Antoine de Saint-Exupèry

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"Cuando  te hayas consolado, te alegraras de haberme conocido"

Otra vez, otra vez sentados en el césped de nuestro lugar, esta vez con los pies en el agua. 

-¿Habías pensado en que tu nombre significa "Cielo"?- preguntó el rubio, mirando las nubes pasar por encima de nuestras cabezas.

-Creo que tomar la clase de Ingles en primaria me dio el placer de averiguarlo- bromeé sacando una sonrisa en Cole.

-El cielo es increíble, debe ser un privilegio llamarse así..- me encogí de hombros, nunca lo había interpretado de esa manera- Es inmenso, no tiene final. Me siento insignificante, impotente. Es infinito, como los misterios de la humanidad- ¡que poder de relacionar las cosas!

-En ese caso, todos somos el cielo .Porque somos una infinidad de misterios que ni nosotros mismos sabemos detectar...

-Te pusiste filosófica, Cielo!- exclamó, tirando unas gotas de agua con su pie hacia mi.

Sumergí mi mano en el agua, mientras me reía, y moje su camiseta.Es muy obvio lo que paso, una guerra de agua se desató. Cole era ágil por lo tanto la mas húmeda era yo, teníamos el agua hasta los muslos y el cabello impregnado a la cara, cunado empuje al rubio cayo de espalda a el agua. Caí en la cuenta de lo que acababa de hacer cuando unos brazos tomaron mis piernas haciendo que estas flaqueen. Nadé por la laguna hasta no sentir tierra bajo mis pies, Cole apareció detrás de mi. Y así estuvimos horas, nadando con el estomago hacia el cielo y hundiendo nuestras cabezas en la agua cristalina.

El famoso cielo tenia colores anaranjados y rosas, estaba atardeciendo cunado nuestros pies volvieron pisar las diminutas flores a la orilla de la laguna. 

Cole tomo su abrigo y comenzó a secarse lo mas que podía, mientras yo me dedicaba a escurrir mis ropas. Esta tiritando del frió, cuando unas grandes manos envueltas en un abrigo marrón borraron las pequeñas gotas de mi cara. El cuerpo de rubio estaba delante mio y sus miraban atentamente mis facciones mientras las secaba. 

-Creo que es hora de volver..- dijo al quitar su mano.

El camino fue silencioso, el rubio estaba pensativo se notaba a kilómetros. Y cuando faltaban menos de cincuenta metros para llegar al edificio, habló.

-Tu no eres drogadicta..- el rubio rompió el silencio de manera abrupta. Sus simple palabras acuchillaron hasta el mínimo recoveco de mi ser. Por primera vez, alguien había llegado tan profundo dentro de mi que no hizo falta explicar nada. Días después de mi confesión el se había dado cuenta consciente mente de lo que pasaba. 

-Gracias...gracias por darte cuenta..- Cole observaba mis pies con uñas esmaltadas, no decía nada.

-¿Por qué estas aquí?- preguntó luego de otro silencio, solo me limite a callarme, ya le había explicado mi situación. Al ver mi falta de palabras, prosiguió - Aléjate de mi....- susurró, provocando que mi ser abandone mi cuerpo por completo.

-¿¡Qué?!- mi cuerpo fue expulsado del suelo por un salto casi como instinto.

-Aléjate de mi!..- ¿por qué hacia esto? y casi como si me hubiera escuchado volvió a hablar- Tu no estas mal! Estas aquí por equivocación!- el rubio comenzó a gritar y en ese momento me di cuenta que esta era mucho mas inteligente y astuto de lo que el mismo sabía.

-Pero aquí estoy! Parada frente a ti! Encerrada igual que tú!- entonces yo comencé a gritar.

-Aléjate de mi!- repetía- Te estoy haciendo mal! Tu no estas cagada, debes alejarte porque te voy a arruinar!-

-No! No me estas arruinando, Cole! Escucha lo que estas diciendo, no tiene sentido!- mis vista se nublaba cada vez mas, las lagrimas estaba inundando mis ojos.

-No lo entiendes! Estoy echo mierda, todo aquí lo estamos, y sino escapas ahora te ahogaremos en nuestra mierda tarde o temprano!- el rubio no dejaba de gritar, mis manos cubrieron mi cara para escurrir mis lagrimas.

Al abrir los ojos, ya no estaba. Se había ido, dejando todas sus palabras clavadas en mi cuerpo y lagrimas resbalando por mis rojizas mejillas.

 Solo si el supiera. Si el supiera que fue la persona que mas bien me hizo alguna ves. Si el supiera que cada momento transitado seguía en mi mente en un bucle con lujo de detalles. Si el supiera lo mucho que lo quería. 

Y la frase quedo suspendida en el cielo, porque la susurré pero el no la oyó.


-Ingrid


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