Llegada a la Tormenta

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Subí al coche con mi padre, mientras él hablaba por teléfono.
Ajá... Si... Entiendo... -dijo mi padre colgando.
Hija tienes que ir tu sola para la hacienda -dijo sin paños calientes.
¿¡Que!? -grité y el chófer se dió la vuelta.-métete en tus asuntos Braulio. -dile mientras cerraba el cristal que nos separaba.
Hija, me acaba de de llamar mi socio, al parecer nuestro otro socio nos a estado robando... -dijo incomodo-parece ser que solo nos queda sin embargar esta casa y la Tormenta,todo lo demás está embargado mientras se soluciona el tema legal.
¿Eso quiere decir que estamos arruinados? -dije horrorizada.
Por ahora algo así mi niña... -contestó mi padre.-Braulio llévala al aeropuerto y luego ven a buscarme.
¿Papá y porque no vendes la hacienda?-dije y mi padre me miró muy serio.
¡Eso jamas! Antes vendería esta casa... -dijo saliendo del coche.
Las horas de avión fueron insoportables, un mocoso estaba todo el rato dándome patadas, obviamente acabo callendose en el pasillo mágicamente,al pasar por mi lado.
Llegué  al pueblo...
Puff-suspiré al ver el atraso de ese lugar.
Seguí andando por el camino que iba hacia las haciendas según indicaba un cartel.
Llevaba andando unos 20 minutos cuando de pronto escuché una voz.
¿Señorita puedo ayudarla en algo?-dijo un hombre bastante intimidante.
Era muy alto , mi escaso metro sesenta se perdía bajo la altura de ese tipo.
No gracias -dije siguiendo con mi camino.
¿Segura?-dijo y yo me dí la vuelta para contestarle cuando ví otros dos hombres con pistolas, a su lado apuntándome.Tenian a una niña de unos 16 años con ellos, la pobre temblaba como una hoja.
Danos todo lo que tengas- dijo uno de ellos-no nos gustaría hacerte daño, preciosa.
Si esperen un momento tengo las joyas en mi maleta- dije agachandome, abriendo la mochila grande y sacando mi escopeta.
Ummm tiene lindo trasero,luego nos divertiremos con las dos -dijo el hombre alto.
¡Largo de aquí -dije apuntandoles con la escopeta. -o os lleno de plomo!
Empecé a disparar y le dí a uno en la pierna derecha .
¡Corran esta loca! -gritó el herido mientras sus compinches huían a caballo y él  se subía al suyo agarrando a la niña, mientras ella forcejeaba.
Dí un tiro al aire.
¡La niña se queda! -grité agarrándola mientras él otro huía sobre el caballo asustado por mi disparo.
¡Mil gracias señorita! -dijo la niña -llorando de puro miedo.
Tranquila...-dije mientras ella se me abrazaba sorprendiéndome,froté su espalda para calmarla... Seré  una niña rica, como me llaman los pobretones de la barriada de mi calle, pero no soy un monstruo.
¿Como te llamas? -dije mientras ella se secaba las lágrimas.
Tabitha -contestó -vivo con mi familia en la hacienda "Los Cascabeles".
Yo soy la hija del dueño de "La Tormenta"¿sabes llegar?-pregunté mientras ella abría mucho los ojos.
Claro está justo al lado, venga-dijo agarrando mi mano.
¿Olle y que pasó? ¿Que hacías con esos hombres? -pregunté.
Fuí  al pueblo a por pan y a la vuelta, me asaltaron entonces la vieron a usted señorita... -dijo muy bajito-dijeron que si gritaba me matarían... Lo siento....
Tranquila... Lo importante es que estamos bien...llámame Sara no hace falta que seas tan formal. -dije sorprendiéndome a mí misma.
Llegamos a "Los Cascabeles" y una mujer de unos treinta y tantos salió.
¡Tabitha!¿se puede saber donde estabas y donde está el pan? -dijo con las manos en jarras.
Disculpe señorita enseguida la atiendo-dijo mirándome.
Perdóneme usted señora.... -dije agarrando el brazo de Tabitha-¿es usted su madre?
Si-dijo parpadeando rápidamente -¿porqué?
Unos bandidos atraparon a su hija... -dije y la mujer paso la mirada de su hija a mí y de mí a su hija,con la boca abierta.
Ella me salvó mamá, eran los hermanos García... -dijo y su madre la abrazó con fuerza.
¡Mi niña! ¿Te lastimaron? -dijo mirando a su hija por todas partes.
Solo aquí- dijo señalandose un chichón en la la cabeza.
Gracias señorita le debo la vida de mi niña-dijo abrazándome igual que había hecho su hija.
Esta gente al parecer era muy impulsiva.
No tiene porque darlas señora... -dije mientras se separaba de mí -¿podría decirme como llegar a "La Tormenta"?Soy la hija del dueño.
¿Eres la hija de la Vikina,la que se casó con el gringo?-dijo sorprendida.
Mi mamá se llamaba Vicky -contesté frunciendo el ceño.
Si perdona aquí la llamaban Vikina.-dijo- es la siguiente a la derecha.
Gracias -dije pero mientras me disponía a salir de la hacienda escuché gritos que venían de dentro.-¿que pasa?
Nose -dijo Tabitha pálida.
Entramos juntas a las caballerizas.
¡Apártate Orlando, voy a matarlo! -gritaba un hombre armado con un revolver.
Miré hacia donde se dirigía y ví un hermoso caballo negro,aquel loco le estaba apuntando.
Saqué el rifle de mi padre de la maleta y me dirigí hacia allí.
Cargué el arma y me interpuse entre ese malvado vaquero y el caballo.
¡Baje el arma! -dije apuntándole.
¿Pero que demonios...? -dijo confuso-apartese, ese animal acaba de....
¡No pienso escucharle hasta que baje su arma! -grité agarrándo el rifle con más fuerza.
Esta bien -dijo bajando el arma y guardandola en su funda.
Ese animal acaba de dejar paralítica a mi hermana -dijo señalandolo con furia-ella saltó sobre él y se le cayó encima, no voy a dejar que ese bicho siga tan campante por mis tierras.
¿¡Y su solución es matarlo!? -grité mirándolo con rabia.
¿Se le ocurre alguna idea mejor? -dijo devolviéndome la mirada.
Miré aquel animal y algo se partió dentro de mí.
¿Cuanto quiere por él? -dije seria.
Mas de lo que cualquier persona en esta región pueda pagar... -dijo cruzándose de brazos.
Soy la hija del dueño de "La Tormenta"-dije alzando la barbilla.
Para mi sorpresa rompió a reír.
¿Así que ese montón de escombros tiene dueño? -se burló.
¿Montón de escombros? -dije atónita.
La hacienda esta en ruinas desde que La Vikina murió -dijo la madre de Tabitha.-la hacienda era de ella.
Me quedé de una pieza... Por eso la casa donde vivíamos y la hacienda no estaban embargadas... Eran de mamá...
Es una pena, La Vikina sudó sangre para conseguir ese terreno y no digamos para levantar la casa grande -dijo el tal Orlando.
Un momento... ¿Tu eres Sara? -dijo el tipo del revolver.
Si... ¿Como sabes mi nombre? -dije pero mi pregunta fue contestada cuando por la puerta de la casa salió alguien que yo recordaba muy bien gritando como loca.
¡No lo mates por favor, Franco! -gritaba mi amiga Lidia Reyes desde una silla de ruedas. -entonces...¿este era Franco?
Agarrenla -dijo cuando estaba apenas a unos metros del caballo.
¡Déjala en paz! -grité agarrándola mientras ella me miraba incrédula.
¿Sara? -dijo alucinada.
¿Cuanto Franco Reyes? -dije alzando la barbilla. ¿Cuanto quieres por él?
Que sean 2.000€-contestó.
Llévatelo hija-dijo un hombre entrando en las caballerizas.-iba a regalárselo a tu padre....
¡¿Padrino Marcelo?!-dije corriendo hacia él y abrazándolo,mientras él me esperaba con los brazos abiertos.
Ya estas grande Sarita-dijo mirándome de arriba a abajo. -y veo que sacaste el carácter de tu mamá-dijo mirando el rifle que llevaba colgado de mi espalda.
Tú, muchacho -le dijo a Franco-prepara el animal y ayuda a Sara a llegar a "La Tormenta".
Él me miró con rabia, en ese momento supe que no nos íbamos a llevar bien...
Me daba igual era un imbécil...
Gracias Sara, Diablo no tuvo la culpa de nada... -dijo mientras se limpiaba una lágrima con furia-fue mi culpa por estúpida.
Tranquila amiga voy a llevarlo a la hacienda y volveré  para que hablemos -dije abrazándola.
Cuando llegué a la hacienda, todo estaba sucio y roto...ademas las plantas estaban descontroladas.
Era una ruina... Pero con un poco de trabajo se podría adecentar.
¿Donde están los empleados? -dije y Franco rompió  a reír.
Aquí, hace años que no hay empleados... -dijo dejándome helada-si quiere arreglar todo esto tendrá que hacerlo usted.-dijo saliendo por la puerta.
Maldito vaquero malvado...
Dejar a una mujer sola en una casa ruinosa...
Fuí hacia las caballerizas y solté un gemido.
Todo estaba muy mal...
¿Quiere ya el pasaje de vuelta? -se burló desdelo alto de la valla.
No, gracias. Ahora si me disculpa voy a guardar mi caballo.-dije acercándome a aquel impresionante animal.
Entonces relinchó levantándose en dos patas,dandome un susto de muerte haciendome caer de culo al frío suelo.
Sus carcajadas no se hicieron esperar.
Ese caballo esta loco-dijo -yo que usted no me acercaria a él Sara Elizondo...
Se fue hacia su casa.
¿Pero que se a creído?
¡Nadie me dice lo que puedo o no puedo hacer!
Me remangué las mangas de mi camisa y me dispuse a organizar todo.
Bueno...¿por donde empezamos...?

Mi malvado vaquero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora