*Capítulo 5*

427 24 1
                                    

Seguí a Nicholas por la mansión. Subimos tantas escaleras que incluso mi respiración estaba agitada. Luego llegamos a un pasillo interminable que tenía muchas puertas de madera. Yo caminaba detrás de Nicholas mientras pensaba en lo que acababa de ocurrir. La verdad, no lo entendía. ¿Primero me encierra y luego me lleva a su habitación? No tiene ningún sentido. Además, yo no quería compartir habitación con él y mucho menos dormir en la misma cama.

-Entra.-no me di cuenta de que habíamos llegado a nuestro destino hasta que Nicholas me habló.

Hice lo que me pidió ya que no quería enfadarlo. Entré a la habitación y quedé muy sorprendida. Era la habitación más grande que había visto en mi vida. Se podría decir que incluso era más grande que mi casa del bosque. En el medio, había una enorme cama hecha con madera oscura. A cada lado, tenía una mesilla del mismo tono de madera. A la izquierda, había una puerta de cristal que parecía ser una terraza. A la derecha, había una puerta que supongo que era la del baño. Justo en frente de la cama, había un armario enorme y un pequeño bar junto con un escritorio. Por último, en medio de la habitación había un sofá.

-A partir de ahora vivirás aquí. Tiene totalmente prohibido salir de esta habitación a no ser que yo te de permiso. ¿Entendido?-no me apetecía contestarle. Yo tenía la esperanza de que por lo menos me dejase andar por la mansión y por el jardín. Pero no. Me quería tener encerrada en la habitación. Esto era casi peor que estar en la celda ya que por lo menos ahí no tenía que soportarle.

Idiota.

-Violet.-me dijo con tono autoritario y de advertencia.

-Lo he entendido.-él no contestó y simplemente desapareció. Me quedé sola en aquella habitación sin saber que hacer. Comencé a analizar la habitación puede que tuviera alguna foto de cuando era niño o algo por el estilo. Sin embargo, tras buscar por un rato, no encontré nada. No había ni un solo objeto personal. Ni fotos, ni libros, ni recuerdos, ni cartas...nada. Lo único que encontré fueron un montón de papeles encima del escritorio. No entendía lo que ponía en muchos de ellos. Deduje que eran papeles de contabilidad al fin y al cabo, era Nicholas quien debía de encargarse de todo el reino y supongo, que eso conllevará mucho papeleo.

Por suerte, encontré una hoja en blanco y un lápiz. Decidí salir a la terraza y dibujar. Hacía mucho que no lo hacía pero me encantaba. Me distraía y me evadía de todos mis problemas. Cuando dibujaba solo existíamos el dibujo y yo. Comencé a dibujar a mi madre. Tengo muy vagos recuerdos de ella pero recuerdo su lindo rostro y sus ojos violetas. Ojalá pudiera haberla conocido más...

-¿Violet?-me levanté de la silla y salí de la terraza para ver quien era.

-Elina.-dije con una sonrisa. Ella era la única persona en la que confiaba de toda esta mansión.

-¿Cómo estás? Veo que mi charla con Nicholas ha servido de algo.

-Sí...aunque no puedo salir de la habitación.

-Cariño, dale tiempo. Nicholas es un poco frío pero estoy segura de que acabareis siendo muy felices. Es lo que dice la leyenda.

-¿Qué leyenda?-yo no sabía nada de ninguna leyenda.

-Otro día te lo contaré. Ahora, dime: ¿Estás dibujando a tu madre, verdad?

-Sí.-Elina se acercó a la mesilla donde había dejado el dibujo.

-La has dibujado muy bien.

-¿En serio?-ella asintió y yo no pude evitar sonreír con tristeza. Esto es lo único que me quedaba de ella.

-¿Cómo era?-le pregunté con un tono de voz un tanto bajo.

-¿Tu madre?-asentí y me senté en el sofá.-Tu madre era la mujer más valiente que he conocido. Hizo todo lo que pudo por salvarte y lo consiguió. Además era una mujer llena de vida. Siempre tenía una sonrisa en su rostro y quería ayudar a los demás. Sin embargo, también tenia su carácter.-Elina rió-Recuerdo que un día tu madre se enfrentó a quien entonces era el Lord de estas tierras. Nadie se atrevía a llevarle la contraria y tu madre lo hizo. Lo sorprendente fue que se salió con la suya. Siempre lo hacía. Era una gran mujer y te quería muchísimo.-sin darme cuenta comencé a llorar desconsoladamente. No sé si era por mi madre o por mi situación actual. Quizá fueran las dos cosas. No o sé. Solo sé que sentía una gran tristeza.

-Oh cariño, no pretendía hacerte llorar...-dijo Elina mientras me confortaba con un cálido abrazo.

-Lo sé, es solo que... desearía haberla conocido mejor y...tener más recuerdos de ella.-contesté entre sollozos.

-Lo lamento mucho, cariño.-se separó un poco de mí y me miró directamente a los ojos.-solo te puedo asegurar que te quería más que a nada en este mundo.-después de esas palabras de Elina y de llorar durante un poco más, volví a quedarme sola en la habitación. Sin darme cuenta, había anochecido y comencé a sentir mucho sueño. Tenía muy claro que no iba a dormir en la misma cama que mi secuestrador. Por lo tanto, me acomodé en el sofá y en menos tiempo de lo normal, quedé dormida.

POV'S NICHOLAS:

Llevaba horas trabajando en mi despacho y estaba comenzando a cansarme. Necesitaba un descanso. Aunque los vampiros no necesitáramos tantas horas para dormir como los humanos, solíamos dormir tres o cuatro horas al día. Salí de mi despacho y comencé a subir las escaleras de camino a mi habitación.

-¡Nicholas!-gritó esa voz tan irritante que yo tanto odiaba.

-Selena, ya te he dicho varias veces que debes de llamarme Alpha cuando estemos en público.-dije un tanto molesto. No me apetecía tener que lidiar con Selena ahora. Simplemente quería ir a mi habitación y descansar un rato.

-Lo siento, Alpha. Solo quería saber si quería repetir lo de anoche...-contestó Selena con un tono de voz bastante provocador. No voy a negar que Selena era una mujer espectacular. Tenía un cuerpo perfecto y digamos que era muy buena follando. Aun así, ahora no era el momento. Debía irme.

-Ahora no, Selena.-dicho eso me di la vuelta y continué con mi camino. Escuché como me llamaba un par de veces pero no le presté atención.

Finalmente, llegué a mi habitación. Las luces estaban apagadas y podía escuchar la respiración relajada de Violet. Estaba profundamente dormida. Gracias a que tenía una vista muy desarrollada, pude ver su rostro tranquilo en medio de la oscuridad. Tras observarla durante unos segundos, me percaté de que Violet estaba en el sofá y no en la cama como yo le había ordenado. Eso me enfadó más de lo normal. No obstante, no quería despertarla. Por eso, cogí a Violet en mis brazos para meterla en la cama. Ella se aferró a mi cuello inconscientemente y hundió su cuello en mi pecho. Sentí el contacto de su piel caliente con mi piel fría. Eso hizo que algo extraño en mí ocurriera. No sabría explicar el qué. Pero algo ocurrió.

Al final, conseguí meter a Violet en la cama sin que ella se despertase. Yo, por otro lado, me quité la ropa y me puse unos pantalones para dormir. Me metí en el lado contrario al que Violet estaba. Aunque mi cama era muy grande y entre Violet y yo había bastante espacio, podía notar el calor de su cuerpo. Era una sensación única y que nunca jamás había experimentado.

Secuestrada Por El AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora