*Capítulo 20*

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Me desperté aturdida y mareada. Mi cabeza dolía como los mil demonios y el simple hecho de intentar recordar lo ocurrido me provocada una sensación de mareo insoportable. Me sentía sin fuerzas, como si hubiera corrido sin parar durante días. Mis extremidades se sentían pesadas y mis músculos parecían haber perdido la poca fuerza que solían tener. Mi garganta ardía por la falta de agua y aunque no  era capaz de abrir mis ojos todavía, sabía que no me encontraba sola.

-No sé que mierdas pasó. Nunca había sentido algo así, era como si mi cuerpo no respondiera a mis ordenes.

-¿Eras consciente de lo que ocurría?

-Sí, te vi hablar con Violet e intenté moverme con todas mis fuerzas, de verdad. Pero era imposible, Nicholas. No tenía el control de mi cuerpo, estaba inmovilizado.

-Está bien Dante, no te preocupes por eso. ¿Dónde está Sybil?

-La dejé en el calabozo.

-Bien, quizá ella sepa algo de lo ocurrido.

-¿Y Elina?

-Ella no sabe nada. Se pasó toda la noche buscando información en la Aradia y no encontró nada similar a esto. Está preocupada por si Violet no despierta.

-¿Crees que lo hará?

-Espero que sí, porque cuando despierte...-antes de que Nicholas terminara con su amenaza, la puerta volvió a abrirse.

-Lord, Sybil insiste en ver a Violet.

-Dile que no es posible y si sigue insistiendo, quítenle el agua y no le den de comer hasta que yo diga lo contrario.

-Está bien, Lord.

-Dante, fuera de aquí. -la voz de Nicholas sonó firme y mostró su cambio de actitud.

-¿Qué hice yo ahora?-preguntó Dante indignado.

-Lárgate.-oí un bufido y luego los pasos de Dante dirigirse hacia la salida seguido de el ruido de la puerta al cerrarse. Me puse nerviosa.

-Deja de fingir, Violet. Abre tus malditos ojos y mírame.-aunque quisiera, no podía cumplir los deseos de Nicholas. Mis ojos ardían demasiado y no era capaz de abrirlos.

-No...puedo...-mi voz sonó débil y algo ronca y las palabras rasgaron mis cuerdas vocales como nunca antes. ¿Cuánto tiempo llevaba sin pronunciar una palabra?

-No estoy para juegos. Si no abres tus ojos ahora mismo te irá mucho peor, Violet.

-¡No puedo!-grité con angustia y él pareció notar que lo que decía era verdad.-No te estoy engañando y no estoy fingiendo. Me encuentro...mal...algo no anda bien.-las palabras comenzaron a trabarse en mi lengua. Mi cabeza se volvió más pesada y comencé a perder el sentido.

-Violet...-noté las frías manos de Nicholas en mis mejillas y simplemente su tacto hizo que una brisa de aire fresco atizara mi cuerpo recuperando un poco de vitalidad. No sé que era lo que Nicholas estaba haciendo pero necesitaba más. Puse mi mano encima de la suya y poco a poco noté como recuperaba las fuerzas. Conseguí abrir mis ojos y mi mirada se encontró con la de Nicholas.

Me miraba de manera aturdida y algo impresionado. Mirándole a los ojos pude, por primera vez, sentir la gran fuerza de nuestro lazo. Cuando me encontraba con la manada y Nicholas lo activó, no sentí todo este poder. Ahora, sin embargo, mientras nuestra piel y mirada estaban en contacto, la fuerza era sobrenatural.

Podía sentir lo que él sentía. Estaba enfadado y decepcionado por mi traición. Al mismo tiempo, lo notaba algo cansado y mareado y llegué a la conclusion de que él estaba absorbiendo parte de mi malestar.

-No puede ser...-dijo alguien desde la puerta de la habitación. Miré en esa dirección y me encontré con una sorprendida Elina. Ella miraba la escena con curiosidad y asombro.-Había oído hablar de esto pero nunca pensé que fuera cierto...

-Explícate.-ordenó Nicholas claramente irritado con la situación tan confusa que estábamos experimentando. 

-Vuestras sangres son complementarias y eso trae consigo una serie de privilegios que el resto de vampiros o seres mágicos no son capaces de experimentar. Todo eso se debe a que vuestro lazo es muy fuerte. Como ya sabéis los vampiros son capaces de entrar en la mente humana. Sin embargo, Violet no es una simple humana y tú, Nicholas, eres un vampiro muy poderoso. Por lo tanto, sois capaces de percibir las emociones del otro aun estando en diferentes partes del mundo. Vuestra conexión es simplemente...mágica.

Tanto Nicholas como yo nos quedamos atónitos con la información que Elina nos acababa de mencionar. Mi mirada se encontró con la de Nicholas por un breve instante hasta que él la apartó y comenzó a hablar. 

-Infórmate más acerca de nuestro vínculo y el poder de Violet. Mantenme al tanto de todo lo que averigües.-Nicholas caminó a la salida dejándome totalmente confusa. ¿No íbamos a tener una larga discusión sobre lo ocurrido?

-¿Nicholas?-pregunté.

-No tengo tiempo para tus problemas de niña, tengo que arreglar el problema que has creado.-ni siquiera me miró al dedicarme esas palabras frías y simplemente se marchó después de dejar claro que yo no era importante en estos momentos. No puedo negar que me dolió. Especialmente, después de haber experimentado la fuerza de nuestro lazo. 

-Está enfadado y confuso. Nicholas no suele llevar bien esa mezcla de sentimientos.-me consoló Elina. 

-Siento haber puesto al reino en peligro, no pensé que una guerra entre lobos y vampiros se pudiera creer por mi huida. 

-Cielo, deberías de empezar a entender tu gran potencial. No hay ningún otro ser mágico que pueda controlar a cientos de vampiros y hombres lobo. 

-Yo...no sé que ocurrió.

-¿Ahora te encuentras bien?

-Solo me duele un poco la cabeza. El contacto con Nicholas me ayudó. 

-Interesante...Tendremos que trabajar en tu magia. No será fácil pero te ayudaré a que consigas controlar tu magia. 

-Yo no soy una bruja.-aunque tanto mi abuela como mi madre lo eran, en mi infancia, yo nunca presencié ningún tipo de magia. Sin embargo, era capaz de hacer algunos simples trucos que no requerian mucha magia. 

-Eres mucho más poderosa que una bruja, cariño. Sibyl está en el calabazo esperando hablar contigo. ¿Te siente con fuerzas?

-Si, vamos.-me levanté de la cama y seguí a Elina hasta el calabozo. En cuanto vi a Sibyl, pude apreciar su mal aspecto. Parecía que no había comido ni bebido nada desde hace días. 

-Tia...

-Pequeña, ¿Cómo te encuentras?-unas lágrimas corrieron por su mejilla mientras intentaba acercarse más a mi. Sin embargo, unos grandes barrotes nos separaban y las cadenas que ella llevaba en los tobillos, impedían que se acercara más a mi. La escena me estaba partiendo el corazón. 

-Estoy bien, no te preocupes por mí. ¿Pueden sacarla de aquí?-pedí mirando a los guardias. No podía mantener una conversación con ella así. Sin embargo, los guardias ni siquiera se inmutaron de mis palabras.

-Sibyl, cuanto tiempo...creo que ya es el momento de que le cuentes la verdad a Violet.-intervino Elina. 

Algo me decía que no me iba a gustar esta conversación...

Secuestrada Por El AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora