Capítulo 20

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Cinco días habían pasado desde el secuestro de la pequeña Bane. Las cosas se salieron de control enseguida, cuando Klaus llegó al Instituto y mordió a Alec por haber sido tan estúpido en el último tiempo.
Magnus estaba a punto de perder la cabeza. Ninguno de sus hechizos funcionaba y no podía encontrar la conexión que tenía con Brat. Eso lo ponía aún peor.
Bekah estaba siempre protegida por su guardián azul. Pero ahora que no podía sentirlo, estaba seguro de que no podía manifestarse para ayudarla.

-Mags, debes descansar un poco- dijo Klaus apareciendo detrás del brujo, con cara de no haber dormido en días.

-No puedo, Nick. Tengo que encontrarla. Ya pasaron cinco días y la hermana de Alec no para de sufrir. Signo de que a mi hija la están torturando demasiado- contestó frustrado, tirando de sus cabellos.

-Bekah es fuerte, Mags. Ve a descansar. Yo seguiré buscando. Agotado no puedes ayudarle. Y lo que es peor, colapsarás-

Media hora después, el híbrido logró que Magnus fuera a descansar por algunas horas.
Todos los Mikaelson, excepto Hayley y Hope, se estaban quedando en casa del brujo. Nadie había parado de buscar algún indicio de la rubia que tanto amaban.
Kol no había parado de matar gente desde que despertó y supo lo que le había pasado a su amiga. La culpa lo estaba comiendo por no haber podido protegerla de esos malditos Shadowhunters corruptos.
El híbrido Original se dirigió al Instituto para hablar con Jace. Quería saber si tenían alguna novedad sobre la búsqueda. Lo peor era que la maldita de Lidia no había mandado a nadie a buscarla y estaban solos en esto.
Allí las cosas no estaban mejor.
Jace sentía que le habían arrancado el corazón del pecho. Alec parecía muerto en vida. No comía, ni dormía, sólo trabajaba en buscar a su amada rubia.
Izzy estaba en una cama, sin poder dejar de sufrir. Clary limpiaba sus heridas y cuidaba de ella, mientras el resto seguía buscando. Eso era lo que más preocupaba a todos, las grandes heridas que la morena tenía en el cuerpo. Por suerte, el proceso de curación en Bekah era alto y ayudaba a que Isabelle no quedara herida de gravedad.

-¿Saben algo?- preguntó Nicklaus cuando llegó al lado del rubio.

Este se veía agotado y repleto de estrés. Sus ojeras no ayudaban mucho al panorama que daba.

-Nada. Ni un solo indicio- gruñó enojado tirando algunos papeles del escritorio frente a él.

Unos pasos arrastrados se empezaron a escuchar por el pasillo. Pasos cansados, lentos, como si la persona dueña de esos pasos estuviera a punto de caer en cualquier momento.
Segundos después, Alexander Lightwood apareció frente a ambos hombres. Pero no parecía el chico de hace una semana atrás. Su pelo estaba opaco y desordenado. Ojeras oscuras adornaban sus hermosos ojos azules. Y estos ya no tenían brillo alguno. La vida había abandonado el cuerpo del Shadowhunter desde que Rebekah no estaba en su vida.

-¿Dormiste algo?- preguntó Jace al verlo llegar.

-No preguntes algo que ya sabes- gruñó el moreno, que se estaba matando con la mirada con el híbrido.

-En ese estado no podrás salvar a nadie, Alec-

-¿Encontraron algo? Izzy no para de sangrar y ya arrancaron con tranfusiones. A este paso voy a perder a ambas- contestó con los ojos cristalizados.

-No vas a perder a nadie, Shadowhunter. Becky estará bien y tu hermana se salvará. Pero si no estás bien, no podrás ayudar a ninguna-

Ambos chicos quedaron boquiabiertos al escuchar las palabras del ser inmortal. Realmente, no esperaban que el rubio dijera esas palabras de aliento hacia el moreno.

-Gracias- contestó Alec con un suspiro agotado- iré a dormir un poco. Si saben algo, me avisan-

Cuando salió de la habitación, ambos hombres se quedaron en silencio. Buscando una pista sobre el paradero de la rubia que tanto amaban.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora