Fabrizio Caramagna

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"Es de noche que se percibe mejor el estruendo del corazón, el repiqueteo de la ansiedad, el murmullo del imposible y el silencio del mundo"

Lentamente los ruidos dejaron de escucharse, las luces del patio se apagaron y las lamparas de mesa se encendieron. La blanca cortina rosaba constantemente con mis piernas estiradas sobre el grueso marco de la ventana, se podía ver todo desde allí. Podía ver el lago iluminado por la luna y el árbol que nos proporcionaba sombra, a Cole y a mi, siendo balanceado por la leve brisa nocturna. 

Cuando los únicos sonidos eran los pájaros volviendo a sus nidos, una leve luz se hizo presente justo delante de mi ventana. Con cuidado asomé la cabeza para ver una alta figura haciendo seña de luces con una linterna.Era Cole, había comprendido a Pablo Neruda.

Tome sigilosamente un abrigo mientras escribía mi próxima frase en un retazo de papel en blanco. No podía bajar hacia el patio por los pasillos, habría seguridad en las puertas y no creo que cedieran el paso a una "traficante". Aunque recuerdos se amontonaban en mi cabeza, provocando un fuerte dolor, coloqué mi pié derecho en la oxidada escalera de emergencia descendiendo de a poco. Cuando sentí el césped debajo de las plantas de mis pies, corrí sigilosamente al rubio que no dejaba de prender y apagar la linterna en mi dirección.

-Tu ves luz en mi- dijo suavemente cuando me coloqué delante de su fisonomía.

-Por supuesto que lo hago- contesté con una sonrisa.

-Dónde? No la hay, Sky- su curiosa mirada trataba de ver mas allá de mis facciones, quería saber que estaba pensando, que sentía y se lo iba a permitir.

-Si a hay, Cole. Y de sobra, solo tienes que aprender a verla- la linterna seguía apuntando hacia e cielo y si no la apagaba pronto alguien vendría hasta este rincón insólito del jardín a averiguar que era ese resplandor blanco. 

-Cómo hago para encontrarla?- la ternura de su pregunta fue extrema

-Déjame ayudarte a encontrarla- mi mano se posiciono en la linterna y apague la luz sintiendo la mano del rubio sosteniendo el aparato también. Y de repente, la luz de la luna era la única que alumbraba el lugar y los pequeños bichos que el pequeño farol había atraído se empezaban a dispersar por el espacio. 

Su mano se colocó aún mas arriba de la mía para tirar suavemente de esta, haciendo que mi pecho toque el suyo y nuestros rostros queden más cerca que nunca, debido a nuestra similitud en altura.Su nariz acaricio suavemente la mía, enviando un escalofrío a todo mi cuerpo.

-Con gusto..- sus labios se movían suavemente mientras pronunciaba las palabras.Era tanto el calor que emanaban nuestros cuerpos que el frescor de la brisa era casi inexistente. 

-Qué estamos haciendo?- pregunté en un leve susurro.La emoción era notable en mi voz, por mas baja que sea. 

-No lo sé, tu dímelo- mi mano libre bajo hasta su pantalón y colocó la nueva frase en su bolsillo delantero. Sentí los labios de Cole expandiéndose en una sonrisa contra mi mejilla -Nueva frase?- preguntó junto a mi oído, con una voz risueña.

-Y perfecta para la ocasión- lentamente acaricie su mejilla para retroceder unos pasos.

-En ti si hay luz, y estaré encantado de enseñártela- dijo sin despegar sus ojos de los míos.

-Sería un honor- balancee mi mano en forma de saludo para salir corriendo, trepar hasta mi ventana y observar como el rubio abría el pequeño papel:

"Es de noche que se percibe mejor el estruendo del corazón, el repiqueteo de la ansiedad, el murmullo del imposible y el silencio del mundo"- Fabrizio Caramagna

Y con una sonrisa en rostro me recosté en mi cama pensando en la próxima frase. 



-Ingrid

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