*Capítulo 9*

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Había pasado un día desde que Nicholas se había ido y desde mi llamada con John. La verdad, lo único que impedía que me desmoronase era la esperanza de que John viniera por mí. No aguantaba ni un segundo más en esta habitación. Tenía la sensación de que las paredes cada vez se juntaban más y me estaba volviendo loca.

En cuanto a mi herida, ya no quedaba ni rastro de ella. Aunque no había dejado ninguna marca física si había supuesto algo muy importante para mí. Cada vez que recordaba el momento en el que Nicholas me mordió, un escalofrío recorría mi espalda. No quería volver a pasar por eso nunca más.

-Señorita Violet. ¿Puedo pasar?-la voz de Wendy me sacó de mis pensamientos.

-Sí, claro.

-El Alpha ya ha llegado de su viaje. Pidió que bajaras a cenar con él. También ordenó que se pusiera este hermoso vestido. No tarde, al señor no le gusta esperar.-Wendy dejó una caja enorme encima de la cama y se fue antes de que pudiera negarme a usar ese atuendo.

Abrí la caja y saqué el vestido. Era de color granate con unas perlas en la parte de arriba. Era de una largura normal y no era muy ceñido. Aunque debo reconocer que el vestido era precioso, no me apetecía usarlo. No quería ningún regalo que proveniera de Nicholas.

Por eso, decidí ser fiel a mis principios y no cambiarme de ropa. Símplemente, bajé las escaleras en busca de Nicholas con unos vaqueros y una sudadera.

Aunque solo había visto una vez el comedor, recordaba perfectamente donde se encontraba. Bajé las largas escaleras de madera y cubiertas con una alfombra roja. Después, caminé por los pasillos hasta que finalmente lleguéa mi destino.

El comedor era enorme y majestuoso. En el centro había una gran mesa de madera oscura en la que al menos podían comer 10 personas. En el centro de esta, había un ramo de rosas. Iba a seguir analizando la habitación pero choqué con la fría mirada de Nicholas. De repente, una alarma se encendió en mi cabeza. Puede ser que Nicholas no solo estuviera enfadado conmigo por no llevar el vestido sino también por llamar a John. Puede que se hubiera enterado de todo.

-Explícame cual es el motivo para que no uses el vestido que te he regalado-dijo con su voz ronca e intimidante. Yo todavía seguía nerviosa pero Nicholas no parecía saber nada acerca de mi plan ya que sino ya me hubiera castigado de alguna manera.

-No quiero usarlo.

-¡Me da igual!-gritó mientras pegaba un golpe en la mesa. Yo me sobresalté por su acción.-Vas a subir ahora mismo a la habitación a cambiarte porque sino lo haces, seré yo quien te ponga ese vestido.

No sabía que hacer. Por un lado, no quería tragarme mi orgullo y demostrarle el poder que tiene. Pero por otro lado, no quería que Nicholas me pusiera el vestido a la fuerza y sabía perfectamente que él sería capaz de hacerlo. Finalmente, decidí volver a la habitación. Al fin y al cabo, Nicholas siempre se salía con la suya.

Me cambié de ropa y me miré al espejo. El vestido era precioso y me quedaba bastante bien. Me puse unos tacones negros no muy altos que se encontraban en el armario y bajé las escaleras.

Mientras volvía a entrar al comedor, sentí la mirada de Nicholas recorrer todo mi cuerpo y vi como sonreía triunfante. Me sentí impotente. No había nada que yo pudiera hacer para salir de aquí y por mucho que quisiera negarlo, Nicholas tenía todo el poder.

-Siéntate.-dijo señalando la silla que se encontraba a su lado. Yo hice lo que él dijo y comenzamos a cenar. Ninguno de los dos hablaba simplemente comíamos en silencio. Sentía la mirada de Nicholas analizándome detalladamente mientras que yo miraba el plato lleno de comida.

-¿No piensas decir ni una palabra?-me preguntó. Yo levanté mi cabeza y lo miré directamente a sus ojos color azul.

-¿Qué quieres que te diga?-pregunté todavía enfadada.

-Podrías contarme lo que has hecho mientras yo no estaba...-mi corazón se aceleró. ¿Sospecharía algo? Con todas mis fuerzas intenté mantenerme calmada y responder con naturalidad.

-No hice nada en especial a parte de dibujar. Tampoco puedo hacer muchas cosas más si estoy encerrada en una habitación.-él asintió y pareció pensar en algo y de nuevo, la habitación se lleno de silencio. Tenía mucha curiosidad por saber más cosas de su vida pero no quería enfadarlo. Dudé durante uno segundos pero finalmente, decidí preguntar.

-¿Puedo hacerte una pregunta?-mi voz sonó dulce.

-Acabas de hacerlo.-contestó él mientras se apoyaba en el respaldo de la silla y sonreía de lado.

-¿Cuántos años tienes?

-199, en unas semanas cumpliré 200.

-¿No me vas a preguntar nada a mí?-le dije cuando nos volvimos a quedar en silencio.

-Sé todo sobre tí, Violet. Tus padres, tu infancia, tus amigos...-me volví a poner nerviosa cuando mencionó a mis amigos. Seguramente él no supiera nada pero por cada cosa que decía yo me ponía nerviosa. Sin duda, mentir no era mi fuerte.

-¿Cuántos años tengo?-pregunté para comprobar que lo que decía era cierto.

-21 tu cumpleaños es el 19 de marzo. ¿En serio creías que me iba a casar con alguien sin saber nada de su vida?

-Pensé que no te interesaría.

-Pues sí me interesa.-hubo un silencio algo incómodo hasta que Nicholas volvió a hablar. -Ven.

Se levantó de la silla y yo lo seguí por los pasillos. Este palacio parecía cada vez más grande. Entramos en una biblioteca enorme. Todas las paredes estaban cubiertas por estanterías llenas de libros. Las estanterías eran tan altas que incluso había una escalera para poder llegar a las baldas de arriba. Nunca había visto tantos libros. Estaban perfectamente organizados y algunos parecían muy antiguos.

-Es la biblioteca del palacio. Puedes venir a coger un libro cuando quieras.-me giré a mirarlo.

-¿Eso significa que...?

-Sí, de ahora en adelante podrás salir de la habitación e ir a la biblioteca o jardín.-sonreí de lado a lado muy emocionada.

-Gracias.-contesté aún sonriendo.

-Ahora vámonos es tarde.-Nicholas tenía razón. Ya era media noche y aunque él no tuviera que dormir, yo estaba muy cansada. Subimos las escaleras hasta la habitación. Yo me metí en el baño para cambiarme de ropa mientras Nicholas se cambiaba en la habitación. Cuando estuve lista, abrí la puerta del baño y por un momento, me quedé paralizada.

El torso de Nicholas estaba totalmente expuesto. Los músculos de su espalda estaban perfectamente marcados. En su abdomen se podían diferenciar cada una de las abdominales y también tenía una V muy pronunciada. Era la primera vez que veía a un hombre sin camiseta y quedé realmente sorprendida.

-¿Vas a seguir violandome con la mirada?-Nicholas me miró directo a los ojos con una sonrisa burlona. Yo, por otro lado, me sentí avergonzada. Mis mejillas ardieron y estoy segura de que me puse roja como un tomate.

¡Que vergüenza!

-No te estaba mirando.-contesté sin mirarle mientras me metía en la cama.

-Lo que tú digas...-su tono vacilón me estaba resultando bastante molesto. Es por eso, que decidí no contestar y irme a dormir.

Secuestrada Por El AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora