Get Away || KookGi

Capítulo 29

Pasadas las diez de la noche el elevador abrió sus puertas dejando ver al adorable niño con su padre de la mano.

JeonGguk había vuelto a su semblante inquebrantable, pulcro y perfectamente vestido. Una camisa blanca se ajustaba a su torso deliciosamente y pantalones negros de vestir lo acompañaban. Ya no había rostro hinchado ni ojos rojos.

Min también volvió a mostrarse como era. Llevaba unos jeans negros ajustados y una camisa del mismo color. Su nariz ya no estaba roja, ni su cara mojada por las lágrimas.

Y el pequeño, se había peinado, o YoonGi lo había peinado y vestido como si fuera a salir a cenar. Guapo como le había dicho JeonGguk.

— ¡Hola, JeonGguk! — el niño corrió hasta su encuentro — ¡aquí veía a mi abuelito! Siempre jugabamos.

— ¿Él te traía aquí? — preguntó sorprendido.

— Sip. — sonrió mientras miraba todo con cierto brillo — me gusta. Me gusta más que mi casa. Cuando salía de la escuela siempre venía con él.

— Podrás venir las veces que quieras, ahora. — dijo con una sonrisa el castaño.

— ¡¿En serio?! — chilló — ¿tú vives aquí ahora?

— Vendré a vivir aquí por ti, Akemi.

— ¿Por qué harás eso, JeonGguk? — Esta vez fue YoonGi.

— Quiero estar cerca de mi hijo. Y en Busan no lo estaré, así que a más tardar la semana que viene estaré viviendo oficialmente en Seúl.

— ¿No crees que es algo precipitado? ¿qué pasará con tu trabajo?

— Seguiré trabajando. En mis empresas de Seúl.

— Piensa bien lo que harás, JeonGguk, puedes venir a ver a Akemi todos los fines de semana, sin la necesidad de dejar Busan.

— YoonGi, ya no soy un niño. Deja de preocuparte por lo que pasará con mi carrera. Haz tu vida que yo haré la mía.

Aquellas palabras habían penetrado el corazón de YoonGi como si fueran estacas. Apartó su mirada y lentamente caminó hasta donde estaba su pequeño. Él no se había percatado del tenso ambiente.

— Akemi... — lo llamó el castaño — elegirás tu nuevo cuarto.— le tendió su mano — la cena ya vendrá.

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YoonGi no sabía dónde sentarse. Temía seguir haciendo las cosas mal. Miró el sofá y comenzó a recordar lo que había pasado con Haneul. A JeonGguk tal vez le gustaría cambiarlo. Y estaba seguro de que lo haría.

El penthouse no tenía para nada el estilo de Jeon. Aún conservaba la esencia de Seong-Jin.

Antes de que el castaño bajara con Akemi la cena fue traída por el personal del edificio. Min tomó la tarea de ubicarla en los platos.

Mordió una de sus uñas al ver que se estaban tardando más de lo usual. Subió las escaleras con cuidado y caminó por los largos pasillo. Se podía escuchar la risa del infante y la de JeonGguk. Él hacía tiempo había olvidado cómo sonaba. Sintió un escalofrío.

— Chicos... — se atrevió a entrar el pálido — ya trajeron la cena.

Mordió el interior de su mejilla para no sonreír. El más alto traía sus cabellos desordenados y una gran sonrisa, el niño estaba igual.