Pertenencia

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Primera parte

A veces se trataban de cosas simples, de sentimientos fáciles de describir y de recordar tiempos en donde todo fue mejor. Pero rebuscar entre las memorias del pasado no estaba en sus planes, pero sí, le encantaba jugar con las emociones de los demás, se creía capaz de manipular las emociones de los demás, pero no podía ni siquiera terminar de admitir ni distinguir las suyas propias. ¿Que si le emocionaba volver a verla? Desde luego, no sabía cómo describir aquel sentimiento extraño que invadía su pecho pero sabía que era importante, todo esto de los sentimientos y las emociones aceptadas era nuevo para él. Jamás fue bueno expresándose, exteriorizando su sentir, nadie pretendería que de un momento al otro lo fuera.

Kakarotto lo alcanzó antes de salir del palacio y le recriminó sus intenciones de invadir la Tierra, ¿Acaso eran idiotas? Lo que quería era asegurarse de que aquellos seres tan débiles estén a salvo, no sabía por qué perotenía la ligera sensación de que se verían envueltos en nuevos problemas. Si todo salía bien, si podía recuperar a Bulma, se concentraría en que ese planeta sea uno de sus protegidos, ya existían algunos otros planetas a los cuales ellos protegían a cambio de ciertos recursos, eso era lo que quería. No iba a destruirlo, no si Bulma estaba allí. La conocía de sobra como para saber qué conllevaría eso, no era idiota.

La noche había caído ya en el planeta escarlata, jamás sintió al tiempo pasar tan lento, el viaje a la Tierra no les llevaría más de dos días, estaba impaciente y juraba que si no hallaba nada allí, alguien pagaría por eso. Después de eso comandaría un ataque a Kempell, esos miserables no se quedarían en paz después de lo que hicieron, ya no estaban protegidos por el lagarto, ahora pagarían. En ese momento se encontraba acostado sobre la cama, tan enorme y solitaria en estos momentos, la total oscuridad que sólo se veía perturbada por el reflejo plateado de la luna llena sobre su rostro y sus brazos descubiertos, sintió una presencia conocida merodeando por los pasillos del palacio.

Era aquella hembra desagradable, ¿Cuándo dejaría de comportarse de ésta manera? Ni siquiera podía creer que él haya sido parte de ese juego en el pasado, que él haya accedido a enredarse con ella, se sentía estúpido por eso; pero ya no debería de importar, esa hembra no despertaba nada en élnada. Los golpes en la puerta de su habitación lo molestaron, ¿Se estaría atreviendo esa mujer a molestarlo a éstas hora? ¿Qué se creía? Enfurecido, se levantó de la cama, la desnudez de su cuerpo no le importó en lo más mínimo, totalella ya lo había visto así infinidad de veces, además para despacharla sólo necesitaba unos segundos. Maldiciendo a la mujer abrió de un tirón la puerta y aquellos orbes azul oscuro se posaron sobre los suyos, la mujer había cambiado un poco, se le notaba más madura y además su cabello, lo había dejado crecer, como cuando era adolescente. Algunos recuerdos de aquellos días lo invadieron, de las primeras experiencias. Aunque no deberían de ser importantes no sabía por qué razón en este momento pensaba en eso. Lenusy no apartó la vista de sus ojos, no quería mirar más allá, estaba dispuesta a hablar con él, no volvería a ser la mujer de turno del Rey, nunca más.

Estaba decidida a recuperar el honor, la honra y el respeto que merecía como la mujer más poderosa del planeta.

-Rey Vegeta, es un placer tenerlo nuevamente en el planeta – Saludó y reverencio al rey desnudo frente a sus ojos.

- Dime de una maldita vez que demonios quieres aquí – Respondió escueto y cortante.

-Necesito hablar contigo Vegeta – Se dirigió a él en un tono más familiar, después de todo siendo adolescentes él le prohibió hablarle de usted cuando estén a solas, él se lo hizo prometerlo así que cumpliría.

- Hmmp – Bufó molesto – Pasa y que sea rápido mujer – Volvió a acostarse en la cama y se cubrió con las sábanas, una sonrisa ladina y sarcástica adornaba su rostro, de cierta manera lo divertía mucho la situación.

Tu, mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora