Un Vinculo para siempre

156 18 2
                                    

Él estaba seguro de haber hecho lo correcto, por un momento dudó en dar el primer paso y marcarla; pero finalmente su deseo fue más poderoso que todo. Y es que no solamente deseaba tenerla siempre a su lado, no conforme con eso quería poseer cada rincón del cuerpo, la mente y el alma de esa mujer. ¿Había algo más complejo y posesivo que el ritual de unión saiyajin? No conocía nada que superase aquello. ¿Alguien lograría entender el estado en el que se encontraba por esa mujer? Lo dudaba, pasó muchos meses creyendo que jamás volvería a verla o a tenerla, y ahora que la tenía nuevamente a su lado; simplemente lo demás importaba poco.

Pero debía de alejar esos pensamientos egoístas, si algo había aprendido de todos estos meses es que tenía que pensar en su planeta antes que en todo lo demás. Sobre sus hombros caía una enorme responsabilidad que podía llevarlos al éxito como también, a la absoluta miseria. Estaba descuidando sus obligaciones y lo sabía, a él jamás se le dio bien el gobernar, siempre prefirió combatir, liderar alguna misión importante y riesgosa; él más que un rey era un guerrero innato.

A veces le gustaría largarse y dejar todo en manos de su hermano, pero no podía. Tarble no podría controlar a un pueblo saiyajin descontrolado e iracundo. Y justamente eso es lo que lo preocupada, su ausencia en el planeta escarlata de seguro traerá represalias, ya sus soldados de confianza le habían informado sobre los descontentos de la población, él no era estúpido. Los saiyajin seguían al poder, si Kakarotto también pudo convertirse en el saiyajin legendario, ¿Qué les garantizaba que nadie más podría?

Existían muchos saiyajin poderosos, entre ellos el miserable que se atrevió a traicionarlos, Broly aún se encontraba libre en el espacio y eso no era nada bueno. Era sumamente poderoso, y empezaba a dudar si es que él ya había alcanzado el estado de saiyajin legendario. Después de meditarlo y analizarlo con detenimiento junto a su mano derecha, habían llegado a la conclusión de que la transformación se daba debido al despertar o a la acumulación de un sentimiento, la ira. Y Broly llevaba muchos años en ese estado, era una bestia sedienta de venganza que en cualquier momento explotaría.

Si ahora mismo llevaba a la humana consigo a su planeta, sí estaría mejor...él, teniéndola cerca, a su total disposición, y además como reina del planeta. Pero por otro lado tenía miedo de que algo malo vuelva a suceder y ésta vez no tener tanta suerte. ¿Por qué diablos no se había largado ya?...¿A quién quería engañar? No podía ni quería vivir alejado de ella y estaba seguro de que si ella aceptaba terminar el ritual que él inició, jamás podría dejarla ir. Había salido de la Corporación Cápsula con su mujer en brazos, salió volando a gran velocidad y la había llevado a un lago que había descubierto la noche anterior mientras exploraba y pensaba con determinación las cosas, si tan sólo no hubiese sentido aquella desesperación de verla y de poseer su cuerpo, ahora mismo se encontraría rumbo a Vegetasei y habría regresado por ella después. Pero no esperaba, no tenía idea de que su hermano le enviaría aquel mensaje.

Tarble se había comunicado con él la noche anterior, un grupo de saiyajins se habían levantado contra el rey, Vegeta no estaba presente por ende habían intentado asesinar a su hermano, aunque este le haya jurado que todo estaba bajo control, tenía un mal presentimiento. A pesar de saber que su hermano estaría protegido y custodiado por sus soldados de confianza, no era suficiente. Ya había perdido a su padre por su obstinación, no quería, no estaba preparado para ver a Tarble morir. Desde que lo vio nacer, siempre supo que sería pequeño y débil, pero a pesar de mostrarse duro y frío con él, él siempre quiso protegerlo y que su hermano jamás viviese lo que él tuvo que vivir en manos del emperador; sabía que fue por eso que su padre lo mantuvo con vida, porque sabía que si le hacía daño, Vegeta jamás se lo perdonaría.

Se encontraba junto a Bulma en el lago, ambos se habían entregado a la pasión durante varias horas más hasta que ella finalmente cayó rendida ante el cansancio. Ahora mismo la tenía arropada aún con las sábanas sobre el pastizal, la veía dormir plácidamente, su pecho subía y bajaba al compás de su respiración y sus labios se entreabrían suspirando cansada.

Tu, mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora