Conny Cernik

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 "He visto belleza en personas que han sido llamadas feas y maldad en caras angelicales"

-Haz vuelto a pensar en consumir drogas?- el Señor Baudin preguntaba por tercera vez en lo que llevábamos de sesión. El hombre era grande casi obeso y con un bigote canoso, que desde unos varios metros de distancia, lograban verse las resacas de sus aperitivos entre paciente y paciente. Por lo visto ha estado comiendo galletas. 

-Señor, ya se lo he repetido.Nunca en mi vida consumí ningún tipo de droga- nunca había probado ni una pitada de un porro, a diferencia de toda la gente que solía rodearme que no estaban en sus cinco sentidos ni cuando dormían.

-Aquí no dice lo mismo- responde con voz juguetona mientras movía la fina carpeta delante de mi cara. 

-Explíqueme esto... Desde las tres semanas que estoy encerrada aquí, alguna vez me han hecho un examen de orina, por ejemplo? Me han notado con abstinencia?  O han estado observándome tan detalladamente que ni siquiera necesitan esos exámenes?- las palabras salieron atolondradas de mi boca. Por primera vez en mi vida logre defenderme al haber sido llamada drogadicta, al fin.

El psicólogo tarda en responderme, solo se limita a observar mi  cara como si fuera una pintura de museo. 

-Se detectar un drogadicto en cuanto lo veo...-mentira- Ademas, como sabes todos esos síntomas?-se puede ver con claridad que se encuentra confundido.No logro detectar si es por mis conocimientos o por su falta de estos.

-Porque a diferencia de usted, se detectar un drogadicto en cuanto lo veo- a mi suerte, la oficina es lo bastante pequeña como para alcanzar la puerta sin llegar a oír un reclamo por parte del bigotudo. Cerré la puerta de madera con fuerza y comencé a caminar rápidamente hacia el exterior del edificio.

Estaba acostumbrada a ser etiquetada por distintos apodos, todos referidos a estas sustancias ilegales que muchas personas consumen, lo que no significa que sea fácil escucharlas o superarlas. Ahogándome en recuerdos, seguí mi camino. 

Una cabellera rubia aparece en mi visión de manera inesperada haciendo que mi caminar se detenga de la misma manera.

-Entendí la frase- dijo esbozando una pequeña ,pero preciosa, sonrisa. Debería sonreír mas.

-No me importa- seguía enojada por la reciente situación con el psicólogo y desquite parte de mi furia con el. Hace cuatro días que había citado al escritor en mi habitación delante de el, no tenia idea de su buena memoria.  Retome mi caminar antes de que el rubio comenzará a hablar:

-La vista puede engañarnos. La razón está constantemente reflexionando y poniendo en duda la realidad...En este caso tu quieres dejar de ser engañada por tu vista y poner en practica tu razón, quieres conocerme a pesar de lo que ves.- habló haciendo que mi fisonomía girara inmediatamente hacia el al escuchar palabras completamente ciertas.

-Wow eres todo un filósofo rubio-una sonrisa apareció en mi rostro al ver como este carcajeaba ligeramente ante mi comentario- Lo digo en serio, excelente interpretación- 

-Te dejaré conocerme- decidió ignorar mi anterior comentario y proseguir.

-Se puede saber que cambio tan repentinamente tu opinión?- pregunté 

-Resulta, para mi sorpresa, que eres bastante interesante. Yo también soy curioso..- y ahí ya tenia mi primer conocimiento, con la razón, de Cole.

Y se fue de mi vista dejando mi cabeza carburando ideas. 

Desde que logre concretar mi primer pensamiento mi cabeza nunca paro de carburar ideas.No tenia con quien compartirlas, ni nadie que las escuchara. Eran solo para mi y mi cabeza. Los libros siempre fueron mis aliados, ellos me ayudan a crear nuevas ideas para carburar. La biblioteca publica era la cueva perfecta para aquellos que tenían demasiadas ideas y no sabían donde evaporarlas.

Sin pensarlo me acerque a la pared de anuncios, tome un pedazo de papel y un bolígrafo destinado para las personas interesadas en algún aviso y escribí: "He visto belleza en personas que han sido llamadas feas y maldad en caras angelicales" - Conny Cernik. 

Lentamente el papel fue introducido por debajo de la puerta perteneciente al dormitorio de Cole, que había sido difícil de encontrar, con la esperanza de que sus ojos logran divisar el papel al volver de las actividades. 


-Ingrid

piece of paperWhere stories live. Discover now