*Capítulo 7*

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POV'S NICHOLAS:

Salí de mi habitación lo más rápido que pude. Si me hubiese quedado un solo segundo más, no habría podido controlarme y hubiera bebido toda la sangre de Violet hasta dejarla sin vida. Su sangre era deliciosa. ¡Maldición! Querría beber de ella sin parar. Acababa de beber de ella y ya podía sentir el efecto que tenía en mí. Me sentía mucho más fuerte y energético. Por no habar de lo excitado que estaba.

Los vampiros siempre nos excitábamos cuando bebíamos sangre directamente de la vena . Sin embargo, el disfrute de los humanos dependía en nosotros. Ellos no podían disfrutarlo si no les mordíamos de una manera sutil. Por el contrario, si le mordisco era brusco, la víctima sentía un dolor inimaginable. En este caso, usé el segundo método para morder a Violet. Quería que aprendiese la lección aunque no le causé tanto daño como podía. De hecho, me porté bastante bien con ella.

Me dirigí a mi despacho y en cuanto llegué, le pedí a Mery-mi secretaria- que llamara a Selena. Debía de bajar este calentón cuanto antes y estaba seguro de que Selena estaría más que contenta en ayudarme.

(....)

Después de que Selena se fuera, me puse a trabajar. Tenía muchas cosas que hacer y no tenía mucho tiempo. Trabajé durante dos horas hasta que un golpe en la puerta me distrajo. Dante apreció con la misma expresión de alegría en su rostro. Se sentó en el sofá y respiró profundamente.

-¿Qué tal vas, tío?

-¿No tienes que trabajar?

-Estoy en mi hora de descanso.-reímos a la vez ya que él ni ninguno de los vampiros tenían horas de descanso. Trabajaban a tiempo completo y solo cuando no había nada que hacer podían descansar.

-Estoy seguro de que hay trabajo respecto a los hombres lobos.

-Sí...ya mandé a algunos hombres a por información. Me informarán sobre los avances.

-Bien.

-Por cierto, evadiste mi pregunta. ¿Está todo bien?

-No la evadí. Simplemente quería saber por qué no estabas trabajando. Y sí, todo va bien.-él me miro no muy convencido por mi respuesta.

-No lo parece. ¿No tendrá algo que ver con la niña ojos violetas, verdad?

-No ha pasado nada con ella. Simplemente la mordí y bebí su sangre.-Dante se levantó rápidamente del sofá y sus ojos se abrieron como platos.

-¿¡Qué?! ¡Se supone que debías de esperar a que ella asimilara todo esta mierda!

-Pues no lo hice. Así aprenderá rápido.

-¿Le hiciste daño?

-Solo un poco.-Dante pasó sus manos por su pelo un tanto nervioso. No entendía por qué le preocupaba tanto la situación de Violet.-¿Algún problema?

-No, es solo que seguramente Violet acabe siendo la Luna del reino y mi deber será protegerla ¿No?-no sabía muy bien que responder. En teoría, la Luna debía de ser respetada y cuidada por todo el reino incluyendo al Alpha. Sin embargo, esta situación era distinta. Violet no estaba aquí por gusto si no por obligación.

-Necesito que entienda como funcionan las cosas aquí. Después de eso, todo será normal. Pero primero, debo asegurarme de que Violet no hará nada estúpido y que se comportará de manera adecuada. Luego, será una Luna normal a la que todo el reino deberá de respetar y cuidar.

-¿Incluido tú?-Dante tenía un don para hacerme preguntas de las cuales todavía no sabía la respuesta. Supongo que me conocía demasiado bien y sabía perfectamente lo que pasaba por mi cabeza.

-No lo sé. Eso es más complicado. Además, ese tema no es asunto tuyo. Por ahora, vete a trabajar e infórmame de los avances con los hombres lobo.-dejé de mirar a Dante y en su lugar, volví a concentrarme en el montón de papeles que tenía enfrente de mí. Oí como Dante suspiraba con cansancio y luego salía del despacho.

A media noche, terminé de trabajar. Necesitaba descansar un poco y recargar fuerzas. Salí de mi despacho y me dirigí a mi habitación. Esperaba encontrar a Violet acostada en la cama pero para mi sorpresa, es no fue así. Inspeccioné toda la habitación en busca de ella pero no la encontré. De repente, vi unas marcas de sangre en el suelo que sin duda alguna, eran de Violet. Seguí su rastro hasta el baño y abrí la puerta en un rápido movimiento. Violet se encontraba sentada en el suelo con una toalla al rededor de su cuello. En el suelo, habían dos o tres toallas que ya habían sido utilizadas y estaban manchadas de sangre.

Me agaché para ponerme a su altura. Ella abrió los ojos rápidamente. Al parecer, no se había dado cuenta de mi presencia hasta este instante. La miré durante un tiempo, estaba más pálida de o normal y sus ojos estaban rojos. Parecía que había estado llorando por horas. Estiré mi brazo para ver la herida pero ella se apartó todo lo que pudo de mí.

-No me toques.-dijo asustada y a la vez enfadada.

-Quiero curarte la herida, Violet. No te comportes como una niña. Es por tu bien.

-¡¿Por mi bien?! ¡Tú eres quien hizo esto y ni siquiera me curaste!-en cualquier otra situación hubiera castigado a Violet por gritarme y hablarme de esa manera. Sin embargo, en estos momentos, estaba demasiado débil como para que hiciera eso. Por lo tanto, intenté no enfadarme y olvidar sus palabras. Ella se intentó levantar para alejarse de mí. No obstante, no llegó muy lejos ya que en cuanto se puso de pie sus piernas flaquearon y estuvo a punto de caer al suelo si no la hubiera cogido antes de que eso pasara.

-No debiste desobedecerme. Sabes perfectamente que esto no hubiera ocurrido si no lo hubieras hecho.-ella me miró llena de rabia. No podía sostener su mirado y por eso, decidí volver a hablar-te voy a curar la herida.

-No quiero tu ayuda.-respondió firme.

-No te lo estoy preguntando.-contesté de la misma manera. Ella, tras pensarlo durante unos instantes, dejó caer la toalla. Miré su herida y después de analizarla, llegué a la conclusión de que no era muy profunda por lo que podría curarla sin problemas. Me acerqué a su cuello y comencé a lamer su herida. Noté como Violet se movía incómoda y su piel se erizaba. Seguí con mi trabajo y mis ganas de volver a morderla aumentaron. Tuve que controlarme como nunca antes lo había hecho.

Cuando terminé, me separé de Violet. Miré su cuello y no había ni rastro de la herida ni si quiera una pequeña marca. Ella pasó su mano por su cuello asombrada por el cambio. Sin mirarme, se dirigió a la cama y se acostó lo más lejos posible del lugar donde yo dormía. Se colocó de tal forma que su espalda era lo único que podía ver. Finalmente, me preparé para dormir y me acosté.

Secuestrada Por El AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora