casi....

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*Sara*
Héctor estaba de camino.
Hija mía no creo que sea buena idea tener a ese animal suelto -dijo mi padre viendo a Reina entrar en el salón donde estábamos Franco, él y yo.
Reina se acercó a Franco y empezó a lemerle los dedos de la mano.
¿Ahora te disculpas bola de pelo? -dijo Franco sonriendo y acariciando la cabeza de la perra-casi le muerdes a su padre ¿lo sabias?-dijo Franco señalando a mi padre-es a él al que le tienes que pedir perdón no a mí...
Reina ladeó la cabeza y camino hacia mi padre y se puso en dos patas como si pidiera algo de comer.
Franco rompió a reír a carcajadas.
Bueno veamos esa herida -dijo Héctor entrando en el salón.
Quítate esa camisa muchacho -dijo mi padrino entrando y lanzándole una limpia.
¿Padre que haces aquí?-dijo Franco.
Yo le llamé -dijo mi padre entrando y poniéndole el brazo sobre los hombros.
Tengo que ir al pueblo a por hilo, hay que coserle.-dijo Héctor -necesito que te ocupes de limpiar la herida Sara.
¿Porque ella? -dijo Franco.
Porque esta estudiando medicina ¿no lo sabias? -dijo mi padre-pareciera que te molesta muchacho.
Ven Héctor te llevaré en la camioneta es mas rápido -dijo mi padrino.
Los acompaño hace mucho que no visito el pueblo. -dijo mi padre dejándonos solos en el enorme salón.
Si no quieres puedo hacerlo yo-dijo Franco cogiendo la gasa.
¡No! Aiss...no la toques con las manos sucias... la puedes infectar... -dije dándole un palmotazo en la mano y cogiendo otra gasa para empezar a limpiarle la herida.
Empecé a pasar cuidadosamente la tela por la herida para a continuación hecharle agua oxigenada lo que provocó que se quejase y apretar los dientes cogiendo aire.
Escuece-dijo cuando lo miré.
Pasé la gasa mientras soplaba para calmar el escozor.
Entonces me di cuenta de que me miraba embobado,pero seguí limpiandole la herida ignorando su mirada.
Quería disculparme contigo-dijo de pronto.
¿Como dices? -dije levantando la cabeza de golpe.
Quiero disculparme por como te hablé la última vez que nos vimos... -dijo mirando por la ventana.
Me quedé muda.
No debí hablarte así, me comporté como un patán de lo peor... -giró la cabeza hacia mí -¿me perdonas?
Mi estómago tenia un festival de mariposas en su interior.
Tragué saliva como pude.
No tiene importancia-dije mientras seguía limpiandole la herida -además no tuviste toda la culpa yo no debí decir lo que dije...
¿El qué? -dijo
Pues eso, decirte que parecía que te gustaba... -dije volviendo a hechar agua oxigenada y a soplar-fué una estupidez de mi parte.
No-contestó -no lo fué.
Levanté la mirada cuando él me agarró la barbilla y empezó a acercarse a mí.
Estábamos a escasos centímetros cuando la puerta se abrió y entró Héctor.
Dimos un salto y él nos miró extrañado un momento y después disimuló como si no se hubiese dado cuenta de que habíamos estado a punto de besarnos.
Buen trabajo Sara, esta muy bien desinfectado. -dijo revisando las heridas
Ahora será mejor que salgas... -dijo Franco sorprendiéndome.
¿Y eso? -dijo Héctor
Le dan miedo las agujas,tienes que pincharme y coserme, creo que ya lo pasó bastante mal cuando la tocó a ella -contestó -¿o a lo mejor prefieres verlo?
Yo negué con la cabeza y salí corriendo de allí.
Me senté en el porche.
¡Había estado a punto de besarme!
Sentí como mi cuerpo se erizaba solo de imaginarlo.
No había dudas...
Era un maldito vaquero, mal hablado, borde y estúpido... Pero estaba irremediablemente enamorada de él.
Escondí la cara entre mis manos.
¿Como está? -dijo Lidia saliendo de la casa.
Está en el salón,Héctor le está cosiendo. -contesté sin apartar las manos de mi cara.
Sentí como el rubor me subía a la cara.
Pasado un rato, escuché una voz.
¿Que te pasa Sara?-dijo Lidia apartándome las manos de la cara -¡guau! Estás rojisima...
Nada, no me hagas caso... -contesté mientras me levantaba.
Lidia giró la silla y fue hacia el salón.
¿Ya terminaste? -preguntó asomándose por la puerta.
Automáticamente después hubo un ruido de cristales rotos.
Lidia te agradecería que esperases a que dejase de coserme para ponerle nervioso -dijo Franco.
No importa ya e-e-esta-dijo Héctor cortando el último hilo .
¿Que se rompió?-pregunté entrando.
Pero me paré en seco al ver a Franco sin camisa a punto de ponerse la limpia.
Ví la botella de agua oxigenada rota en el suelo.
Por eso en casa eran de plástico .
Voy a por el cepillo -dije saliendo de allí mas roja que un tomate.
¡Bueno yo ya me voy Sara! -gritó Héctor.
¡Vale!-grité en respuesta.
Me estaba convirtiendo en una verdulera...
Llegué al salón con el cepillo y la pala.
Ví a Franco recogiendo los cristales mas grandes del suelo.
¡Estate quieto! -dije apartándole -¿que quieres mas puntos?
Empecé a barrer aquel estropicio, cuando de pronto sentí que Franco se ponía de pie a mi lado.
Me ayudó a recoger y después tiró la bolsa al cubo de fuera.
Cuando volvió yo estaba subida a un taburete intentando alcanzar un bote de limpiador para la alfombra.
¿Ahora eres aquilibrista?-dijo asustandome provocando que perdiera el equilibrio y cayera hacia adelante justo encima de él.
Perdón -dije levantándome.
Tranquila no pasa nada -dijo incomodo.
Le sonó el teléfono, miró la pantalla y rió.
Bueno será mejor que me vaya mi madre está como loca -dijo mirándome a los ojos,que raro hasta ese momento no me había fijado que eran azules como loa míos...
Bueno... hasta mañana -dijo y salió. Me dejé caer en el sofá y de pronto sentí un bulto en mi espalda,metí la mano y ví la camisa de Franco.
La hice una bola ,entré en cocina dispuesta a tirarla pero me detuve a medio camino y subí las escaleras hacia mi habitación,cerré el pestillo y entonces me la acerqué a la cara oliendola.
Pensaba que olería a caballos o a sudor pero no, olía de maravilla...
La cosí y quedó bastante bien ya que la había abierto por la costura y era cuestión de volver a unir la tela...
Cuando terminé la puse en una percha y la metí en mi armario.

Mi malvado vaquero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora