Entrega

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Advertencia :En este capitulo habrá mucho lemon.


Nave nodriza del emperador del mal

Regresaban con una gran ventaja hacia el planeta cuarenta y cuatro, los reyes de Kempell habían accedido a formar una alianza con él, si se hubiesen negado los habría asesinado, pero todo indicaba que también odiaban a esos monos tanto como él , la princesa se notó bastante dispuesta con ellos, era una maldita mujerzuela, ¿Cómo podría él tomar a una mujer? Las detestaba, pero al instante una sonrisa desquiciante emergió entre sus labios, la torturaría hasta causarle una muerte lenta, sublime e increíble, regresaba junto a su hermano Cooler y sus soldados élite, iba de muy buen humor, al fin sólo dos días debería esperar para poder ver arder aquel detestable planeta, su hermano quiso convencerlo de conservarlo, pero él había recibido una estricta orden del Dios de la Destrucción y debía de acatarla, sino el sería el asesinado.

Pero más allá del miedo que sentía sólo ante la presencia de Bills, antes que todo se encontraba aquel sentimiento mezquino y profano de la venganza, de todos aquellos años en que su familia se vio detenida en el tiempo por el miedo al súper saiyajin legendario, simples leyendas y chismes baratos. Tenía entre sus garras al saiyajin más poderoso y no mostró muestras siquiera de convertirse en el elegido, los monos que se encontraban en Vegetasei, eran incluso más débiles que Brolly , nada podría detenerlo ésta vez.

-Freezer, sigo creyendo que sería una muy buena oportunidad si conservaras el planeta Vegetasei intacto, a los monos podemos asesinarlos por diversión – Observó a su hermano mayor en uno de los asientos, miraba pacientemente hacia el espacio desde su ubicación, él no quería deshacerse del planeta, pero no podía hacerlo, debía borrarlo de la faz del universo.

-Lo reduciré a polvo, querido hermano – Le dijo un tanto incómodo – No cuestiones mis decisiones, ya lo he decidido – Fue apático, no toleraba la estúpida manera de ser del mayor, pero necesitaba su poder, ¿Qué más debería pedir? Una vez desaparecidos los monos, no habría nada que se interponga en sus planes, acabaría con su padre y su hermano sin problemas, él sería el amo y señor del universo.

-¡Cuando te encaprichas con algo, no existe quien te detenga!, pero está bien, honestamente ya necesito un poco de diversión, sabes que gobernar en M81 es demasiado aburrido, los seres que habitan esos planetas son extremadamente débiles y estúpidos, aquí sí que tienes bastante diversión – Bufó como si estuviese haciendo una rabieta.

-Pues esos monos son bastante fastidiosos, pero en fin una vez que los destruya pienso dar un paseo hasta Andrómeda, he escuchado que HIP presenta un magnífico clima – Respondió burlesco.

-No me llama para nada la atención, padre conquistó ese planeta hace muchísimos años, pero como no había nada de extraordinario, lo vendió a los zargeanos – Sonrió.

- Oh, eso quiere decir que ahora aquel planeta me pertenece, ya que yo los maté a todos – Decía burlonamente.

-¿Conquistaste a los zargeanos? – Se sorprendió, esa civilización era bastante avanzada y poderosa.

-Fue demasiado simple, en menos de dos días los desaparecimos – Sonrió maliciosamente ante los recuerdos de su sadismo – Eran sólo escoria.

-Me lo puedo imaginar, ¡bah! ¡Y yo en ese lugar tan aburrido! – Suspiraba abatido.

- Descuida querido hermano, pronto podrás divertirte con esos monos – Su risa desagradable y contagiosa se esparció por toda la nave, ambos hermanos reían ante sus planes, uno de los soldados de su ejército entró al área donde se hallaban y los interrumpió.

Tu, mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora