Prólogo

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La pequeña hija de Magnus Bane, había crecido recluida del mundo real hasta los 16 años. Sin amigos desde que había perdido al único que había tenido en el mundo. Cuando llegó a esa edad, comenzó a ir a las fiestas con su padre y poco a poco enterró el recuerdo del shadowhunter moreno en el fondo de su memoria y nunca más volvió a pensar en él, creyendo que no volvería a verlo jamás. Y eso era cierto, hasta ahora.

Actualidad

Elegir que ponerse para la fiesta de esa noche, no era algo fácil cuando eras la hija del Gran brujo de Brooklyn. Tenía que acompañarlo a una de las tantas fiestas que hacía por semana y no estaba muy emocionada al respecto.
A la rubia le encantaban las fiestas de su padre, aunque ir a estas tantas veces, era algo tedioso para cualquiera. Esta era importante para él así que haría aunque sea acto de presencia por algunas horas.
Al final se decidió por un vestido blanco sencillo para estar cómoda y elegante a la vez.

 Al final se decidió por un vestido blanco sencillo para estar cómoda y elegante a la vez

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—Apurate, galletita. O llegaremos tarde al encuentro con los Shadowhunters— gritó Mags desde la otra habitación.

—No debes gritar, papá. Aunque susurres podría escucharte— contestó entre risitas.

—No te rías de mí, jovencita—habló el brujo entrando en la habitación.

Iba vestido con un brillante traje, tan típico en él.

—Te ves bien, papá—halagó la muchacha.

—Yo siempre me veo bien. Es tu turno de hacer el portal, abejita—

Un suave movimiento de manos provino de la rubia, haciendo que un portal color violeta apareciera frente a ellos.
Al cruzar el portal, vieron que la fiesta ya había comenzado. Todos bailaban entretenidos en su propio mundo de música y desenfreno.

—Voy por bebidas—gritó la rubia, mientras se alejaba de su padre.

—Ten cuidado—le contestó sabiendo que podría escucharlo.

La barra estaba llena de gente, pero al verla llegar la dejaron acercarse hasta el vampiro que estaba atendiendo. Una de las ventajas de ser hija del anfitrión de la fiesta.

—Un martini y un cosmopolitan, por favor, Neil—

—A sus ordenes, bella dama—contestó con un guiño el vampiro.

Cuando las bebidas estuvieron listas, se dio vuelta para volver con Mags y chocó con alguien, derramando las bebidas sobre su vestido. Cuando alzó la vista para ver al torpe que había chocado con ella, se encontró con un hermoso par de ojos azules que le resultaban tan conocidos. El dueño de esos ojos, era el responsable de su sufrimiento durante tantos años, estaba segura de eso.
Alexander Lightwood estaba pasando por lo mismo, al ver esos ojos aún más claros que los suyos, sintió que la conocía pero no recordaba de dónde.

—Disculpa—balbuceó—¿Te conozco?—

—Parece que tienes la costumbre de chocar conmigo, Gideon—contestó ella molesta, desapareciendo del lugar.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora