*Capítulo 16*

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Me estaba preparando para la gran fiesta que se iba a celebrar hoy en el palacio. La verdad, estaba muy nerviosa. Además, no había visto a Nicholas en todo el día ya que había surgido algún problema. Por otro lado, Mery dejó un precioso vestido largo en mi cuarto para que me vistiera. Ya me lo había probado y me quedaba bastante bien. El color azul oscuro resaltaba el color violeta de mis ojos y gracias al corte del vestido, mi cuerpo se veía bien definido.

-¿Qué peinado quiere?

-No lo sé, Mery. El que te guste está bien.

-Le dejaré el pelo suelto pero le haré algunas ondas en las puntas. -Mery comenzó a hacer su trabajo y me sorprendió lo hábil que era.

-Se te da muy bien.

-Gracias, mi madre me enseñó.

-¿Dónde están tus padres?

-Murieron en la guerra.

-Lo siento mucho, Mery.

-No se preocupe. Yo tuve suerte y la familia real me ofreció este gran trabajo.

-¿Estás contenta trabajando aquí?-por lo que yo había podido observar, todos los criados trabajaban sin parar.

-¡Claro que si! La familia real me trata bastante bien. La gran mayoría de los vampiros no son tan amables. Usted también ha tenido mucha suerte.-había dejado de pedirle a Mery que me llamase Violet ya que era inútil. Según ella, como pronto iba a ser la reina, debía tratarme de usted y mostrarme respeto. Yo estaba totalmente en contra de eso porque no me merecía más respeto que los demás.

-Ya he terminado.-dijo Mery entregándome un espejo. Miré mi reflejo y parecía una persona totalmente distinta. Mis ojos estaban perfectamente maquillados y resaltaban más que nunca. Mi pelo estaba bien peinado y brillante. Antes de que pudiera agradecerle el gran trabajo a Mery, la puerta de la habitación se abrió de par en par y apreció Nicholas algo frustrado.

-¿Me necesita para algo más, señorita Violet?-Mery cambió su actitud y se puso nerviosa al ver a su rey.

-No, gracias Mery.-le dediqué una amplia sonrisa y salió de la habitación apresuradamente. Nicholas no me prestó atención y fue directo al armario. De allí sacó un precioso traje negro y una camisa blanca.

-¿Ha pasado algo?-me atreví a preguntar. Todavía tenía que ponerme el vestido pero me preocupaba que algo malo hubiera ocurrido en el reino.

-Nada de lo que debas preocuparte.-contestó secamente y sin mirarme.

-Pareces preocupado.

-Vístete.-como siempre, Nicholas evadió mis comentarios y en su lugar, me ordenó hacer algo. Yo rodé los ojos y me dirigí al baño a ponerme el vestido. Olvidé que el vestido tenía el cierre en la parte trasera y que iba a necesitar la ayuda de alguien. Como Mery ya se había ido, mi única opción era Nicholas.

-Necesito que me ates el vestido, por favor.-mi voz sonó amable y conseguí que Nicholas apartara su mirada del teléfono y la posara en mí. Él ya se había puesto el traje y debo confesar que le quedaba perfecto. Se levantó y caminó hacia mí. Yo me dí la vuelta y Nicholas posó sus manos en la cremallera la cual estaba en la parte baja de mi espalda. Sentí un escalofrío cuando comenzó a subir la cremallera lentamente. Miré nuestro reflejo en el espejo. Mis mejillas estaban algo coloradas y Nicholas parecía estar muy concentrado en el vestido. Cuando finalmente terminó, levantó su mirada y miró el reflejo en el espejo. Nuestros ojos se encontraron y el calor en mis mejillas aumentó.

-Estás preciosa. -dijo con la voz ronca y apoyando una de sus manos en mi cintura. De ese modo, mi espalda quedó pegada a su pecho.

-Gracias.-susurré. El tacto de su piel con la mía estaba matándome. Mi cuerpo estaba tenso y mi respiración era muy irregular. Analicé la imagen que se podía ver en el espejo. Su mano agarrando fuertemente mi cintura, Nicholas vestido de traje, mis mejillas sonrojadas y su mirada recorriendo todo mi cuerpo. De repente, sentí ganas de besarle. Y al parecer, Nicholas estaba pensando exactamente lo mismo ya que su mirada estaba en mis labios.

Traté de girar mi cuerpo y eso fue suficiente para que Nicholas entendiera lo que iba a hacer. Colocó su otra mano en el otro lado de mi cintura y me ayudó a girar hasta que nos quedamos frente a frente. No esperé ni un segundo más y me lancé a sus labios. Los dos movíamos los labios con rapidez y desde el principio el beso se llenó de pasión. Sus labios encajaban a la perfección con los míos y eran muy suaves. Justo cuando menos me lo esperaba, el sonido de que alguien estaba tocando la puerta nos interrumpió. Nicholas rompió el paso y dio el permiso para que una de las sirvientas entrara.

-Lamento molestarle, Lord. Su hermano me pidió que le avisara de que los invitados están empezando a llegar.

-Está bien, puedes irte.-la sirvienta se fue rápidamente y antes de que el ambiente fuera incómodo, Nicholas volvió a hablar.-Tenemos que irnos.

Yo seguía algo confundida por lo que acababa de pasar. No estaba segura de que lo que había ocurrido fuera algo bueno o si simplemente complicaría las cosas entre nosotros. Por otra parte, estaba segura de que para Nicholas no había significado absolutamente nada. Para mí, sin embargo, significaba mucho ya que era la primera vez que besaba a alguien. Además, no entendía por qué había sentido ese gran deseo por besarle. ¿Qué me estaba pasando?

-¿Piensas quedarte ahí parada toda la noche?-me preguntó Dante ya que en cuanto llegamos a la gran sala repleta de vampiros elegantes Nicholas desapareció y me dejó sola.

-Si.-contesté cruzandome de brazos. La verdad, estaba enfadada principalmente conmigo misma por no haber podido resistirme a los encantados del idiota de Nicholas.

-¡Oh vamos! Pensé que los humanos eran algo más divertidos...

-Voy al baño.-sin esperar la respuesta de Dante, giré sobre mis talones y me dirigí hacia el baño. Por suerte, el baño estaba vacío y pude estar más tranquila. Limpie mis manos y me miré al espejo.

¿Esa era yo?

Antes de que pudiera seguir culpándome del beso con Nicholas, escuché un gran estruendo que provenía de la sala. Mi corazón latió con fuerza y no pude evitar soltar un pequeño grito.

Al principio, no sabía si era mejor volver a la sala e ir con Dante o si simplemente debía esconderme aquí. Escuché unos disparos y el sonido varios objetos rompiéndose por lo que opté por la segunda opción.

Me distancié lo máximo que pude de la puerta del baño e intenté autoconvencerme de que todo iría bien. Sin embargo, una pequeña voz en mi cabeza no paraba de repetirme de que tal vez, aquel ataque estuviera provocado por Alexander.

De repente, la puerta del baño se abrió de par en par. Mi corazón se paró por un momento y mis manos comenzaron a sudar. Pude observar la silueta de la persona que había abierto la puerta y por su anatomía, deduje que era un hombre.

Intenté acallar mi respiración agitada con el fin de que aquel hombre no me viera. No obstante, no había escapatoria. Estaba encerrada. El hombre dio unos pasos más y la tenue luz del baño iluminó su rostro.

-¿Will?

Secuestrada Por El AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora