Capítulo 31

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Había pocas almas puras que podían sacrificarse en nombre de Rebekah. Por lo menos presentes.

-Traeré a cualquier persona pura de ahí afuera y la destripare para ella si es necesario- exclamó Klaus desesperado.

La situación le recordaba a cuando su pequeña Hope había estado lejos de él y no le gustaba para nada. Adoraba a esa rubia como para dejarla ir así como así.

-No puedes. Tiene que tener un lazo con ella y debe ser una ofrenda- contestó Asmodeus.

-¿Por lo menos puedes decirnos quien se podría sacrificar?- preguntó Jace con la voz rota por el llanto retenido.

-Eso tampoco. Pero puedo decirles un número. 2 almas poseen el lazo y poder necesario para sacar a mi nieta de la oscuridad- dijo para luego desaparecer del pentagrama dibujado.

Dejaría que ellos buscaran una solución, mientras él esperaba. Ya sabía quien se ofrecería primero para poder salvar a Rebekah.
Estaba ansioso. Quería ver de nuevo los brillantes ojos de la chica que había logrado iluminar brevemente el corazón de un viejo demonio.

-Tenemos hasta medianoche para pensar una solución. Si la oscuridad la consume, sin que tengamos el sacrificio, no la volveremos a ver. Por lo menos, no como la última vez- anunció Magnus mientras se retiraba de esa habitación para pensar en otras salidas.

Cada uno fue saliendo del lugar, dejando a la rubia al cuidado de su abuelo. Tenían una gran decisión que tomar y no podían equivocarse.
Isaac no dejaba de caminar de un lado hacia el otro fuera de la cabaña. La culpa volvía a consumirlo, a pesar de haber intentado consolar a Alexander de que no la sintiera. El verdadero culpable era él y tenía que afrontar las consecuencias.
Antes de poder dirigirse hacía donde estaba Asmodeus, éste apareció frente a él. El demonio ya estaba al tanto de la decisión que había tomado.

-Veo que has entendido lo que dije-

-¿Pero, por qué yo? Mi alma no es pura- preguntó confundido.

-Tu lobo no dice lo mismo. A pesar de haber sido criado por hombres horribles y de cometer crímenes por ellos, tu alma se conservó pura. Por eso tu lobo sigue siendo de color verde-

-¿Qué tengo que hacer?- contestó decidido a salvar la vida de su hermana.

-Primero, la oscuridad tiene que consumirla. Después, cuando me asegure que nadie puede entrar, haremos el sacrificio. Por ahora tendrás que esperar- dijo el demonio para luego desaparecer de la vista del rubio.

Isaac siguió caminando nervioso, sin saber que alguien había escuchado su conversación. Alguien egoista, que no iba a hacer nada por impedir ese sacrificio. Aliviado e impresionado, el híbrido Original se fue dentro de la cabaña otra vez, con un poco más de esperanza que cuando había salido.
Mientras, dentro de la casa, las cosas comenzaban a descontrolarse. Izzy era consolada por Clary. Jace intentaba mantener la calma y no romper a llorar por la pérdida de su hermana. Alec, sorprendentemente, hablaba con Damon. Ambos morenos se hacían compañía y otorgaban consuelo al otro, por medio de una charla tranquila y algo triste. Magnus había desaparecido, consumido por su tristeza. No quería ver a nadie en este momento.
El cuerpo de Bekah estaba en el centro de la habitación, donde antes había estado el pentagrama que llamó a Asmodeus. Acostada de espaldas en una gran cama, como si fuera a despertar en cualquier momento. Su herida estaba oscureciendo toda la piel alrededor y matando el cuerpo de a poco. Era realmente horrible de ver.
El tiempo pasaba y las cosas no parecían mejorar. Eso estaba desesperando en más de un sentido a todos los presentes. Realmente no querían perderla.
Las dos horas estaban por cumplirse y el corazón de la rubia estaba latiendo demasiado lento. El momento se acercaba y la tensión del lugar era horrible.

-Deben salir de aquí- dijo la voz gutural de Asmodeus- no va a ser agradable cuando pase- agregó con tristeza.

-Nadie va a salir de aquí- gruñó Damon enojado.

-Puedo sacarlos, si quiero. Pero no va a ser agradable para ustedes- respondió con enojo el demonio, impaciente por llevar a cabo el sacrificio.

-Salgamos- se escuchó la voz de Klaus desde la puerta del lugar- no hay nada que hacer y cuando despierte estaremos perdidos. Hay que prepararnos para eso-

Después de una breve pelea, todos salieron del lugar. Magnus ni siquiera había aparecido aún y ya era tarde para que se despidiera de su hija.
Asmodeus hizo aparecer a Isaac a su lado. Faltaban sólo unos minutos para poder empezar con le sacrificio y todo tenía que estar perfecto.
El demonio se acercó hasta su nieta y acarició su mejilla con cariño. Hacía un largo tiempo que no la veía y no era un buen reencuentro. Abrió sus ojos y estaban de un azul oscuro, tan cercano al negro y diferente a su precioso azul brillante. Cuando llegaran a negro, podrían comenzar y faltaba poco para eso.
Unos pasos se escuchaban en la cercanía. El rubio Original entró con una pequeña sonrisa.

-Deberían tener cuidado. Otra persona podría haber escuchado, alguien no tan egoista como yo-

-¿Nadie más lo sabe?-

-No. Están preparando todo para cuando ocurra. Quería agradecerte, Isaac. Ella enserio es importante para mi-

-Igual para mi, aunque la conocí demasiado poco-

Al estrechar las manos, Klaus le mostró todos los recuerdos que tenía con Rebekah. Eso produjo que una lágrima y una gran sonrisa se formaran en el rostro del otro rubio.

-Gracias, Klaus. A veces no eres el monstruo que dicen que eres-

-Una familia unida cambia muchas cosas-

El híbrido se retiró del lugar en silencio. Asmodeus comprobó los ojos de su nieta y ya estaban completamente negros. La maldad y oscuridad los consumía. Su cuerpo comenzaba a curar y tenían que intervenir antes que eso terminara y ella lograra despertar.

-¿Estás listo, niño?-

El chico asintió, mientras dejaba un último beso en la cabeza de su hermana. Un pentagrama hecho de fuego se formó en el suelo de la habitación. Isaac estaba parado en en centro.
Asmodeus recitaba palabras en un idioma que nadie conocía. El cuerpo del rubio comenzaba a quemar por todos lados. Era un sufrimiento constante y todo fue peor cuando su garganta empezó a cortarse. La sangre resbalaba por su ropa y cuerpo hasta llegar al suelo. El sacrificio estaba comenzando y sería demasiado doloroso y largo para Isaac.

-Puedo dormirte, muchacho. No sentirás nada desde ahora. Realmente agradezco que la hayas salvado. Eso purifica aún más tu alma. El cielo esperará por ella, te lo aseguro-

Cuando el cuerpo sin vida del chico cayó al suelo, Rebekah dio el respiro más fuerte de su vida. Y de inmediato, Brat le comunicó lo que había pasado con su hermano. El llanto que salió de ella fue tan fuerte que angustió al oscuro y frío corazón del demonio. Se acercó hasta ella y la envolvió entre sus brazos.

-¿Abuelo As?¿Qué sucedió?- preguntó entre sollozos.

-Era la única forma de salvarte, pequeña. Y él se ofreció. Fue tan bueno, que les hice un regalo. Sólo tienes que concentrarte-

La rubia cerró los ojos y concentró toda su energía en eso. Podía sentir la presencia de Brat que abarcaba casi todo su interior y luego sentía una presencia menor.

~Hola hermanita~

~¿Isaac?~

-Ahora tienes una parte de él en ti. Espero que Brat no se ponga celoso-

El lobo bufó en el interior de la chica, pero estaba contento por la situación. Todo lo que hiciera feliz a Rebekah era bienvenido.

-Gracias, abuelo. Es muy especial para mi-

-Ahora tienes personas que quieren verte. Todo esto fue secreto así que piensan que estás poseída por la oscuridad-

-¡Abuelo! Papá y los chicos deben estar muriéndose allí afuera-

-Lo importante es que estás bien, cariño- rió bajito el demonio- ahora vete-

Se abrazaron con cariño y ella salió corriendo en dirección a la salida. Conocía el lugar y eso le traía vergonzosos y hermosos recuerdos.
Lo único que importaba ahora era lo que iba a pasar en el futuro próximo. Tenía una familia a la que devolverle la tranquilidad y por último ser feliz.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora