Determinación

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Estaba todo preparado para partir, los saiyajin que habían viajado junto a él ya se encontraban en las naves, a él no le gustaban las despedidas; le parecían innecesarias. Además, ya había pasado toda la noche con ella y lo mejor para él fue salir de la Corporación antes del amanecer, antes de que ella despertara. Así evitaría despedidas, llantos y promesas. Promesas que por supuesto quería cumplir y haría lo que sea por volver y llevarla consigo. Por otro lado se sentía más tranquilo ya que dos de sus mejores soldados quedarían a su cuidado. Aunque algo dentro de su pecho le decía que no era una buena idea ordenarle a Kakarotto que permanezca en la Tierra, pero no tenía otra opción. Si él no podía protegerla, solamente confiaba en su mano derecha.

- Rey Vegeta, ¿Está seguro de esto? - Raditz se encontraba junto a su hermano y los demás soldados, él se había negado a quedarse, pero nada pudo hacer cuando el mismo Rey se lo había ordenado. Después de todo sólo era un subordinado y tenía que obedecer.

- ¿Te atreves a cuestionarme Raditz? - Respondió molesto el Rey - Si no lo estuviera, no te hubiera dado la orden.

- Sí, discúlpeme - Raditz solamente tuvo que resignarse, Kakarotto por su parte no estaba en desacuerdo, pero ¿Cómo lo estaría si su humana lo había aceptado?

En cambio él no tuvo tanta suerte, Tights no lo recordaba. A tal punto de que cuando pretendía acercarse a ella, ésta solamente lo saludó como podría haberlo hecho con cualquiera, la siguió durante todo el día y la vio con otro hombre al que quiso asesinar, quiso acabar con el miserable que se había atrevido a robarle a su compañera. Pero tenía que ser sensato, Tights no recordaba nada y no era su culpa. Todo estaba en su contra, ¿Qué era lo mejor? ¿Dejarla ir o luchar por volver a tenerla? Tenía dudas, él jamás se había visto interesado en una hembra más que para el simple placer carnal, todas las que pasaron por sus manos no fueron más que diversión. Pero ella era diferente, para él...ella significaba eternidad y eso no hacía más que confundirlo.

- Kakarotto, Raditz...su deber es mantenerme informado de todo lo que pueda ocurrir aquí. Deben proteger a Bulma, no dejen que esa mujer haga algo estúpido. También deben hacer lo que ella les ordene pero no pasando sobre mí, deben consultármelo primero. Cuiden de ella, ya que es su Reina - Vegeta no titubeó en darle el lugar que merecía delante de los demás soldados, ¿Qué le importaba si les parecía o no? Daba igual, él era el Rey, el saiyajin más poderoso y debían obedecer.

Los saiyajin presentes tuvieron que morderse la lengua y evitar comentarios al respecto, pero no estaban conformes, ¿Era posible que una simple humana débil sea la gobernante de un planeta de guerreros? ¿El Rey estaba en sus cinco sentidos? Algunos de los saiyajin se habían enterado de la rebelión contra la Corona y muchos se sentían atraídos por la idea. No estaban de acuerdo con las decisiones ni el proceder de su monarca.

- Como ya es sabido por muchos aquí, en nuestro planeta Vegetasei se está dando una absurda rebelión en contra del imperio - Dirigiéndose a sus soldados, eran por lo menos treinta solados los que regresaban con él a su planeta - Yo puedo ser muy condescendiente cuando alguien está de mi lado, pero déjenme decirles que como enemigo soy implacable, y de una vez les aviso que aquel que trate de desafiarme conocerá la muerte, de una forma tan dolorosa que lamentará haber nacido - Fue claro, no toleraría la desobediencia y menos la traición.

Entre los soldados que se hallaban abordando las naves estaba Drein, era uno de los soldados de élite de la Corona, le costaba entender el proceder de sus compañeros; había escuchado los murmullos, los comentarios sobre el Rey y si bien él no estaba del todo de acuerdo con algunas de sus decisiones, otra cosa era levantarse contra el imperio, ¿Acaso estaban locos? El Rey Vegeta tenía a los soldados más poderosos de su lado contando con él mismo, además ¿Acaso quería seguir las ideas tradicionalistas y poco atractivas del consejo? Eran unos ancianos que poco podrían saber sobre las necesidades de los guerreros jóvenes y en edad adulta.

Tu, mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora