Capítulo 18

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-Ahora que la Clave tiene la Copa en su poder, gracias a tu adorable futura esposa, Papá y Mamá pueden volver. Llegarán esta noche- habló Izzy con su hermano, mientras salían del ascensor.

La morena tenía tantas cosas que organizar antes de la boda que no podía acompañar a su parabatai a la misión de Ragnor, y eso la tenía algo preocupada.

-Esta boda se está convirtiendo en un dolor de cabeza peor del que pensé- contestó Alec molesto.

El recuerdo de su pequeña rubia tomada de la mano con Jace era fresco y lo tenía demasiado enojado.

-Sabes que no debes hacerlo si no quieres-

Izzy sabía que su hermano estaba profundamente enamorado de Bekah y le dolía que no pudieran estar juntos por algo tan tonto como el honor de la familia. Alec y Rebekah se merecían ser felices juntos, pero ella apoyaría a su hermano en todo lo que decidiera.

-Es lo que quiero- dijo el ojiazul intentando sonar convencido.

-Bien-

-¿Bien? ¿No discutirás conmigo?- preguntó confundido.

-Tú me apoyaste siempre, hermano mayor. Y aunque crea que sea tonto que ames a mi parabatai y no estés con ella, voy a estar contigo- contestó sonriente la pequeña Lightwood- aparte te organice una despedida de soltero-

-¿Una qué?- preguntó aún más sorprendido.

-Una despedida de soltero, hermano- contestó ella yéndose de allí sin dejarlo responder.

Alec rió bajito, un poco más relajado y yéndose a entrenar un rato. Eso ayudaría un poco más a dejar ir el enojo que sentía y no podía expresar.

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Al cruzar el portal hacia la cabaña de Ragnor, la conversación entre los cuatro presentes no fluía de manera normal. Jace y Clary estaban tensos porque la pelirroja quería hablar sobre el tema y el rubio no. Magnus quiso aportar algo, pero Bekah lo hizo callar antes de que empeorara las cosas.
Todo eso sucedió hasta que llegaron a una parte del camino donde Bekah sintió que había algo. Y como no podía ser de otra forma, Clary casi cae dentro del fuego mágico que Tío Ragnor había puesto como protección.

-Sólo los puros de corazón lograrán atravesarlo. Y Bekah, porque Ragnor no dejaría a su niñita fuera de su hogar- dijo Magnus rodando los ojos divertido.

-Soy su favorita, que puedo decir- contestó riendo la rubia.

-Pasemos, pero tengan cuidado-

Cruzaron el fuego verde, pero sólo Clary y Bekah llegaron dentro de la cabaña. La rubia ya había oído a su tío, ahora quería que sea Clary quien lo encuentre. A Ragnor le gustaba esconderse.

-¿Ragnor? ¿Estás aquí?- llamaba la pelirroja mientras caminaban.

-Debes buscarlo, Clar. A mi tío le gusta esconderse-

Al escuchar a la rubia, Clarissa prestó atención a su alrededor mientras caminaba. Bekah se sentó cómodamente en un sillón, esperando con tranquilidad. Sabía que tarde o temprano su amiga encontraría a Ragnor.
Una pintura del antiguo brujo llamó la atención de la hija de Valentine. Sus ojos se habían movido de lugar y así pudo descubrir el escondite de Fell.

-Buen intento, Ragnor- dijo sacándolo de la pintura.

-Pelirroja, no golpees a mi tío o te golpearé- exclamó la rubia molesta.

-Sobrina- gritó el brujo emocionado por ver a su pequeña.

Se veían pocas veces al año y la extrañaba muchísimo cuando eso pasaba.

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora