"Si supiera.."
El día había llegado y aunque los gritos de Cole se repetían como un bucle en mi cabeza, debía hacerlo.
El sol se había puesto hace unas horas, la cena había finalizado horas atrás.
Era el momento.
Mis manos temblaban de manera imparable, para mi mala suerte la lluvia estaba empapando la tierra desde ya unos minutos y por lo visto, no pensaba parar. Como mis lagrimas, pero estas venían saliendo desde hace ya unos días.
Sentía miedo...y tristeza, mucho miedo y tristeza.
Veintitrés horas con diez minutos. Cinco minutos para correr, cinco para el riesgo, cinco para la libertad, cinco para llorar, cinco para no mirara y cinco para extrañar.
El movimiento de las agujas del reloj se escuchaba perfectamente debido al silencio impenetrable de la habitación. Mi respiración no se escuchaba, llegue a dudar el estar viva.Tome el pequeño aparato blanco y lo estrelle contra el respaldar de la cama, ahora desarmada, haciéndolo pedazos.
La habitación estaba igual como cuando había llegado, mi mochila gastada sobre el colchón deshilachado, los muebles vacíos y ningún papel sobre el escritorio.Estaba triste, como yo.
Veintitrés horas con quince minutos. Era hora.
Los dedos de mi mano se deslizaron por el picaporte débilmente, la cerré igual.
Y corrí.
Mis pies andaban solos, no tenia que pensar el camino. Lo había repasado tantas veces que no era necesario frenar y ubicarse.
Otra puerta, la ultima. Con esta necesité mas fuerza.
Corrí.
Nadie me seguía, corría y me empapaba en lluvia fresca. Mi vista no falló aunque sentía el constante repiqueteo del agua sobre esta.
Creí que nadie me seguía, pero así era.
Unas largas y flacas piernas venían detrás de mi desde que solté el picaporte de mi habitación. No lo había sentido hasta que su mano atrapó mi brazo y sus labios cayeron sobre los mios. El agua se colaba entre nuestros rostros llegando a los labios, sin lograr nos separar. Sus grandes manos ocupaban toda mi cara, lo iba a extrañar.
Las punzadas en mi estomago era mas fuerte que todas las que había sentido con el rubio. Su boca se movía con ritmo sobre la mía, que se lo seguía.
Cortó el beso.
-Ven conmigo- afirme sobre sus labios, mis ojos continuaban cerrados.
-Yo doy todo por un beso tuyo...ahora, corre- y el hizo caso a sus palabras, volviendo por su camino mientras volteaba a verme.
La luz de emergencia, dentro de la recepción se encendió, tenía que correr.
Y así fue. Salte el muro y me senté sobre este, desde aquí se veía nuestro arroyo, nuestro árbol y nuestra sombra. Se lo veía a el, en la puerta en reparación con la mano alzada y una semi sonrisa en la cara.
Y corrí.
Hasta que me salieron ampollas, hasta que no sentía las piernas, hasta que mi cabeza doliera.
Y llegue.
Los columpios habían sido pintados, aun así me recosté detrás.
Y lloré.
Lloré por Joey, por nuestra despedida, por nuestras charlas nocturnas y nuestras mándalas a medio hacer.
Lloré por mi familia, porque sabia que ellos no lograrían escapar como yo.
Lloré por Cole, por sus hermosas ojeras, por su cabello rubio despeinado, por su manos gigantes, por sus pies callosos, por su sonrisa limpia, por su escucha, por su amor, por su furia, por su justicia. Lloré porque supiera que lo mucho que lo amaba. Lloré por el.
También, lloré por mi.
-Ingrid
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Fiksi RemajaCuando las situaciones y los lugares menos esperados generan chispas imparables [...] Skylar tiene sus luchas. Cole también. Skylar no conoce muchos límites. Cole solía desconocerlos. Skylar finje sobrevivir. Cole intenta hacerlo. Skylar aprende a...