*Sara*
Mi padre volvió a los tres días a casa,tenia un juicio y no volvería... O eso dijo, ya que había venido a despedirse de mí,dado él hecho de que ya sabia que iba a quedarme aquí...
Después de una pequeña despedida le acompañé a la estación de autobuses que le llevaría al aeropuerto.
Me puse en camino hacia la hacienda, cuando el coche se detuvo.
Me bajé y en el momento que levanté el capó una cortina de humo blanco me impidió ver el motor. Estuve cerca de dos horas intentando arreglarlo,cuando para colmo empezó a llover .
Volví al coche y decidí llamar por teléfono a Lidia para que avisase a mi padrino para que vinieran a buscarme.
Marqué su número y no tardó en contestar.
¿Sara,ha pasado algo? -dijo asustada.
Tranquila Lidia, solo es que me he quedado tirada de camino a la hacienda... -contesté tiritando de frío, pues en estas camionetas tan antiguas no había calefacción y aquí las noches aún en verano eran frías.
¿Pero estas bien? -dijo aún preocupada.
Si... Solo tengo un poco de frío -como no pensaba tardar mucho no cogí chaqueta y solo tengo una camiseta de tirantes. -dije lo mejor que pude, pues mis dientes habían empezado a castañetear.
Escuché jaleo junto con su voz.
¿Donde estas? -gritó Lidia por encima del jaleo.
Cerca de la estación de autobuses.-contesté .
Pero eso esta muy lejos,Sara...
¿Cuanto llevas allí ? -dijo Lidia
Miré mi reloj.
Unas tres horas... -dije intentando calentarme frotandome los brazos con las manos.
Entonces mi móvil dió el aviso de batería baja.
¡Se me estaba apagando el móvil!
Lidia no tengo batería -dije cuando un rayo cayó demasiado cerca de mí haciendo arder un árbol.
Grité por el susto justo cuando mi móvil se apagó.
Y el coche empezó a arder.
*Franco*
Subía hacia mi habitación cuando escuché a mi hermana hablar por teléfono.
Era muy tarde casi las dos de la mañana...
Pasé de puntillas pensando que hablaba con Héctor cuando escuché algo que me hizo quedarme.
¿Pero estas bien? -dijo mi hermana preocupada.
Esperó la respuesta.
Entré sin llamar.
¿Con quien hablas Lidia?
Tapó el auricular.
Con Sara, avisa a papá, se a quedado tirada cerca de la estación y no lleva nada de abrigo... Se va a congelar...
Además en esa zona hay osos en esta época... -dije sintiendo una oleada de miedo.
Pero eso esta muy lejos ,Sara...¿cuanto tiempo llevas allí?
De pronto Lidia arrugó la frente.
¿Que pasa? -dije.
No se no la oigo...
Puso el manos libres.
De pronto escuché un gran estruendo y Sara gritó.
¡Sara! -gritamos mi hermana y yo.
Se a cortado-dijo Lidia.
¿Que os pasa? -dijo mi padre asomándose mientras yo me ponía mi chaqueta y me dirigía a la puerta.
Sara está tirada en la carretera en zona de osos-dije mientras me cerraba la chaqueta y cogía una manta del armario,Sara estaría helada cuando llegase...
Espérame hijo voy por la camioneta -dijo mi padre poniéndose los pantalones.
Llegaré antes con Trueno-contesté mientras salía por la puerta.
Fuera diluviaba,por suerte la manta estaba en una bolsa...
Trueno estaba muy nervioso por el ruido de los relámpagos y no se dejaba montar.
Ayudame amigo mio...solo tú sabes que sin ella ya no soy nada-dije pegando mi cabeza a la suya como Sara hacia con Diablo.
Sorprendentemente Trueno dejó de cocear.
Galope hacia la zona donde estaba Sara y después de unos cuarenta y cinco minutos dí con el coche, pero estaba totalmente carbonizado por un rayo.
La llamé a gritos pero nadie contestó.
Miré hacia el coche y respiré aliviado,dentro no había nadie.
Ví unas huellas que iban hacia el bosque.
Esa loca se había metido en territorio de osos pardos.
Bajé andando siguiendo las huellas antes que la lluvia las borrase,llevaba andando una media hora, cuando la vi arrinconada por un gran oso negro.
Pensaba que la encontraría asustada y pidiendo auxilio, pero no...
Estaba apuntando al oso con su revolver y a juzgar por como sangraba su pierna y el barro que la cubría, el oso ya le había dado un revolcón.
Yo llevaba el rifle de caza de mi padre.
Así que apunté y disparé en la cabeza al animal que cayó sin vida ,mientras Sara caía de rodillas al barro.
Corrí hacia ella,callendo a su lado.
Se abrazó a mí llorando histéricamente.
La tormenta estaba arreciando,teniamos que refugiarnos en algún lado.
Miré a mi alrededor y ví un hueco en la piedra¡la cueva del oso! Silbé a Trueno y al momento le tenia allí.
Vamos -dije cogiendola en brazos y llevandola hacia la cueva. Trueno nos siguió metiendose dentro de la cueva junto a nosotros.
Saqué la manta de la bolsa y por suerte estaba seca.
Sara,quítate la ropa -dije y ella se levantó de golpe.
¿Que dices Franco? -dijo enfadada.
Si te quedas con esa ropa enfermaras, no miraré toma después tápate con esto dije dándole la gruesa manta de pelo.
Se metió detrás de Trueno para que no pudiese verla,su ropa cayó al suelo y salió enrollada en la manta.
Mientras yo encendía una fogata,para intentar entrar en calor.
Tú también enfermaras si no te quitas esa ropa. -dijo Sara tiritando.
Solo traje una manta -contesté encogiéndome de hombros temblando.
Pareció pensar un momento y luego se levantó.
¡Ni se te ocurra girarte Franco Reyes! -dijo refunfuñando,mientras se ponía detrás de mí y me cubría con ma manta, saltó cuando mi ropa mojada la tocó.
Espera-dije quitándome la camisa y dejándola a un lado de la fogata con su ropa,le siguió el pantalón y la ropa interior.
Estábamos desnudos bajo una manta...
No es momento de andarse con remilgos Sara-dije -ven acá.
La senté en mi pierna y remangué la manta para ver la herida de su muslo.
No era mucho... Pero necesitaría puntos otra vez...
Cogí mi mochila y saqué un pequeño botiquín.
Mojé la gasa en agua oxigenada y limpié la herida, para después ponerle otra encima y sujetarsela con esparadrapo.
Gracias... -susurró tapándose pa pierna con la manta.
Al menos había cogido una manta de las grandes de laa de matrimonio si no...
Eran casi las cuatro de la mañana y la lluvia no paraba.
Sara daba cabezadas de sueño pero no se dormía.
Duérmete ya vigilo yo -dije poniendo su cabeza en mi hombro.
Al cabo de unos minutos estaba dormida.
Sentía su cuerpo junto al mio pero extrañamente n ok quería mirar bajo la manta, él simple hecho de de sentir su respiración y saber que estaba bien me sentía satisfecho.De un momento a otro se abrazó a mí ,me quedé muy quieto para no despertarla.
Dieron las seis de la la mañana y se despertó aún abrazada a mí.
Buenos días -dije grabando su imagen en mi mente, pues era la primera vez que la veía recién levantada.
Se dió cuenta de que estaba abrazada a mí y me soltó dejándome un vacío enorme.
Ya ha dejado de llover. -dije señalando con la cabeza la entrada de la cueva.
Nos volvimos a poner nuestra ropa, que la hoguera se había encargado de secar y salimos de allí con Trueno.
La subí sobre él, delante de mí y emprendimos el camino de regreso a casa.
De improvisto Sara dejó caer la cabeza hacia atrás apoyándose en mi pecho.
Eres un loco Franco Reyes... -dijo apoyando sus manos en las mías -mira que arriesgar tu vida por una mujer a la que odias...
Me armé de valor y la abracé por detrás y la dí un beso en el cuello,llevé mi boca a su oído.
¿Y quien dice que yo te odio Sarita? -susurré y un escalofrío recorrió su espalda.
Empezamos a ver las haciendas a lo lejos y en la puerta había varios coches de policía.
¡Allí están!-gritó mi madre abrazando a mi padre.
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Mi malvado vaquero.
RomanceSara Elizondo, la única hija del matrimonio Elizondo Galvan, una de las familias de empresarios mas importantes del país , visita la antigua hacienda de la familia, dispuesta a venderla al mejor postor,para irse a vivir su vida a Nueva York. ¿Que p...