Promesa

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Estaba confundida y agobiada, si alguien le hubiese dicho que en menos de un año su vida cambiaría de esa manera tan radical se hubiese burlado, es que; ¿Alguien comprendía lo que había sucedido?

Trataba incluso de creérselo ella misma, hace poco más de un año era la novia más feliz sobre la faz de la Tierra, enamorada de un jugador de béisbol y amigo de toda su vida. Un día cualquiera mientras paseaba alegremente con él por el nuevo parque de la ciudad, unos alienígenas asesinos los invadieron, acabando así con todo rastro de vida en su planeta, claro llevándose a algunos vivos y cautivos.

Ella fue una de esas personas, según lo que le había contado Vegeta; aún no recordaba aquello pero ya intuía lo que pudo haber padecido en esos meses. Después de eso un grupo de desconocidos que luego supo pertenecían a una de las razas guerreras más poderosas del espacio. Bien, la habían conducido a su planeta junto a otras terrícolas que lograron ser salvadas. Ok, hasta allí todo iba bien.

Ella aún guardaba el luto por su novio supuestamente fallecido; pero se supone que durante esa estadía en Vegetasei, ya sabía como se llamaba el planeta. Se volvió a enamorar...

Y no, no como una quinceañera, ésta vez era la Bulma adulta, la Bulma mujer, la Bulma que estaba dispuesta a darlo todo por su felicidad la que se había enamorado perdidamente de un guerrero saiyajin, y no de cualquiera; ¿Qué sería de ella si hubiese sido así? ¿Bulma Brief fijándose en un hombre común y silvestre? No, por supuesto que no; el hombre del que se había enamorado era nada más y nada menos que el Príncipe de aquel planeta, nada más era el ser más arrogante, orgulloso y malhumorado del universo.

Y ella lo amaba, sí...lo amaba por sobre todas las cosas.

¿Complicado no? Mucho más si pensaba en lo que había ocurrido después, un ataque sorpresa al planeta por parte de aquella bestia infernal llamada Freezer y su séquito de imbéciles. Y la perdida de sus recuerdos, desde aquel día de la invasión.

Es cierto que había recordado lo vivido con él, con Vegeta y todo lo que tuvo relación con el suceso de las cosas que los rodearon. Pero más allá de eso, no pudo saber nada más. Su ex novia, Yamcha; le había confesado lo que había ocurrido y la razón por la que ella no recordaba nada.

Además de que estaba embarazada, primero creyó que de su novio de toda la vida...era obvio.

Pero al enterarse de lo que había pasado tuvo la certeza de que no era así, y no se equivocó. Estaba esperando un hijo de un ser del espacio, del Príncipe de la raza de guerreros más temible de toda la galaxia. Genial, Bulma Brief; ¡Siempre dando de qué hablar!

Y no fue hasta que lo vio frente a frente que pudo comprender la magnitud de las cosas, la imponente presencia de ese hombre lo decía todo. Pero cuando Vegeta se unió a ella mediante el ritual saiyajin y los recuerdos la abordaron de golpe, todo...absolutamente todo cobró sentido y valor para ella. La razón por la que trató de entenderlo, de acercarse a él, de amarlo...de incluso llegar a concebir un hijo suyo.

No era tonta, era una mujer adulta...no había tenido hijos con su ex novio por la simple y sencilla razón de que a pesar de quererlo y pensar que su futuro sería con él, muy inconscientemente no lo quería de esa manera, no se imaginaba un futuro así.

Pero en cambio a él, se lo había entregado todo sin reservas...le había abierto las puertas no sólo de su alma, sino también de su corazón. Y él también lo había hecho con ella, de eso no habían dudas...un saiyajin no tenía hijos con cualquiera. Eso le daba la seguridad de que ese orgulloso guerrero aparentemente frío frente a otros, con ella era el ser más cálido y entregado que pudo conocer, él la quería. La aceptaba como su compañera, para toda la vida...y eso la hizo muy feliz, demasiado feliz.

Tu, mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora