*Capítulo 17*

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Estaba charlando de negocios con varios invitados importantes. La verdad, me estaba aburriendo demasiado y por alguna extraña razón, no dejaba de pensar en Violet. Pensaba en como se sentía besarla y tocarla. Como desearía volver a besarla... Sacudí mi cabeza para apartar esos pensamientos de mi cabeza y busqué con la mirada a Selena. Como siempre, Selena se encontraba radiante luciendo un vestido bastante provocativo para la ocasión. Al instante, ella se dio cuenta de que la miraba y me sonrió con picardía. Le hice un gesto con la mano para que me siguiera hacia el pasillo y ella como siempre, obedeció.

-Pensaba que ya te habías olvidado de mí.-dijo ella mientras intentaba colocar bien mi traje.

-He estado ocupado.

-¿Con la niñata ojos violetas?-preguntó haciendo una mueca. Sabía que Violet no era del agrado de Selena. En realidad, ninguna mujer que se acercara a mí lo era. Selena solía ponerse demasiado irritante cuando algo no le agradaba y se me hacía imposible soportarla.

-No te tengo que darte explicaciones. Pensaba que te había quedado claro lo que había entre nosotros...-puse mi mano en su pequeña cintura y la acerqué más a mí. Necesitaba sacarme a Violet de mi cabeza y en estos momentos, Selena era la única capaz de conseguirlo.

-Está claro, pero sigo pensando que yo sería una mejor reina. Sé como funcionan las cosas en el reino, me educaron para ser reina y conozco a la perfección todos tus gustos...-pasó su mano por mi abdomen intentando hacerme cambiar de opinión. Sin embargo, sus esfuerzos eran inútiles.

-Demuéstramelo.-sonreí con malicia y ella se abalanzó a mis labios mientras yo recorría sus muslos y su trasero con mis manos. Selena tenía mucha experiencia y a decir verdad, besaba infinitamente mejor que Violet. Sin embargo, ni sus besos ni su cuerpo me provocaban las mismas sensaciones que sentía con Violet. Debía frenar esta pequeña obsesión que estaba empezando a desarrollar hacia Violet, si no...no quiero ni imaginar lo que podría pasar. Intensifiqué el beso por la rabia que sentía conmigo mismo. No podía permitirme sentir absolutamente nada hacia Violet, ella simplemente era un pieza crucial para poder ganar esta guerra contra Alexander y mantener a mi pueblo seguro de una vez por todas. Selena rompió el beso y observé su hermosa sonrisa triunfante.

-Me da la impresión de que Violet no te complace lo suficiente.

-Para eso estás tu. ¿Cierto?-ella asintió y justo antes de comenzar a subir las escaleras hacia mi habitación, el sonido de unos cristales rompiéndose inundó el pasillo. Me separé de Selena y abrí los ojos en busca del origen de ese estruendo. Provenía de la sala de baile en la cual estaban todos los invitados y sin hacer caso a todos los gritos, corrí hacia aquel lugar.

Todo era un desastre. Los candelabros se encontraban rotos en el suelo, todos los cristales estaban rotos en añicos y la sala estaba llena de hombres lobo. Mi sangre comenzó a hervir por la rabia. ¿Cómo se habían atrevido a entrar a mi hogar, a mi mundo?

-¡Nicholas!-giré mi cuerpo para encontrarme con Dante. Su expresión era seria y preocupada y supe que algo relacionado con Violet andaba muy mal.

-¿Dónde está? -Dante se quedó callado al escuchar mi pregunta y él nunca cerraba su maldita boca.-¿¡Dónde cojones está?!

-No lo sé.... Se fue al baño y...no ha vuelto. -apreté mi mandíbula con fuerza. No podía creer lo que estaba pasando. La sala era un tremendo caos y aunque los guardias ya habían empezado a contraatacar, necesitábamos más defensa.

-Encárgate de poner orden en esta jodida sala. No matéis a todos, quiero que por lo menos uno de esos perros quede con vida.

-Sí, alfa. -dicho eso, me dirigí al baño. Debía encontrar a Violet o si no los hombres lobo la matarían al igual que hicieron con su madre y su abuela. No podía permitirlo. La seguridad de toda mi gente dependía de esto. En el camino hacia el baño me topé con varios hombres lobo que maté sin dificultades. La verdad es que los hombres lobo podían ser peligrosos ya que con tan solo una mordida, podrían matar a un vampiro normal. Sin embargo, yo no era un vampiro normal y sus movimientos eran demasiado torpes y lentos para cualquiera de nosotros. Finalmente, llegué al baño y para mi desgracia, no había rastro de Violet.

Prometí protegerla y sin embargo, ahora estaba en manos de esos perros que la matarían lo antes posible. Ni siquiera sabía por donde seguir buscando. Recuperé la compostura y salí al jardín con la esperanza de que estuviera allí.

Me quedé atónito al verla escapar junto a William el rey de la manada de esos chuchos. Mi cabeza no procesaba correctamente lo que mis ojos estaban viendo. Violet estaba escapando de mí acompañada de uno de mis mayores enemigos. Además, parecía que se conocían bastante bien ya que mientras corrían por los grandes jardines intentando huir del castillo, sus manos estaban entrelazadas.

Mi furia creció enormemente al ver esa escena. Sentí algo que nunca antes había sentido. La rabia se concentraba en mi pecho y respiraba con dificultad. Era tanta la rabia que mis colmillos salieron más afilados que nunca. Era tanta la rabia que sentía que mi pecho se estaba oprimiendo.

-¡VIOLET!-grité a los cuatro vientos. Sabía que ella no me escucharía ya que su oído no estaba para nada desarrollado. Sin embargo, necesitaba sacar esa opresión del pecho.

No me esperaba esto de Violet. Pensé que nuestra relación había cambiado, que habíamos progresado y que a partir de ahora, todo sería diferente. Incluso me permití pensar que quizá, y tan solo quizá, la eterna compañía de Violet no fuera tan mala como yo había creído toda mi existencia.

-¡Nicholas!-no me moví para responder a Elina. Simplemente, seguí observando el gran jardín donde ya no quedaba ni rastro de Violet y su acompañante.-¿Dónde está Violet? ¿Está bien?

-Está perfectamente.

Secuestrada Por El AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora