Secuestrada Por El Alpha

*Capítulo 3*

Me desperté cuando la puerta de la celda se abrió de golpe. Abrí mis ojos rápidamente y me incorporé. No tenía ni idea de cuanto tiempo había pasado desde mi conversación con el Alpha. ¿20 minutos? ¿Dos horas? ¿O quizá 8? Ni siquiera sabía si era de noche o de día.

-Despierta, niña. Tienes que comer.-esa voz...la había escuchado antes. Levanté mi mirada y me encontré con el vampiro que me trajo a este odioso lugar. Era muy alto, rubio y de ojos muy oscuros. Sin duda, el rumor de que todos los vampiros eran atractivos era totalmente cierto.

-No tengo hambre.-contesté.

-Ese no es mi problema. Tienes que comer para eliminar la verbena de tu sangre.-se me había olvidado ese pequeño detalle. La verdad, es que no tenía ni idea de por qué tenía verbena en mi organismo. Ni siquiera sabía nada de esa substancia. Quizá debería preguntarle algo a este vampiro. Al fin y al cabo, era mi única opción.

-¿Por qué tengo verbena en mi sangre?

-Tú lo sabrás, niña.

-Yo no he hecho nada. No sabía que mi sangre tenía verbena y ni siquiera sé porque está ahí.

-¿En serio?-asentí. -No sé si creerte, niña. El Lord está muy enfadado contigo. De hecho, nunca lo había visto así. Algo tendrás que haber hecho.

-Pues no. No sé que está pasando.

-Puede que alguien te haya estado dando una dosis de verbena sin que tú lo supieras. Seguramente fuera esa bruja.-se me hacía muy extraño que dijera que mi tía era una bruja. Yo no sabía nada de eso. Puede que el Lord tuviera razón y que he vivido engañada toda mi vida...

-Ahora por tu propio bien come. No te conviene llevarle la contraria al Lord Ajax. Hazme caso, niña.-siguió hablando el vampiro.

-No me llamo niña. Me llamo Violet.

-Te pega mucho, niña.-el vampiro rió antes de irse y cerrar la puerta con llave. Si no me hubiera traído a este lugar, me caería bien.

(...)

Llevaba dos días metida en esta odiosa celda. Mi espalda dolía porque dormía en el suelo. Solo me daban de comer una vez al día y me estaba volviendo loca. No solo por la escasez de comida sino que también por el aburrimiento. No hacía nada más que mirar las paredes y jugar con mi pelo. Necesitaba salir de aquí.

Justo como si mis deseos fueran órdenes, la puerta de metal se abrió. Tras ella, apareció una anciana de unos 70 años acompañada del Lord. La mujer me miró con los ojos bien abiertos. No entendía nada. ¿A caso el Lord se había enfadado tanto que tenía planeado que una anciana me matara?

-Violet...-susurró la anciana mientras me miraba atentamente.-Pensaba que habías muerto en la guerra.

-¿Perdone, la conozco?-ella rió. Parecía muy buena persona.

-Es normal que no te acuerdes de mi, linda. Tu abuela y yo éramos grandes amigas.

-¿Conoció a mi abuela?

-Sí, y a tu madre también. A ti solo te vi una vez cuando eras una niña.-eso explica porqué no me acordaba de ella. Mi mirada voló al Lord. Él estaba apoyado en la pared mirando y escuchando atentamente nuestra conversación como si lo que decíamos fuera importante.

-¿Nicholas, podrías dejarnos a solas?-la mujer se giró y miró al Lord.

Nicholas...que nombre tan...tan...no sé...tan....

-Está bien.-el Lord, o mejor dicho Nicholas, se fue y quedamos solo la anciana y yo.

-Querida, hay muchas cosas que no sabes y que irás descubriendo poco a poco. Por el momento, estate tranquila. Nada malo te va a pasar aquí.

-¿Nada malo? ¿¡Nada malo?!¡Llevo más de dos días encerrada en esta maldita celda, no me dan de comer más de una vez al día y tengo que dormir en el suelo! ¡Y por si eso fuera poco me han mordido! ¿¡Y le parece que eso no es nada malo?!-puede que gritarle a esa pobre señora no fuese lo más sensato pero estaba enfadada. Enfadada y hambrienta.

Para mi sorpresa, la anciana rió. ¿Me está vacilando? ¡Esto es algo serio! ¡He sido secuestrada!

-¿De qué se ríe?

-Cariño, me has recordado mucho a tu abuela. Sin duda, tenéis el mismo carácter.-volvió a reír. - Y en cuanto a como te han tratado, no te preocupes. Yo hablaré personalmente con Nicholas, quiero decir, con el Lord Ajax. No volverá a ocurrir.-la miré con desconfianza. El Lord Ajax era quien mandaba aquí y no creo que la opinión de una dulce anciana le importase.

-Déjalo en mis manos. Mañana estarás fuera de aquí, cielo.-me sonrío amablemente y se fue. Sinceramente, esta anciana me caía bien. Si mi abuela y ella eran grandes amigas no creo que esta mujer hiciese nada para herirme. Además, puede que gracias a ella saliera de este asqueroso lugar.

La celda quedó habitada por un silencio que me hizo pensar en todo lo que estaba pasando. No me lo podía creer. Me habían separado de mi tía y ¿Quién sabe? Puede que no vuelva a verla nunca. Bueno, en realidad, no sé ni como está. Quizá aquellos vampiros la mataron cuando yo me fui.

Pronto, mis ojos se llenaron de lágrimas. Sé que pensar en mis problemas no los solucionará pero al fin y al cabo, en esta celda, no tenía nada con lo que distraerme. Seguí pensando en mi vida y en el futuro que me esperaba. ¿Estaba Nicholas diciendo la verdad cuando decía que nos casaríamos? ¿Me dolerá cada vez que me muerda? ¿Me convertiré en vampiro? Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas....

Y así, sin más, seguí llorando y lamentándome por mi futuro hasta que me dormí en el frío suelo de piedra.