Capitulo 28
La reunión de Ramsey con Leah, la madre de Bridgid KirkConnell, le dejó con un amargo sabor de boca. La primera impresión de Ramsey al verla entera en el gran salón había sido positiva. A pesar de que era ya una mujer madura, Leah era aún muy atractiva. Sí, el tiempo había sido benévolo con ella. Después de escuchar lo que había venido a decirle, la opinión de Ramsey había cambiado de manera drástica, y abandonó el gran salón pensando que la sola presencia de aquella arpía lo ponía enfermo.
Había ido antes con Harry hasta el lago para lavarse y cambiarse de ropa, pero después de oír la petición de Leah Ramsey sintió la súbita necesidad de volver a lavarse. La perfidia de Leah ofendía la esencia misma de la maternidad.
Harry regresó al salón pocos minutos después del encuentro, con el entrecejo fruncido, tal como era su costumbre habitual, porque Gillian todavía estaba hablando con Brisbane y con Otis. Estaba ansioso por enterarse de las novedades que pudieran haberle dado. También deseaba tenerla a su lado, y reconocer tal hecho no hacía más que acentuar su ya encendido ánimo, porque incluso él se daba cuenta de que estaba comportándose como un jovenzuelo embobado.
Encontró a Ramsey desplomado sobre una silla, con la cabeza inclinada como si estuviera rezando.
Cuando su amigo levantó la vista, Harry pudo captar la amargura que traslucía su expresión.
-¿Qué te pasa? –le preguntó-. Tienes la misma cara que si hubieras tragado lejía.
-Así me siento –reconoció Ramsey-. Acabo de tener una reunión con la madre de Bridgid KirkConnell, Leah.
-Imagino que la reunión no ha ido del todo bien.
-Es una mala mujer –murmuró Ramsey-. En el nombre de Dios, ¿cómo voy a hacer para decirle a Bridgid que su propia madre…?
-¿Qué?
Ramsey soltó un suspiro.
-Leah le tiene celos a su hija –explicó, sacudiendo la cabeza ante un pecado de esa magnitud.
-¿Te lo ha dicho ella, con esas palabras?
-No, pero ésa parece ser la raíz de todos sus problemas. Leah se ha vuelto a casar, y no le gusta la forma con que su nuevo esposo mira a Bridgid. Cree que siente lujuria por Bridgid, y quiere que ella se vaya de casa.
-Quizá pretenda protegerla –sugirió Harry.
Ramsey volvió a negar con la cabeza.
-No, el bienestar de su hija es la última de sus preocupaciones. No ha hecho más que hablar sobre lo vieja que parecía al lado de Bridgid.
-¡Por el amor de Dios! –Murmuró Harry-. ¿Por qué tienes que vértelas con asuntos tan mezquinos?
-Igual que tú, yo también debo velar por mi clan, y Bridgid forma parte de él. Quédate y podrás conocerla –lo invitó-. Así comprenderás por qué me asquea tanta la actitud de su madre.
-¿Sabe Bridgid que su madre quiere que abandone su hogar?
-No lo sé –respondió Ramsey-. Leah la envió a la casa de su hermana durante una temporada, con la excusa de que así la ayudaría con su nuevo hijo.
-Entonces quizá pueda quedarse en la casa de su tía.
-Sólo fue una solución temporal –explicó Ramsey-. La tía tiene cinco hijos y vive en una casa muy pequeña. Sencillamente, no hay lugar para Bridgid.
-Entonces, la única salida es el matrimonio.
-He aquí el problema –repuso Ramsey, y a grandes rasgos le explicó la promesa que se le hiciera al padre de Bridgid.