Capítulo 26

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Narra Seshari:

- Menudo farsante - me levanté y limpié la sangre de mis puños con mi pañuelo de bolsillo - ¿Realmente iba a proteger a ese omega? ¡Qué ridiculez! - reí sarcástico.

Giré mi cuerpo con brusquedad, asustando al japonés de gafas. Como primera impresión, se veía delicado, era bastante delgado y poseía facciones simétricas.

Sería un desperdicio descuartizarlo para vender sus órganos. Nota mental: decirle a mi padre que use el cuerpo entero.

- ¿Qué-pa-só? - pregunté moviendo la cabeza de lado a lado - ¿Me tienes miedo?

- N-no - respondió titubeando. Él tenía razón, asustado era poco; aterrado era el término adecuado - Tú solo eres un omega al igual que yo, no te tengo miedo.

- Tienes toda la razón del mundo - sonreí dulce - Soy solo un omega.

Me acerqué gateando hasta donde él estaba, quedando a escasos centímetros de su rostro.

- El que yo sea omega no quiere decir que no pueda desaparecerte - susurré.

- Viktor, Viktor... - murmuraba - ¡Viktor va a salvarme!

- Ja... - suspiré nostálgico - No tienes idea de cuántas veces pensé lo mismo hace años atrás. Creí eso, por décadas, te lo digo de verdad. Creo que te vendría mejor olvidarte de él, vas a terminar decepcionado y roto.

- ¡Jamás! - espetó. Levantó su dedo y me señaló, haciendo círculos en el aire - Tú, no eres mi madre. No puedes decirme qué hacer y qué no hacer.

- Tampoco es que tu madre te lo vaya a decir de nuevo, está muerta - dije malicioso.

Vi como sus ojos oscurecieron de golpe ¿Qué sería? ¿Enojo? ¿Rabia? ¿Impotencia? ¿Confusión? Eran tantas las emociones que debía estar sintiendo en ese miso instante.

Tanto por una verdad que sale a la luz luego de mucho tiempo... ¿Habré abierto alguna cicatriz?

- No te atrevas a mencionarla - bufó a regañadientes - No vuelvas a mencionar a mi madre en toda tu vida.

- ¿O sino qué? ¿Vas a seducirme con tus encantos de omega? ¿A mí, uno de los omegas más codiciados en el continente? - pregunté soberbio.

- No necesito seducir a algo tan feo como tú - respondió entre risas.

Sentí mi pequeño tic en la ceja, ¿me había llamado "feo"? ¿Me había considerado como una cosa? ¿¡Quién demonios se creía!?

- Está bien, suficiente charla - le di un golpe certero en el cuello y lo dormí en un dos por tres. Posteriormente, le coloqué un sedante que lo mantendría tieso el tiempo necesario.

No es como si a mí me hubiesen dado segundas oportunidades en casa. Ni siquiera estaba seguro si ese lugar merecería ser considerado tal cosa...

Saqué mi teléfono y presioné uno de mis contactos principales.

- ¿Qué sucede? - preguntó con su característica voz áspera - ¿Lo tienes?

- ¿Cuándo he fallado, padre? - comenté airoso.

- Siempre hay una primera vez, no te creas la gran cosa Seshari - refunfuñó molesto, como siempre - ¿Tuviste problemas?

- Solo diría que una pequeña distracción - garraspé ligeramente - su mánager estaba con él, creo que había tomado de más y necesitaba ayuda, todo un ejemplo a seguir - reí mientras acariciaba los cabellos del japonés - He de admitir que tiene una silueta atractiva para los alfas... ¡Ah! ¿Qué debería hacer con el otro tipo? - cuestioné pateando levemente el cuerpo del omega tailandés.

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