El mensaje II

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Capitulo 12

 

Liam, el más callado del grupo, soltó un bramido que sorprendió tanto a Henley que le hizo dar un salto. Robert murmuró un soez juramento; Aaron sacudió la cabeza, disgustado, y Dylan no pudo ocultar una mueca de desagrado. Harry pareció ser el único al que no había afectado la noticia. Alzó la mano exigiendo silencio, y con toda calma le ordenó al muchacho que prosiguiera.

-Al principio no supe de la existencia de la dama –explicó Henley-. El inglés me dijo que se llamaba Waldo, y me invitó a compartir su cena. Me explicó que había obtenido el permiso para atravesar la propiedad de los Len del viejo laird en persona, y que la familia de su esposa tenía un parentesco lejano al clan. Creí la explicación que me ofreció, pues no se me ocurrió razón alguna por la que tuviera que mentirme, y también porque estaba demasiado cansado y hambriento. De modo que acepté su invitación. Parecía un tipo bastante agradable… para ser inglés. Después de comer, me dijo que tenía gran interés por conocer acerca de los clanes del norte. Sabía de varios de ellos, y me pidió que esbozara un mapa sobre la tierra con una vara y señalara en él la localización de ciertos clanes en particular.

-¿En qué clanes en particular estaba interesado? –inquirió Harry, con un dejo de aspereza en particular.

-En los Sinclair y en los MacPherson –respondió Henley-. Pero su mayor interés radicaba en saber dónde estaban las tierras de los Maitland, y también las vuestras, laird Styles. Sí, se mostró sumamente interesado en los Styles. Ahora que lo pienso me parece raro, pero el caso es que el granjero pareció quedar desilusionado al ver cuán al norte residían los Maitland. Sin embargo, sonrió cuando le señale que vuestras tierras lindaban con las de los Sinclair, y que los dominios de los Sinclair lindaban, a su vez, con un extremo de los de los Maitland. Supongo que tendría que haberle preguntado por qué se alegraba tanto, pero no lo hice.

-¿Se te ocurrió preguntarle a qué obedecía su interés en los clanes? –preguntó Dylan.

A Henley empezaba a fastidiarle el tono que utilizaba el guerrero.

-Sí, se me ocurrió –contestó-. Waldo me dijo que le gustaría saber quién le daría permiso para atravesar sus dominios y quién no. Yo le respondí que lo mejor que podía hacer era dar media vuelta y regresar a su casa, ya que ninguno de los clanes por los que me había preguntado le permitiría poner un pie en sus tierras.

-¿Cuándo te habló de la mujer? –preguntó entonces Aaron.

Henley se atrevió a corregir al guerrero una vez más:

-Es una dama.

Aaron alzó los ojos al cielo.

-Eso es lo que tú dices –replicó-. Todavía tengo que juzgarla por mí mismo.

-Prosigue con tu historia –le ordenó Dylan.

-Una vez que le hube trazado el mapa de los clanes, Waldo, me preguntó si conocía a un guerrero llamado Harry.

-¡Laird Styles para ti! –ladró Liam.

Henley se apresuró a asentir.

-Sólo repito las palabras del granjero –precisó con nerviosismo-. Él fue quien llamó Harry a tu laird. Le respondí que ciertamente sabía de quién se trataba, y también le expliqué que ahora también se lo conoce como laird Styles. Me hizo muchas preguntas sobre vos, laird, pero lo más le interesaba era saber con certeza si erais… honorable. Le dije que erais en verdad un hombre de honor, y fue entonces cuando me confesó el verdadero motivo que lo había traído a las Highlands. Según me dijo, estaba escoltando a vuestra prometida.

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