabeza de un hombre, pero no hace amago de entrar, ni siquiera se detiene. Eso no tiene ningún maldito sentido.

—Jackson, ¿cuántos caben en tu auto?

—Seis, si dos viajan en las piernas de otros.

—Qué demonios, nosotras apenas cabemos atrás— repongo en murmullos y Ally asiente conmigo.

—No importa, no hay forma de salir sin llamar la atención— dice Stiles, y la bombilla de Scott se enciende.

—¿Qué tal ésta?— todos caminamos a donde nos dirige; la puerta que conduce al techo. Bendita la hora en que decidieron hacer de la escuela un jodido laberinto—. Vamos a la salida de incendios al estacionamiento.

—Es un cerrojo de seguridad— intervengo en la conversación—. No podemos abrir.

—El conserje tiene llaves— susurra Scott, y solo basta una mirada para adivinar lo que pretende.

—No— me niego rápidamente—. No, Scott, es una idea terrible. No irás allí a merced de ese demente.

—Es el mejor plan, Bree, alguien debe ir por la llave si queremos salir.

—No puedes salir deprovisto de armas— opina Allison, también con el miedo de ver a su novio entrar literalmente a la boca del lobo.

—Pero no tenemos nada, ¿qué deb-?

—Hay algo— Lydia observa los químicos en la vitrina, acercándose con ese ceño fruncido que indica concentración, el mismo que pone cuando debemos hacer proyectos importantes, y por fin lo entiendo.

—¿Qué haremos? ¿Arrojarle ácido encima?

—No— Lydia asiente, como si supiera lo que estoy pensando y me incitara a continuar—. Armaremos una bomba.

—Adentro está todo lo necesario para hacer una bomba Molotov autocebante.

Y de nuevo todos la ven como si fuera una criatura de otra dimensión, cuando en realidad solo es su máscara de niña rica y tonta cayéndose un poquito más.

—Lo vimos en un documental para un proyecto teórico, no íbamos a armar una bomba realmente— rio de manera nerviosa.

—Tampoco tenemos llave para abrir la vitrina.

Jackson suspira, y rompe el vidrio de un codazo.

[...]

—Agrega un poco más, servirá de ayuda con la magnitud del impacto— ordena Lydia, y yo la obedezco, meneando el matraz para mezclar las sustancias.

—Necesitamos ácido sulfúrico— aporto, y la rubio-fresa le pide a Jackson que le pase el frasco, vaciando un poco del líquido por medio del embudo para después volver a agitar suavemente el matraz.

—Listo— Lydia le pasa el resultado final a mi hermano, y es ahí cuando por fin caigo en la cuenta de lo que pensamos hacer.

—No— lloriquea Allison—. Esto es una locura, no puedes hacerlo. No puedes salir.

—No podemos sentarnos a esperar ayuda del papá de Stiles, Allison.

—¡Podrías morir! ¿No lo entiendes?— su vista se intercala de Scott a mí—. Aubrey, es tu hermano. Debes hacerle entender que esto es una estupidez.

—Por supuesto que es estúpido, pero es Scott, Ally. Ya es para que conocieras su maldito heroísmo— suspiro resignada, viendo a mi hermano sonreírme un poco. Él es tan idiota, pero es tan bueno, que jamás actuaría sin antes pensar en el bienestar de todos. Scott tiene el corazón más grande que haya conocido jamás en mi vida, y enojarme con él es algo que jamás podría hacer. No, no puedo. Es mi hermanito, mi luz, mi cordura. Y confío y creo en él tanto como soy capaz; si él sabe que puede hacerlo, entonces así será.

Claro, eso no quita lo irremediablemente herida que estoy.

—No, no, no. Scott, basta— pero Allison está enamorada de él, es lógico que reaccione de esta manera. Yo haría lo mismo—. ¿Recuerdas... recuerdas cuando dijiste que sabías si mentía o no porque se me notaba?— Scott asintió—. A ti también. No sabes mentir. Y me has mentido toda la noche. Solo... por favor, por favor no te vayas. Por favor no nos dejes.

Oh, mierda. No estoy llorando, no, no lo hago.

Scott la mira tan dulcemente que se siente como si pudiera darlo por todo por ella, y eso es justamente lo que intenta hacer ahora, arriesgando su propia vida con tal de proteger a los suyos. Pero entiendo que duele, porque no sabemos qué pueda pasarle a Scott una vez esté allá afuera, solo contra ese bastardo.

Sin embargo, debemos dejarlo ir. Porque este es el Scott que a pesar de su fachada de débil y vulnerable, es tan fuerte que puede con todo.

—Cierren la puerta cuando me vaya.

Allison tira de él y lo asalta con un beso, por lo que volteo a otro lado para darles espacio. Una vez Scott se separa y se dirige a la puerta, mis pies reaccionan por mí y corro a su encuentro, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello tan fuerte que podría asfixiarlo. Scott aprieta mi cintura entre sus brazos y casi puedo jurar que aspiró mi olor, pero antes de decir algo, él me toma de los hombros y besa mi frente.

—Estaré bien, Bree. Perdóname, ¿sí? Sabes que eres lo que más amo en mi vida, jamás haría una sola cosa con la intención de lastimarte.

—Lo sé— murmuro, enterrando mi cara en su pecho—. Te conozco, eres increíblemente fuerte. Eres mi hermano, Scott McCall, e irás por esas llaves y regresarás en una pieza para salvarnos a todos como el héroe que eres. Creo en ti, tan solo... solo no se te ocurra morir, por favor, Scotty.

Y puedo ver la misma sonrisa cómplice que me ofreció a los ocho años, cuando robé las galletas del almacén de mamá y Scott me protegió tomando la culpa por mí, jurando que lo volvería a hacer una y mil veces más con tal de tenerme a salvo.

—No te preocupes, será como regresar el tarro de galletas al almacén a escondidas de mamá.

Solo me queda rogar por volver a ver esa misma sonrisa al terminar el día.

Cry Wolf | Teen Wolf [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora