19.

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No podía dormir esa misma noche. A las cuatro diez está tomando su teléfono entre sus manos, marcando el número de JaeBum.

Mejillas rojas y húmedas, ojos cristalizados y el peor gesto de dolor. Con la respiración irregularizada y la voz entrecortada habla a penas escucha el "¿YoungJae?" Con la voz adormilada de su hyung.

—Lo siento tanto—Y solloza. Su corazón quebrándose junto al de JaeBum.

—¿De qué hablas?

—Siento no ser lo que mereces. Perdón por tener tanto miedo, perdón por no poder gritarlo. Perdón por ocultarlo. Pero te amo tanto que temo que te alejen o que me alejen a mí. Quiero que ésto dure tanto como sea posible y yo creo que si lo ocultamos será lo mejor, ¿Estoy mal?—Pregunta, llorando.

—No, Jae. No, pequeño. Tú estás bien, esa es una buena idea. No me importa ocultarlo, yo...—Suspira y piensa bien sus próximas palabras; estaba comenzando a divagar—Tú no tienes culpa alguna sobre lo que tus padres piensen, amor. Es normal tener miedo, yo lo tuve.

—Sí, pero... Pero tú fuiste tan valiente y yo no puedo siquiera decirlo a alguien que no seas tú.

—Y no es necesario que lo digas a alguien más. No debe ser porque te sientes obligado, tienes qué sentirte seguro primero.

—Sólo me siento seguro contigo—Y el corazón de JaeBum late más rápido a causa de las palabras de YoungJae. Quiere tener al frente, quiere besarlo y decirle cuánto lo adora, demostrarle y transmitirle todo lo que siente. Porque algunas veces las palabras no son suficientes; casi nunca lo son.

—¿qué te parece si mañana vienes a casa desde la mañana?

—Pero mañana tenemos clases—Sorbe su nariz y limpia sus mejillas.

—faltar un día no nos perjudica—Hace un intento de convencer.

—¿Estás seguro?

—También dile a tu madre que no llegas a dormir.

—¿Qué...? Está bien, intentaré convencerla. Pero tus padres estarán ahí y...

—Mis padres no estarán aquí.

—Está bien. Entonces...

—Te recojo en la cafetería a la que siempre vamos, a las siete treinta.

—Bien. A las siete treinta te veo.

—Perfecto.

—Hyung...—JaeBum estaba a punto de colgar cuando escucha el tímido tono de voz que había utilizado YoungJae.

—¿Qué sucede, sol?

—Perdón por despertarte a ésta hora.

—Ni importa, bonito. Te amo.

Sus últimas palabras habían salido sin quererlo. De todas formas no sé arrepiente; no era una mentira.

Una débil sonrisa surcando los labios de Youngajae. Ya no sentía tanta tristeza, cierta seguridad invadiendo.

—Te amo también, hyung.

Y termina la llamada.

¿Homofobia? [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora