Capítulo 12

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Había pasado una semana desde el incidente de Bekah, y Alec todavía no había podido verla. Cuando despertó al otro día, huyó del Instituto luego de agradecerle a Jace por ayudarla y nadie quería decirle ni dónde o cómo se encontraba.
No había logrado dormir bien desde ese día, pero seguía con la idea de casarse. Pensando que era algo que él debía hacer. No podía dejar que el honor de su familia se perdiera así como así. Lo peor de todo era, que no sólo había perdido a Bekah, sino que ni Jace ni su hermana le hablaban. Y eso que aún no sabían la razón de huída de la rubia. A todo eso, podíamos sumarle que habían encarcelado al ex novio de su hermana y daba como resultado a un Alec totalmente deprimido y sin fuerzas para hacer nada. Ni siquiera podía entrenar ya y eso preocupaba a Izzy de una forma terrible. Aunque todavía no daría su brazo a torcer, por más que entendiera un poco lo que Alec estaba pasando.
Jace se comunicaba todos los días con Bekah, para saber como estaba y cuando volvería al Instituto. Le había prometido entrenarla él mismo, porque sabía que era algo que la rubia necesitaba hacer. Nunca daba señales de querer volver allí y en parte podía entenderla.
Magnus se había calmado desde que su hija se había ido a Nueva Orleans. Podía verla todos los días y sabía que los Mikaelson harían todo lo necesario para que ella estuviera mejor. Lo que más le dolía era ver esos ojos azules que tanto amaba, apagados y sin vida. Sabía que todo esto era culpa de Alexander y ahora que se encontraba en el Instituto, hablaría con él al respecto. Tenía que distraerlo para que Jace y Clary pudieran sacar la Copa Mortal de donde estaba.
Lo encontró en su despacho, curándose algunas heridas que tenía desde hace unos días. Era bueno que sufriera como su pequeña lo estaba haciendo.

-Hola Shadowhunter- saludó cortante- creo que me debes una explicación-

-Mags- susurró bajo mientras cerraba los ojos con dolor- sé que te debo mucho, pero es tan difícil de explicar-

-Tengo el tiempo suficiente-

-Hice lo que me dijiste. Seguí a mi corazón. El honor de mi familia es muy importante para mí-

-Yo no me refería a eso, Alexander. Y por tu estúpido honor, mi hija está deprimida-

-No entiendo porque reaccionó así, Mags. Es todo tan confuso-

-Bekah está enamorada de ti, idiota. Rompiste su corazón en mil pedazos, por eso reaccionó así- contestó el brujo apretando los dientes con fuerza.

-¿Qué? ¿Me ama?-

El morocho estaba confundido. Demasiado confundido con este tema. Jamás pensó que fuera correspondido por ella. Aunque ahora ya no podía dar marcha atrás. Toda la boda ya estaba siendo preparada y Lidia no se merecía semejante humillación.
Cuando el morocho salió de sus pensamientos, se dio cuenta que el brujo había desaparecido ya y estaba totalmente solo otra vez.

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Bekah no había pasado los mejores días de su vida. Pero, al menos, ahora no lloraba más. Los Mikaelson se habían esforzado tanto en hacerla felíz y tenerla ocupada que no tenía casi tiempo de pensar en lo sentía. Y eso, tarde o temprano, iba a explotar en su interior.
Por las noches, dormía con Nick para poder descansar tranquila. Eso la había ayudado tanto. El calor del cuerpo de Nick, junto al sentimiento de protección que él le daba era lo que necesitaba para descansar bien.
Estaba a punto de despedirse de sus amigos. Debía regresar al Instituto, porque se había enterado que estaban juzgando a Izzy de algo injusto y quería ir a apoyarla. Aparte debía volver a terminar su entrenamiento. Ella no era una cobarde y estaba lista para enfrentar sus propios demonios.

-Promete que vas a llamarme todos los días, pequeña- pidió Klaus con una sonrisa.

-Claro que los llamaré, Nick. Son capaces de aparecer allá si no lo hago-

Pequeña de ojos azules- Alec LightwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora