La vuelta de la Tormenta

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*Franco*
Volví a casa después de intentar despejarme.
Últimamente estaba pensando demasiado en la mocosa Elizondo.
Abrí la puerta sin hacer ruido para no despertar a mis padres, no me apetecía escuchar sus preguntas por el estado en el que venía.
No estaba borracho pero  tampoco estaba del todo sereno. De pronto escuché voces.
Si mi padre te ve en ese estado se va a armar un tremendo pancho-dijo mi hermana.
Esta bien me voy pero con una condición -dijo Héctor.
¿Que hacia él aquí a estas horas?
Que...? -dijo mi hermana
Un beso chiquiiiiito.-contestó.
Tener que emborracharme para esto... -dijo después de unos segundos.
As dicho solo un beso-dijo otra voz.
Un momento... ¿Sara?
¿Estaba besando a Lidia o a Sara?
Ta'bien -dijo Héctor mientras que las dos reían.
Cerré la puerta y en el salón se hizo el silencio.  Entré y lo primero que ví fue a Sara agarrada a Héctor.
No se que me pasó y sentí la furia crecer en mí .
¿Que esta pasando aquí? -dije-agarrando a Sara y pegandola a mi cuerpo,no sabia que me pasaba pero no quería verla cerca de él.
Ella me miraba sorprendida y bajó la mirada hacia mi mano en su cintura.
Después de explicarme lo sucedido y estando mas calmado llevé a Héctor a su casa y para cuando volví Sara salia por la puerta despidiéndose de mi hermana. Lidia sonreía como nunca después del accidente.Y todo se lo debía a la mocosa.
Era increíble como teniendo dos años más que ella no conseguía seguir con mi tranquila vida desde que ella estaba aquí...
Esa mocosa estaba poniendo mi mundo patas arriba y no sabia porqué...
Nos cruzamos las miradas sin dirigirnos la palabra y mi estómago dió un brinco.
Ella salió por la puerta hacia La Tormenta y yo entré en casa rezando para que que lo que me estaba pasando no fuera lo que yo creía...
*Sara*
Entré en casa con el corazón desbocado.
¿Que me pasaba con ese imbécil de Franco?
Era muy tarde así que cené y me dirigí a la que desde ahora seria mi habitación .
Miré la habitación y decidí que pediría que trajerán mis muebles...No había querido decírselo a mi padre pero,habia vendido mi piso de Nueva York, ya había decidido quedarme en La Tormenta ¡y ningún vaquero tonto me lo iba a a impedir!
Pasé el siguiente mes contratando gente y comprando ganado, mientras Tabitha y Lidia me ayudaban con la casa.
Tabitha me enseñó como manejar el ganado con Diablo y Lidia me ayudó a preparar todo para la inauguración de la nueva Tormenta además me puso en contacto con los criadores de caballos.
La Tormenta estaba impresionante,nadie diría que hace apenas un mes y medio era la ruina con la que me encontré.
Papá me llamaba muy seguido.Ya solo faltaban los juicios y denuncias, por lo que todavía tardaría otros tres meses en aparecer por allí.
No me atrevía a decirle que iba a quedarme allí... Desde la muerte de mamá se había quedado muy solo y yo era su única compañía...
Decidí salir a pasear un rato con Diablo y Reina para conocer las tierras de La Tormenta, había terreno para aburrir, pero para mí era impresionante pensar que todos esos kilómetros  de campo eran míos...
Me encontré con un inmenso lago, donde Diablo paró para beber, este caballo iba a su bola, pero a mí me gusta así...
Bajé dejándole correr a su antojo por la pradera.

Mi malvado vaquero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora