Represalias

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Planeta Vegetasei

No estaba dispuesto a dejar que el lagarto se salga con la suya una vez más, ya lo había tenido que soportar por varios años durante su infancia y lo agobiaba sobremanera el tener que actuar tan impulsivamente, pero mientras estuvo en el tanque de regeneración pudo pensarlo con calma y había tomado una decisión. Durante ya algunos años se contuvo los arranques de reclamar el trono como suyo, hace tiempo que se había dado cuenta de que su padre ya no gobernaba como era debido. Se había vuelto muy flexible y aquello era impensable en un Rey Saiyajin. Sabía que su hermano había quedado afectado por el ataque en Zarg, pero nada pudo hacer al respecto, eran muchos guerreros quienes los atacaron y no pudo protegerlo, aunque lo intentó. Al contrario de su padre él sentía algo de preocupación por Tarble, se imaginaba cómo se sentiría ahora que había quedado invalidado para combatir. Se vio interrumpido por su soldado de confianza, lo notó acercándose sigilosamente hacia él.

– Príncipe, me había solicitado – Le dijo haciendo una reverencia como ademán de saludo – Bardock me lo comunicó.

– Deja de hacer esas estupideces Nappa, ahora escúchame con atención; Freezer nos tendió una trampa. Zarg estaba infestada de sus soldados, al parecer esa es la nueva base principal del maldito y están muy bien camuflados. Le di la orden a Bardock de que reúna a sus mejores soldados y te digo lo mismo a ti, reúne a los mejores elite para ésta mañana en la arena. Tendremos una convocatoria hoy, todos pueden sumar, necesitamos detener al ejército de ese miserable o se hará masivo y será imparable después – Le dijo mirándolo con el ceño fruncido – No importa si el Rey no lo aprueba, no está en condiciones de decidir.

– Príncipe, haré lo que me pide. Pero sí veo prudente esperar la aprobación del Rey – Le dijo con un poco de miedo de sus represalias.

– ¡No toleraré ninguna desobediencia!, que te quede claro…yo no soy tan condescendiente como el Rey – Le dijo socarronamente – Ahora desaparece de mi vista y haz todo lo que te he pedido, no lo olvides, quiero a todos mañana a primera hora en la arena.

– Sí Príncipe – Se retiró rápidamente, dirigiéndose en busca de sus soldados. Debía de conformarse con seguir las órdenes del Príncipe, sabía que contradecirlo era demasiado arriesgado. Se había ganado a pulso aquella fama de hostil y despiadado, pero debía reconocerlo...era demasiado poderoso y aquello era lo más importante. La sociedad Saiyajin seguía el poder y su futuro monarca sería el más poderoso de todos.

– Imbécil – El Príncipe se encontró solo en la enorme sala médica, dirigiéndose de inmediato a su habitación, necesitaba descansar y pensar muy bien en lo que haría, no estaba en sus planes el fracaso; sabía de sobra que de no ser por él probablemente su padre y su hermano hubiesen muerto en Zarg, se maldijo internamente por pensar en protegerlos, él no debía de pensar en eso, cada uno era lo suficientemente fuerte para cuidarse a sí mismo.

Escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación y automáticamente se colocó su restreador para verificar quién era, no entendía quién se atrevía a molestarlo después de que él haya dado la estricta orden de no ser molestado por absolutamente nadie. Verificó un poder de pelea de once mil trescientas unidades, supo que era un guerrero élite. No podría ser Nappa, ya que su soldado superaba ese poder, tampoco Bardock o alguno de su escuadrón. Lo más probable es que sea alguna de las hembras que solían buscarlo cuando regresaba de alguna misión. No tenía ánimos de siquiera tomar a alguna, estaba enfrascado en otro tipo de pensamientos, pero nuevamente los golpes en la puerta lo desconcentraron.

– ¡Lárgate de aquí, no recuerdo haber solicitado compañía! – Dijo muy incómodo, no quería ver a nadie en esos momentos.

– Príncipe Vegeta – Escuchó una voz familiar, era aquella hembra que siempre lo buscaba, ya la había tomado antes como a muchas otras y no era nada especial, una más que buscaba atrapar al futuro Rey, pero no le dio ni le daría el gusto a ninguna, las despreciaba apenas al terminar el acto sexual – Vine para saber cómo se encontraba, discúlpeme por el atrevimiento pero, extrañé mucho su presencia – Se atrevió a decirle en un tono mucho más sugerente, lo que no pasó desapercibido para el saiyajin.

Tu, mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora