Epílogo

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TU, MI DESTINO

El repentino anuncio del casamiento del Príncipe Tarble había causado gran conmoción en el planeta Vegetasei, ya que el Príncipe había permanecido solo durante varios años y pensaban que nunca tomaría una esposa, ahora mismo se encontraban atravesando una época de paz y prosperidad en el planeta. Los saiyajins habían acogido con gran aprecio y respeto a la esposa del Rey Vegeta, una terrícola llamada Bulma. Y no sólo se trataba de ella, varios de los saiyajins habían tomado como compañeras a mujeres terrícolas y eso no les disgustaba...del todo.

Poco tiempo después de la derrota de Broly y Turles, el Rey Vegeta había asumido el mando de Vegetasei, pero sólo de las tácticas militares y temas en los que era realmente bueno como estratega y Tarble era quien había asumido el cargo como mandatario en todo lo demás, para Vegeta el gobernar, el disponer de los recursos y demás, definitivamente no era lo suyo. Confiaba plenamente en la capacidad de su hermano menor para eso. Quien permanecía como gobernante cuando él partía a alguna misión, cosa que hacía muy a menudo buscando así aumentar su poder y traer consigo mayores victorias. Algunos terrícolas se hallaban viviendo en Vegetasei, como era el caso de Tights y Bulma Brief, ambas hermanas se habían casado con dos saiyajins, Raditz y Vegeta respectivamente. Milk también vivía en Vegetasei, junto a su esposo y sus gemelos Gohan y Goten que ya habían cumplido ocho años.

Ocho años de calma, años en los que cada uno de los habitantes del planeta escarlata había aprovechado para alcanzar sus objetivos, unos mucho más rápido que otros.

Hacía muy poco tiempo que Tights había dado a luz a su primer hijo, una hermosa niña mitad saiyajin mitad humana, una niña rubia y de ojos azules como los de su hermana menor, poseedora de un carácter y temperamento totalmente dignos de una saiyajin. Tights estaba más que feliz, su pequeña hija era tan parecida a su esposo que no podía evitar derramar lágrimas de felicidad en algunas ocasiones cuando los veía juntos. Raditz había cambiado mucho, con ella y los demás. Era más abierto y considerado, por ella es que él había cambiado hasta ese punto y se lo agradecía, la convivencia con él había sido un poco difícil en un principio, pero poco a poco pudieron poner todas las cosas en su lugar y formaron una familia junto a su pequeña hija Anko.

Bulma ahora se encargaba de los laboratorios y el desarrollo de la tecnología en el planeta escarlata, junto a su padre el Dr. Brief y algunos otros científicos que se mostraron más que interesados en viajar a un planeta desconocido y aportar con sus conocimientos para mejora de la alianza Vegetasei - Tierra, Irsus seguía siendo uno de sus hombres de confianza y en los años que tenía al mando de los laboratorios habían logrado grandes progresos, últimamente no podía realizar grandes trabajos y permanecer muchas horas en los laboratorios, ya que o su esposo o su hijo iban por ella a llevársela de allí a como dé lugar. Ambos eran tan parecidos, su apuesto hijo semi saiyajin era la viva imagen de Vegeta, pero había heredado algunas facciones y rasgos suyos, como el color de sus ojos y el color de cabello de su abuelo.

Pero su esposo estaba muy orgulloso de su hijo, ella lo sabía, la manera en que sus ojos brillaron cuando Trunks llegó al mundo, nunca la olvidaría. Ahora se hallaba en una situación muy similar, tenía cinco meses de embarazo y esperaba a su segundo hijo, no había querido averiguar el sexo de su bebé pues quería que fuese una sorpresa, pero ella había visto muchas veces en sus sueños a una hermosa niña muy parecida a ella, estaba segura de que ella era su hija, lo mismo le había sucedido con Trunks y sus sueños premonitorios nunca fallaban.

— Mi pequeña niña, ya falta muy poco para tenerte aquí con nosotros, no puedo esperar para ver la cara de tu papá cuando te vea jeje —Decía divertida mientras acariciaba su abultado vientre.

Y es que Bulma no podía esperar para poder tener a su pequeña niña entre sus brazos, la felicidad le sonreía y este acontecimiento sería uno de los más importantes en su vida, así como lo fue el conocer a Vegeta, el amarlo, el tener a Trunks y casarse con el hombre al que amaba. Ella era dichosa y por ende buscaba que todo aquel que la rodeara también lo fuera, su mejor amigo Gokú y su amiga Milk también vivían un lindo momento, todo marchaba sobre ruedas y no podía agradecerle más al destino por ello. Había tenido que lidiar con algunos saiyajins que no estuvieron muy felices al saber que los terrícolas podrían ingresar a su planeta sin ningún problema pues aquello significaba que ambas razas comenzarían a mezclarse entre sí. Pero poco a poco, sin usar la fuerza y el miedo que a veces Vegeta quería imponer, se ganó a pulso el respeto y ¿Por qué no decirlo? El aprecio de los saiyajins.

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