Sara Elizondo, la única hija del matrimonio Elizondo Galvan, una de las familias de empresarios mas importantes del país , visita la antigua hacienda de la familia, dispuesta a venderla al mejor postor,para irse a vivir su vida a Nueva York.
¿Que p...
*Sara* Jugaba con mis muñecas en mi habitación, mamá estaba preparándome el baño. Hoy iba a conocer a mi papá, porfin después de pasar mis cuatro cumples solas porfin hoy iba a ver a mi papá, ¡hoy cumplía cinco años! Sarita cariño, ven a bañarte - dijo mamá. Me metí a la bañera y mamá me bañó y vistió. Llamaron a la puerta. Espera aquí, voy a abrir.-dijo mamá. Me senté en la cama y de pronto escuché gritos. ¡Aléjate de mí, él llegará de un momento a otro y desearas no haber nacido!-gritó mamá y de pronto se escuchó un ruido muy fuerte. ¡Sara corre! -gritó mamá desde las escaleras, y entonces le ví, un hombre la agarraba, tenía una camiseta de tirantes y la cara tapada por un pañuelo atado a la cabeza. Se quedó mirandome fijamente y ví un tatuaje de una cobra enrollada en un tridente en su brazo derecho.
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¡Corre! -gritó mamá, con los ojos llenos de lágrimas. Salí corriendo de allí y me encerré en mí habitación, metiendome debajo de la cama. ¡Dejanos en paz!-gritó mamá, sonó una explosión y otra y otra... Salté en la cama perlada de sudor. Aquel día encontraron a mi madre muerta en el Salón con tres impactos de bala. Mi padre llegó y me recogió en la comisaría a las tres horas. Esa misma noche estábamos en Miami, en la casa donde me crié. Salí de la cama y fuí hacia el final del pasillo. Metí la llave en la cerradura y entré en mi habitación llena de juguetes y muñecas de todo a los tamaños. Me senté en la pequeña cama y observé la gruesa capa de polvo que cubría cada centímetro de la habitación. Eran las tres de la mañana, así que decidí volver a mi cuarto,me levanté y ví una muñeca rubia con un vestido Rosa y un Chupete a juego... La última que me regaló mamá...
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Cogí la muñeca y la apreté contra mi pecho, llevandomela conmigo y cerrando la puerta con llave de nuevo. Me acosté abrazando la muñeca mientras lágrimas silenciosas caían por mis mejillas.
