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Salí de la ducha, apurada, enfadada y sin ganas de hacer una mierda.
Genial, de nuevo a las aburriditas cenas con socios de mis padres.
¿Para qué diablos debo ir yo? Todo sería tan fácil si tuviera menos tiempo libre…
Tomé el celular y lo encendí. Al instante en que reinició, se escucharon tres “beep” que eran la alerta de mensaje.
«Tenemos que hablar.»
Oh oh. Era Geoffrey.
¿Cómo tres simples palabras pueden darte un mini-ataque al corazón?
Revisé los otros dos mensajes que pertenecían a Marcie y teóricamente me los había enviado antes que el castaño.
«Estoy cenando con Niall y no te imaginarás quién llegó…»
«Creo que metí la pata.»
¡Demonios! ¿Qué diablos habría dicho Marcie ahora para qué Geoffrey se enfadara?
Llamé a Geoffrey pero dio la contestadora.
Resistí las ganas de azotar mi móvil contra la pared.
Entonces decidí marcarle a mi amiga.
-¿Qué sucedió?- le pregunté entre dientes mientras me metía dentro del primer vestido que había encontrado en mi armario.
-Pues ésta mañana Niall me invitó a cenar…
La interrumpí.
-Sabes a que me refiero Marcie.
-Bien bien- dijo ella nerviosa del otro lado de la línea. Contuve una maldición. –Geoffrey ha dicho que no te vio en casi toda la semana y yo sólo mencioné que mañana por la noche se verían.
Arqueé una ceja, confusa.
-¿Y qué con eso?
-Pues de repente se fue, parecía enfadado. Simplemente eso.
Apreté los dientes. Genial. La que me faltaba.
Mi noche no puede ser mejor.
-Lo lamento, __________- se disculpó mi amiga y yo sólo solté un suspiro paciente. –No creí que se fuera a enojar, aunque no entiendo el motivo.
-Él no quiere que yo siga bailando en Anacks, Marcie- respondí fríamente. Ella soltó un jadeo. -¿Qué?
-Geoffrey te quiere para él sólo, ___________.
Fruncí el ceño.
-No dejaré de bailar por él- dije decidida y ella bufó.
-Oh vamos, sabes que el terminará convenciéndote de que no lo hagas- dijo divertida.
-¿Y qué? ¿Niall no tiene problemas contigo?- contraataqué algo enojada.
-A él no le molesta que yo baile, porque se lleva la mejor parte- replicó con cierto aire de orgullo.
Luego soltó una risita y no pude evitar acompañarla.
-Bien, debo irme. Una estúpida cena me espera.
(…)
-Podrías haberte maquillado un poco- dijo mi madre en voz baja mientras caminábamos hasta nuestra mesa reservada en aquel restaurant ridículamente elegante.
La observé fulminante y arqueando una ceja.
Encima que acepto venir a ésta basura de cena, ¿me exiges que me arregle?
Reprimí un odioso «púdrete».
La familia ya se hallaba allí. Abrí los ojos como platos cuando noté que Liam era uno de ellos.
Mierda, mierda, mierda.
Mis padres los saludaron con esa asquerosa simpatía falsa y luego me presentaron.
-____________, él es nuestro hijo- dijo la señora mayor de la cual ya había olvidado el nombre.
-Ya nos conocemos- me aclaré la garganta. Liam sonrió.
Esto será tan malditamente incómodo.
-Oh, ¿es enserio? ¿En dónde se han conocido?
Contuve el aliento cuando Liam me guiñó un ojo, divertido.
-En la academia, mamá. Ella es alumna en la academia de tía Rose.
-Oh qué encanto, cariño. Entonces tendrán tiempo para platicar- dijo ella con una sonrisa cálida.
Bueno… me caía bien. Supongo.
No parecía demasiado plástica ni estirada como el resto de las personas que conocían mis padres. Pero el supuesto padre de Liam daba miedo.
Diablos. Pálido, ojos color miel, y una mirada penetrante.