Año 2118
La constante contaminación y aumento de la población trajo graves problemas al ambiente, y por ende, al mundo.
Los polos se derritieron por completo a causa de los gases del efecto invernadero, lo que ocasionó que el nivel del mar aumenta...
— ¿Está segura cariño?— volvió a preguntar el hombre con confusión, no muy convencido con las palabras de su pequeña — ¿Un hombre?—
— De verdad, está encerrado en la jaula—
— ¿Está en el corral?—
— En esa prisión— respondió haciendo una mueca. El padre de la pequeña chasqueó la lengua y se giró hacia un trabajador que se encontraba a su izquierda.
— Rusbel, ¿hay una cámara cerca de la jaula?— preguntó y el hombre asintió — Muéstrame elBT-1, déjame ver de qué está hablando— ordenó mientras se quitaba el micrófono de diadema y se levanta de su asiento.
— ¿Qué estás buscando?— le preguntó el hombre moreno de piel al ver lo que hacía.
— Amanda dice que ve a un hombre en la jaula— empezó a hacer zum con el mouse, fijando su vista en el computador. Al acercar un poco se dio cuenta de que definitivamente la niña no mentía. Se veía el rostro de Derek escondido entre los demás Mecas. Rápidamente se giró hacia la niña y se puso de cuclillas — Cariño, ¿cómo supiste?—
— El robot me lo dijo— se encogió de hombros con una sonrisa.
— Se lo dije— afirmó CJ-7.
La destrucción de robots seguía sin cesar, algunas veces podrían llegar a ser muy violentos, pero todo era parte del show, buscaban animar lo más que pudieran al público.
Dentro de la jaula, un robot que parecía tener una aparecían muy desgastada y sobre todo antigua para su época, tocó el hombro de un Meca que parecía haber sido un chef, provocando que éste se volteara a verlo.
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— ¿Serías tan amable de desactivar mis sensores de dolor?— preguntó, el Meca asintió y se dirigió hacia la espalda de éste para bajar una palanca que era el sensor mencionado anteriormente.
Derek frunció el ceño y se acercó, preguntando con algo de timidez.
— ¿Por qué pasa esto?—
— La historia se repite, es el rito sangre y electricidad— respondió uno de ellos.
—Y cuando la oportunidad se presenta nos destruyen, reduciendo nuestro número para que ellos mantengan la superioridad numérica— concluyó otro de ellos.
No pudieron informar más ya que cinco guardias de seguridad se acercaron a la jaula y abrieron las puertas que anteriormente estaba selladas, entre tres cargaron al robot que había pedido que desactivaran sus sensores de dolor.
— ¿Qué, tan pronto?— preguntó sintiendo como lo tomaban por la fuerza — Adiós a todos— se despidió desapareciendo entre el pasillo.